Mark Oliver Everett - Cosas que los nietos deberían saber
Aquí puedes leer online Mark Oliver Everett - Cosas que los nietos deberían saber texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2008, Editor: ePubLibre, Género: Detective y thriller. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Cosas que los nietos deberían saber
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2008
- Índice:4 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 80
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Cosas que los nietos deberían saber: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Cosas que los nietos deberían saber" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Cosas que los nietos deberían saber — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Cosas que los nietos deberían saber " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Para Liz,
Hugh y Nancy,
dondequiera que estéis.
La historia que se narra a continuación es real. Los nombres y el color de pelo de algunas personas han sido modificados.
Quiero dar las gracias a las siguientes personas por la ayuda prestada para que este libro sea realidad:
Anthony Cain, Sean Coleman, Pete Townshend, Antonia Hodgson, Matthew Guma, Kevin Gasser, Adrian Tomine, Autumn deWilde, Jim Runge y Ray Charles.
Mark Oliver Everett
ePub r1.1
Titivillus 25.09.15
Título original: Things the Grandchildren Should Know
Mark Oliver Everett, 2008
Traducción: Pablo Álvarez Ellacuría
Diseño de portada: Geninne D. Zlatkis
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
[1] Literalmente «gordinflón».
[2] ‘Peleón’, aunque también ‘rústico’.
[3] Referencia a la canción Ballad of a Thin Man, de Bob Dylan.
[4] Borís Badunov y Natasha Fatale, arquetipos del espía ruso en la serie de dibujos animados The Rocky & Bullwinkle Show.
Mark Oliver Everett, el llamado ‘Kurt Vonnegut’ del rock, líder y cerebro de Eels, banda que Bush II intentó prohibir por nociva —cosa que honra al menos a la banda— es hijo del físico cuántico Hugh Everett, que se perdió en su propia y notable interpretación de los universos múltiples hasta que E, como también se conoce al autor de este libro, encontró su cadáver. Así empezaba un ciclo de desgracias que culmina en una rara y preciosa autobiografía musical. Y es que la desgracia siempre dio mejores historias, y mejores canciones, sobre todo si son de Everett.
Un libro tan único como el género de la «dysfunctional-americana» que, según alguna enciclopedia y como se explica en el prólogo de este libro, empieza y termina con eso que la cambiante formación de Eels ha hecho a lo largo de tantos y tan importantes discos. Y precioso, precioso porque es verdad y porque conmoverá incluso al despistado que no sepa quién es este hombre. Y otro tanto hará por la infortunada que no haya escuchado jamás un disco de la banda pero que, felizmente, aún está a tiempo.
MARK OLIVER EVERETT (10 de abril de 1963, Virginia, Estados Unidos) debuta como escritor después de haberse labrado una brillante carrera musical. Ha publicado ocho álbums al frente de su banda, Eels, y otros dos como Mr.E. Leer Cosas que los nietos deberían saber es entender por qué alguien vive y trabaja a su manera. Y, en el caso de Everett, si además escuchamos sus canciones, todo se vuelve mucho más intenso. Aunque no hay que preocuparse. Que uno escuche o no su música poco importa. Va a estremecerse igual con este libro. Porque es un relato tan singular, especial, triste y a su vez esperanzador, optimista e ingenioso, que atrapará a cualquiera que se acerque con ganas de escuchar.
A los 47 años, Mr. E ha decidido escribir su autobiografía por si acaso. Ha vivido la muerte como algo muy cercano y familiar. Ha perdido a su familia y a un montón de amigos. Incluso un avión de pasajeros se estrelló en la puerta de su casa. Así que ha aprendido que, cuando quieres hacer algo, es mejor hacerlo bien y rápido.
Así ha redactado su vida, porque ha vivido suficiente como para llenar una novela entera de momentos únicos. Mr. E no ha tenido que escoger entre la realidad y el mito. Simplemente, se sentó en el porche de su casa y, mientras su perro descansaba a su lado, empezó a escribir lo que le dictaba el corazón.
En sexto empecé a caerle bien al marimacho de la clase. Vamos a llamarla Jennie, porque quizá siga viva y no quiero ponerla en un compromiso. Teníamos más o menos la misma pinta. Los dos teníamos el pelo castaño y aproximadamente igual de largo. Para ser niña, ella llevaba el pelo corto, y el mío era muy largo para un niño. En clase yo no abría mucho la boca, pero ella era extrovertida y empezó a hablar conmigo y a pasarme notas durante las clases. Era hija de un congresista. En nuestra primera «cita» me enseñó a jugar a «beso, atrevimiento o verdad» un sábado por la mañana en la cabaña del árbol de detrás de su casa. Me dijo que me bajase los pantalones y me tumbase sobre ella. No podría haberme hecho más feliz.
Estaba enamoradísimo de ella y creía que en cuanto pudiésemos nos casaríamos. No podía dejar de pensar en ella. Íbamos juntos al centro comercial, o a patinar sobre hielo, o al cine, y siempre lo pasábamos de miedo. Escribí mi primera canción de verdad al piano pensando en ella, pero nunca me atreví a tocarla estando ella delante. En la hora de gimnasia, cuando tocó aprender bailes en cuadrilla, el profesor inmediatamente nos emparejó. Estábamos siempre juntos. Las notas que le pasaba en clase eran cada vez más largas y estaban llenas de espantosos poemas adolescentes. Después de clase íbamos a mi casa, nos desnudábamos y nos metíamos debajo de las sábanas de la cama de abajo de mi litera, y allí intentábamos follar. No sabíamos lo que hacíamos, pero me encantaba. Estar a su lado, olería, tocarla era lo más extraordinario que me había pasado nunca.
Aquello continuó varios meses, hasta llegado el invierno. Los profesores y los demás chavales sabían que éramos «novios», pero como solo teníamos once o doce años nadie podía imaginarse lo colado que estaba por ella, ni que cada día estuviésemos desnudándonos juntos después de clase. Nunca se me ocurrió hablar con los otros chicos de mi clase sobre lo que ella y yo hacíamos. No se lo habrían creído, ni tampoco habrían entendido todo lo que significaba para mí.
Un día mientras la maestra hablaba sobre Alaska y Hawaii o yo qué se qué me llegó una nota que decía:
QUIERO CORTAR CONTIGO PARA SALIR CON OTRO. ¿VALE?
Me quedé tieso. Se me anegaron los ojos y me costó Dios y ayuda no ponerme a gimotear en plena clase de geografía. Desconcertado, esforzándome hasta lo imposible por mantener la compostura, le escribí una respuesta y se la pasé:
VALE. ¿Te IMPORTA QUE PREGUNTE CON QUIÉN?
En su respuesta me informó muy asépticamente que era con un chaval de otra clase.
Me pareció que mi vida se había acabado. Alguien había conseguido sacarme de mi caparazón, pero aquello era el pasado. ¿Cómo iba ahora a seguir viviendo? Nunca se me ocurrió pensar que la vida tendría que volver a ser como antes de conocerla. Habría preferido cualquier otra sensación al terrible dolor de perderla. Ya sé lo que estás pensando, «venga ya, que tenías solo once años», pero para mí fue descomunal.
Ya no sabía cómo portarme delante de ella en clase, y opté por las sonrisas forzadas y las conversaciones triviales. Fue espantoso. Me pasaba las frías y nubosas tardes vagando por el vecindario, con la gorra de lana hundida sobre la frente y llorando, sintiéndome abandonado y deseando morir. Estaba convencido de que no podía hablar con nadie de todo aquello porque nadie iba a entender la profundidad de mis sentimientos. Nadie de mi clase tenía siquiera un novio o una novia de verdad.
Al cabo de un mes, Jessie cortó con su nuevo novio de la otra clase y se buscó otro, esta vez un chaval de nuestra clase. Constantemente me veía obligado a estar a su lado mientras reían y hacían monerías juntos, incluido el baile de cuadrilla, en el que yo participaba con una pareja escogida al azar. Cómo me dolía. El resto del año escolar pasó como una larga y horrible niebla de sonrisas cordiales pero fingidas para la feliz pareja mientras yo me hundía cada vez más en mi hoyo.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Cosas que los nietos deberían saber»
Mira libros similares a Cosas que los nietos deberían saber. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Cosas que los nietos deberían saber y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.