El Imam oculto
Henry Corbin
Traducción de
Agustín López y María Tabuyo
Primera edición: marzo de 2005
© Editorial Losada
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Impreso en España
Título original: L'Imâm caché
© Éditions de L'Herne, 2003
© Traducción: Agustín López y María Tabuyo
Supervisor de la corrección: Javier Augusto Gómez Montero
Queda hecho el depósito que marca la ley 11723.
Marca y características gráficas registradas en el Instituto
Nacional de la Propiedad Industrial
Depósito legal: B-2258-2005
ISBN 84-96375-12-9
Índice
Nota de los traductores | |
Prólogo , por Christian Jambet | |
I . | La profetología chiita duodecimana |
El Verus Profeta y la profetología chiita | |
La idea fundamental de la profetología chiita | |
Profetología e imamología | |
El horizonte paraclético de la profetología chiita | |
II . | La profetología ismailí |
Chiismo duodecimano y chiismo ismailí | |
Teología apofática y profetología "en el Cielo" | |
El "drama en el Cielo" y la profetología en la tierra | |
Imamología y soteriología | |
. El horizonte paraclético de la profetología ismailí | |
III . | Rûzbehân Baqlî de Shîrâz |
. Prólogo | |
Rûzbehân de Shîrâz | |
"Un mundo que Dios no mira" | |
"Búscame en la morada mística del amor" | |
Majnûn, el "espejo de Dios" | |
IV . | Maniqueísmo y religión de la belleza | |
V . | Del sentido musical de la mística persa | |
VI . | Mística y humor | |
VII . | De Heidegger a Sohravardî | |
VIII . | Post-scriptum biográfico a una conversación filosófica | |
IX . | Teología a la orilla del lago | |
X . | Transcendental y existencial | |
XI . | El tiempo de Eranos | |
XII . | De Irán a Eranos | |
A Olga Fröbe- Kapteyn | |
Nota de los traductores
En 1981, las Éditions de l'Herne (París) dedicaron un volumen de su colección Cahiers de l'Herne a Henry Corbin, preparado y coordinado por Christian Jambet. Se incluían allí trece textos de Corbin, así como artículos de diversos autores sobre la obra del filósofo e islamista francés. En 2003, todos los trabajos de Corbin que figuraban en el Cahier de l'Herne se reunieron en un volumen que se publicó con el título L'Imâm caché; del resto de los textos se conservó en este volumen únicamente el "Prólogo" de Christian Jambet, y ésta es la compilación que aquí se traduce.
El lector encontrará eventualmente algunas alusiones a otros contextos "contenidos en este volumen", que sin embargo no aparecen aquí: se trata de referencias a artículos que figuraban en el Cahier de l'Herne , pero no en L'Imâm caché , o incluso de textos que originalmente iban a formar parte del Cahier de l'Herne y que finalmente no se incluyeron en él.
Para la presente edición hemos introducido en notas a pie de página algunas referencias bibliográficas sobre ciertos temas corbinianos de especial relevancia, que nos parecían exigidas por el contexto, aunque no figuren en la edición francesa de L'Imâm caché.
Prólogo ,
por Christian Jambet
Este volumen podría justificarse tal vez por una urgencia: contribuir al conocimiento de la obra de una gran filósofo, Henry Corbin.
La larga paciencia del concepto, el arte de meditar y renunciar a toda cuestión fútil, dan a los libros auténticos un aire de extrañeza. Exigen del lector un no-saber, un despojamiento imperioso siempre inactual. Al final, el peso específico de los pensamientos recibe su juicio. Está, por un lado, la masa considerable y vana de los escritos elaborados para satisfacer apresuradamente la necesidad de tranquilizarse y de olvidar, ordenados por el deseo de obedecer. Están, por otra parte, aquellos que manifiestan la verdad. Nos asfixiamos bajo la ausencia ruidosa de pensamiento, sentimos como una opresión complementaria la toma del poder por parte de la mediocridad y las arrogantes corrientes de opinión. Esto sucede como si fuera evidente que todo vale, que todo se puede escribir, sin trabajo, sin pruebas, sin probidad. El efecto de esta insurrección contra el espíritu es el creciente desprecio por la filosofía. Se vuelve uno entonces hacia las ciencias positivas buscando un poco de frescor, se admira el rigor del matemático, del lingüista, el saber del historiador. Pensamos, pues, que la filosofía se encuentra en una situación crítica. Es necesario restablecer en ella los derechos de una investigación sostenida por la exigencia de la ciencia. No es que la filosofía tenga que buscar fuera de sí sus criterios de validez. Pero debe ponerse a la medida de un saber , como ha hecho siempre en sus momentos de vida verdadera, y debe reconstruir su método y su objeto. Para eso, puede apoyarse felizmente en algunas obras contemporáneas cuya coherencia y soberanía se igualan con las de las ciencias de la naturaleza mejor fundamentadas: la de Henry Corbin, por ejemplo.
Henry Corbin dice con frecuencia que el sentido de una obra viva es estar viva en el presente: leer no es medir la distancia que nos vuelve extraño lo que tenemos ante los ojos, la parte de sombra necesaria que la lengua o las costumbres han depositado en la obra. Es reconocer un rostro de la verdad, la forma, la copia de un modelo del que nosotros somos, aquí y ahora, otra manifestación. Es así como el tiempo del Espíritu no se escande como la cronología de los movimientos naturales, sino que se repiten, de forma transhistórica, saberes que son tanto mundos visionarios como sistemas del concepto.
He ahí por qué los libros de Corbin tienen su destino ante ellos. No son solamente, principalmente, eslabones de una larga cadena de erudición. Por el contrario, logran poner el saber más extenso al servicio de la interpretación filosófica. Pero, inversamente, Corbin ha inaugurado una filosofía entregándose a la exigencia de un largo rodeo: el de la exploración fenomenológica rigurosa, la más completa posible, fiel a las diferencias, capaz de dominar un universo abundante en acontecimientos múltiples y jerarquizados.
En el dominio de las ciencias de las religiones, de la historia de la espiritualidad, de la filosofía comparada, todo el mundo sabe que hacen época. A contracorriente de aquellos que se toman libertades con los rigores de la filología, con las técnicas experimentales de la historia de los textos, los libros de Corbin muestran la vía a quienes quieren devolver al trabajo del filósofo su autoridad original. Basta tener entre las manos esos tesoros de minuciosidad que son la Trilogie ismaélienne, o la edición del Kitâ al-Mashâ'ir de Mollâ Sadrâ, para saber qué suma de trabajo o de abnegación requiere el ideal del verdadero filósofo.