Francisco Franco Salgado-Araujo - Mis conversaciones privadas con Franco

FRANCISCO FRANCO SALGADO-ARAUJO, primo hermano del Generalísimo, nació en El Ferrol en 1890. Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1908, en 1911 fue promovido al empleo de segundo teniente y al año siguiente fue destinado al territorio de Melilla y posteriormente, ya con el grado de capitán, se incorporó a la Legión, donde estuvo a las órdenes inmediatas del entonces comandante Franco. Herido en varias ocasiones, fue ascendido a comandante (1922), años después fue ayudante de campo de su primo, ya general, y profesor de la Academia Militar de Zaragoza, y colaboró con Franco en la preparación del alzamiento, acompañándole en el vuelo de Las Palmas a Tetuán (19 de julio de 1936). Tras haber sido jefe de la Secretaría del Caudillo, en 1941 ascendió a general de brigada y en 1944 a general de división, siendo hasta 1950 segundo jefe de la Casa Militar. Más tarde se le confió la 11.ª División de Infantería y en 1953 fue promovido a teniente general, dándosele el mando de la Capitanía General de la V Región. En 1954 se le destinó al mando de la Casa Militar del Generalísimo, en el que cesó en 1956, a partir de cuya fecha estuvo al frente de la Secretaria Militar de Franco. Murió en Madrid en 1975. Estaba en posesión de numerosas condecoraciones españolas y extranjeras.

Si algún día se publicaran estas impresiones, ya no estaremos en el mundo Franco ni yo. Mi único propósito es que se sepa la verdad absoluta, escrita por alguien que vivió muchos años cerca del Caudillo, que le debe gratitud como otro español cualquiera, pero sin olvidar que por encima de Franco está la Patria y la lealtad que a ella se debe

Título original: Mis conversaciones privadas con Franco

Francisco Franco Salgado-Araujo, 1976

Editor digital: Titivillus

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El teniente general Francisco Franco Salgado-Araujo, primo del Caudillo, con el que convivió desde su infancia, y que ocupó junto a él cargos tan importantes como el de jefe de la Casa Militar y secretario privado, vivió en la intimidad de Franco durante una serie de años decisivos y tuvo la ocasión única de poder dialogar libremente con él sobre los temas que mayor interés pueden tener para los españoles. En este libro se recogen estas conversaciones, en las que por vez primera oímos hablar a Franco sin ninguna de las inhibiciones y reservas que obligadamente comporta una intervención pública y oficial; éste es un Franco insólito sorprendido en la intimidad de su vida cotidiana, que comenta la actualidad política, opina sobre sus ministros presentes y pasados, evoca los episodios más controvertidos de su vida y manifiesta sin eufemismos ni tapujos cuáles son sus verdaderas ideas sobre los hechos y los hombres de mayor relieve que ha tenido España en el curso de más de medio siglo. Sólo una persona que gozaba de la plena confianza de Franco podía transmitir a la posteridad este testimonio de valor incalculable que aclara infinidad de dudas, que representará el fin de numerosos mitos y prejuicios, y que significará también no pocas sorpresas, no todas precisamente agradables, para los interesados.

Mis conversaciones privadas con Franco es así un libro capital para la pequeña y la gran historia, que trasciende en mucho el éxito fácil de la indiscreción maliciosa, para darnos una dimensión nueva y vivísima, ignorada hasta hoy, del estadista que mayor importancia ha tenido en la configuración de la España actual.

Francisco Franco Salgado-Araujo

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Titivillus 02.11.2018

2 de octubre de 1954

La renuncia de Don Juan. Los estudios de Don Juan Carlos. La finca del Caudillo. La prensa dirigida

Por fin me decido a escribir las impresiones de esta etapa de mi vida, aun cuando sea un poco tarde, pues he desperdiciado muchos años en los que por razón de mi cargo he podido tratar de muchos asuntos que presencié y que podrían ser de interés. Quizá me decida a escribir unas memorias, no por considerar importante mi vida, sino porque al haber transcurrido casi toda ella al lado del Caudillo, ha sido casi un reflejo de la suya. No lo haré con el propósito de que se publique, como tampoco estas páginas, pero si algún día mi mujer o mis hijos creen que pueden ser de interés, que dispongan libremente de lo que he escrito.

Ayer, primero de octubre, asistí acompañando al Generalísimo a la recepción. Le hablé de los rumores que corren por Madrid referentes a la renuncia de Don Juan de Borbón a la Corona de España. Me contestó:

Don Juan renunciará cuando convenga a los intereses de la Patria. Su hijo mayor el infante Don Juan Carlos se preparará para ingresar en la Academia General; y aunque no sufrirá exámenes, conviene que tenga una cultura de matemáticas para poder efectuar luego sus estudios en la Academia con alguna base.

Le encontré optimista y no cabe duda que si el plan se lleva a cabo y el infante heredero pasa por las tres academias militares, se amoldará al nuevo ambiente de disciplina de nuestro Ejército y se irá formando en los ideales de la Cruzada. Esta preparación de matemáticas la va a hacer en algún colegio de garantía, según me dijo el Caudillo tal vez el Colegio de Huérfanos de la Armada, donde el ambiente es de gran sencillez y patriotismo. Hablé con S. E. sobre la conferencia de los Nueve en Londres. Me contestó en términos pesimistas:

Al final Mendès-France tirará la bomba del Saar y lo echará todo a perder, es un masonazo y por consiguiente dominado por todas las logias de Francia.

Hoy he visitado la finca que cerca del kilómetro 21 de la carretera de Extremadura adquirió el Caudillo, y que lleva en colaboración con Sanchiz. Es una finca espléndida, donde se cultivan infinidad de productos; tiene además ganado de varias especies. No sé su extensión, pero me pareció enorme. No le costó mucho, pero hoy su valor es grande ya que tuvo la suerte de encontrar agua. Los medios de que él puede disponer para explotar esta finca son muchísimos, y por ello la producción está a gran altura en poco tiempo. Dentro de unos años esta finca tendrá un valor incalculable. No cabe duda que ha tenido vista y sus nietos están de enhorabuena pues tendrán una holgada posición.

La fiesta del Caudillo se desarrolló con el ceremonial de siempre. La prensa dirigida, con los elogios de costumbre. Creo que en vez de echar tanto incienso, que no hace la menor falta, la prensa debería dedicarse a dar mejor información gráfica; a recordar a los españoles todo lo ocurrido antes de la guerra, para que, según van creciendo las nuevas generaciones, vayan conociendo la historia del porqué de nuestra Cruzada. Tanto elogio me parece poco eficaz para un pueblo inteligente como el nuestro, que no ignora que la prensa la manda y dirige el gobierno.

3 de octubre de 1954

Agustín Muñoz Grandes, un carácter amargado

Esta tarde he ido a Barajas a despedir al ministro del Ejército, Muñoz Grandes, que va a los Estados Unidos en viaje oficial, invitado por el secretario de Defensa de dicho país. El aeropuerto estaba lleno de generales y jefes del Ejército. Tengo la seguridad de que la mayoría, entre los que me incluyo, estaban solamente por considerar un deber el asistir. Muchos estarían pensando en el alivio de perderle de vista durante unos días. Es lástima que este hombre tenga un carácter tan amargado que le perjudica muchísimo en el concepto que de él se tiene. Yo lo achaco tal vez a su poca salud.