Henry A. Ormerod - Piratería en la antigüedad
Aquí puedes leer online Henry A. Ormerod - Piratería en la antigüedad texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2012, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Piratería en la antigüedad
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2012
- Índice:5 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Piratería en la antigüedad: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Piratería en la antigüedad" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Piratería en la antigüedad — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Piratería en la antigüedad " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
HENRY ARDERNE ORMEROD (Londres, Inglaterra, 1886 - 1964). Fue desde 1923 hasta 1928 profesor de griego en la Universidad de Leeds y desde 1928 hasta 1951 catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Liverpool. Después de haber leído infinidad de libros sobre el mundo clásico y después de viajar por buena parte de Grecia y Asia Menor, decide dedicarse por entero al estudio de la piratería antigua, tema que le fascinó y al que se dedicó el resto de su vida.
ASALTOS QUE COMETÍAN EN LOS MARES CIERTOS BANDIDOS Y MALEANTES. (REY JAIME)
lo largo de toda su historia, el Mediterráneo ha sido testigo de una constante lucha entre los pueblos civilizados y las gentes bárbaras que habitaban en sus costas, entre los pacíficos comerciantes que circulaban por sus rutas y los piratas que las infestaban. En distintos momentos de su historia, la mayoría de sus hombres de mar han pertenecido a una u otra de estas clases. Desde los tiempos en que, por vez primera, el hombre se hizo navegante, la piratería y el asalto no fueron sino uno más de tantos medios de vida como el mar le brindaba. La más temprana literatura griega nos muestra al pirata homérico llevando un modo de vida casi del todo idéntico al de los corsarios franceses. Conservamos testimonios de la primitiva Creta en los que podemos advertir las primeras tentativas de un estado civilizado de hacer frente a los males de la piratería y proteger su comercio marítimo. Pero solo durante muy escasos intervalos de tiempo se logró la total erradicación de los mismos. Quizá los primeros siglos del Imperio romano y nuestros días hayan sido los únicos momentos en los que toda la zona mediterránea se haya visto libre de este mal. Los romanos [13] lo lograron mediante el desarme de las comunidades bárbaras, pero también, y sobre todo, mediante la expansión de su civilización. En nuestros días, una organizada vigilancia marítima y la utilización del vapor, al menos por el momento, han resultado un obstáculo insalvable para la piratería en el Mediterráneo. No obstante, es necesario recordar que, durante la guerra de Crimea, hubo barcos británicos que patrullaron las Cícladas en busca de embarcaciones piratas, pues una nave de esta índole había logrado asaltar un barco en las inmediaciones del puerto de Syra. Si tenemos en cuenta que la piratería ha sido durante siglos algo del todo habitual en el Mediterráneo, podremos advertir entonces la enorme influencia que ha ejercido en la vida de la Antigüedad.
Las costas del Mediterráneo han sido siempre especialmente propicias para el desarrollo de la piratería. Gran parte de su litoral es rocoso y yermo, lo que no permite el arraigo de una densa población. De cuando en cuando tendremos que referirnos a zonas concretas, como Cilicia, Liguria o Iliria, que sufrieron una piratería endémica. Cuando sus habitantes se dieron al mar, las cerradas bahías y ensenadas de su costa nativa les facilitaron la navegación. En tierra, la pobreza del suelo les había obligado a convertirse en cazadores y bandidos, ya que no podían dedicarse a la agricultura, y esos mismos oficios pasaron a desempeñarlos en el mar.
Además de los estímulos naturales que empujaron a estas tribus de salteadores al mar, las características de las tierras [14] mediterráneas hacían del oficio de pirata una actividad bastante provechosa. Pero dejemos a un lado, por el momento, las condiciones económicas que favorecieron la piratería para considerar tan solo las geográficas. La orografía de la mayor parte de los países mediterráneos ha determinado que sus principales vías de comunicación sean las marítimas y que toda su actividad comercial se haya desarrollado siguiendo las mismas rutas. El obstáculo de las cadenas montañosas hacía los caminos terrestres arduos y peligrosos, y eran pocos los ríos navegables. No obstante, en Grecia y Asia Menor, se utilizaron con bastante frecuencia los caminos y ríos como vías de comunicación internas a través de los brazos de mar que se adentran profundamente en la costa, mientras que las islas cercanas al litoral proporcionaban un espigón natural y un refugio para las pequeñas embarcaciones costeadoras desde mediados de diciembre hasta principios de marzo:
Entonces se dirigieron a las Furni, se dirigían a la costa de Chipre; y si tenían noticia del más mínimo rumor acerca de la presencia de barcos de Argel o del Gran Turco en Rodas, seguían hacia la costa de Alejandría y Damiata, aguas de abundantes arrecifes, pues sabían que los turcos no los perseguirían hasta allí. A finales del verano, desplazaban sus actividades hasta [16] la costa de Siria, donde infligían enormes daños a bordo se sus felucca, que solían avanzar con doce remos y tenían capacidad para seis remeros. Durante la noche abandonaban el barco, tocaban tierra antes del amanecer, y allí quedaban al acecho de los turcos […] Desde entonces y hasta el otoño, se movían por entre las islas tratando de no ser advertidos, de nuevo aquí y allá por los estrechos, hasta que volvían a instalarse para pasar el invierno.
Durante el invierno, la navegación cesaba casi por completo. Así, los piratas suspendían sus actividades y aprovechaban la ocasión para efectuar las reparaciones necesarias. Solo en muy raras ocasiones tenemos noticias de que salieran al mar durante el invierno. La pericia náutica de los piratas cilicianos hacía posibles estos viajes, y el gobernador de Zante, en 1603, lamentaba que los piratas ingleses, que dañaban gravemente el comercio veneciano «ocuparan el mar incluso en pleno invierno, con la climatología más adversa, gracias a la solidez de sus barcos y a la destreza de sus marineros».
El área de operaciones que los amigos de Roberts frecuentaban se elegía con vistas a la captura de los barcos procedentes del sur de Asia Menor que allí costeaban.
Una de las travesías más peligrosas era la del canal de Citera. Este fue, durante la última guerra, uno de los lugares más utilizados para el acecho de los submarinos, y en todas las épocas ha tenido mala reputación. Thévenot dice de la travesía entre Citera y el continente que es aún más peligrosa que el viaje de Citera a Cerigotto. Por esta razón, se colocaba una galeace veneciana en las proximidades de Citera para defender el canal [18] .
Su compatriota y contemporáneo D’Arvieux sufrió la persecución de una nave sospechosa mientras realizaba la travesía. Una tormenta de viento lo llevó casi hasta la punta de Citera. Allí el peligro de encallar era aún mayor debido a la proximidad de los mainotes: «peuple méchant, cruel, sans foi, sans humanité, en un mot Grec […] Ils n’ont à la verité que de méchantes petites Barques qui n’osent attaquer que de très petits Bâtimens; mais ils attendent que les tempêtes jettent les Bâtimens sur leur cotes et alors sautant de rochers en rochers comme des chévres sauvages ils viennent piller les dèbris des Bâtimens».
No eran, por tanto, tan solo los peligros de las tormentas los que dieron origen al proverbio «quien se acerque a Malia olvide el hogar.
Las pequeñas islas y rocas que jalonan el Mediterráneo siempre han sido lugares predilectos para los piratas; ya fuera como lugar de acecho necesario para la captura de barcos mercantes o como base de operaciones para los saqueos en el continente. En la zona occidental, los massaliotes ocuparon las Stoichades (Isles d’Hyères), al este de su ciudad, por donde los barcos con rumbo al norte que provenían de Euripo y de los golfos de Malia y Pagasas tenían necesariamente que pasar y podía obtenerse un enorme botín a costa del tráfico comercial que llegaba del sur, de Thessalonica y el golfo de Therma. Así aparecen descritas las Espóradas por un viajero de comienzos del pasado siglo:
Página siguienteTamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Piratería en la antigüedad»
Mira libros similares a Piratería en la antigüedad. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Piratería en la antigüedad y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.