P RÓLOGO
L a historia del Paraguay se viene escribiendo y reescribiendo desde hace más de cien años. Autores como Blas Garay, Cecilio Báez, Julio César Chaves o Efraím Cardozo nos han legado excelentes obras, en las que sintetizaron los conocimientos, las ideas y las visiones que prevalecían en la materia, cada uno en el tiempo que le tocó vivir, ya que cada historia es producto de los historiadores de una época y de esa misma época; un reflejo de las inquietudes y de las preocupaciones de cada sociedad.
Por estos motivos, ya iniciado el siglo XXI y en vísperas del bicentenario de la Independencia, resulta necesario e importante retomar el pasado del Paraguay desde las preocupaciones del presente y con historiadores que son testigos y partícipes de este tiempo.
Además, tras la caída de la dictadura y con el advenimiento de la democracia se han desarrollado, tanto dentro como fuera del país, distintos abordajes del pasado del Paraguay. Nuevos sujetos históricos han sido tomados en cuenta y la luz de modernos enfoques ha iluminado y enriquecido la comprensión de nuestra historia. Así, no son solo las dos guerras —la de la Triple Alianza y la del Chaco— ni la conformación del Estado-nación los ejes que guían la comprensión de nuestro pasado. La libertad ha abierto una ventana para mirar nuestra historia con una perspectiva más rica y más amplia.
Esta Historia del Paraguay , editada por el sello Taurus, se propuso como norte deseado el continuar por el sendero de los grandes historiadores, incorporando recientes acercamientos historiográficos. Y también quiere dar cuenta de las preguntas que actualmente nos tienen en vilo a todos para intentar comprender y abordar, por ejemplo, la realidad del campesino y el problema de la tierra, la cuestión de la identidad, el fortalecimiento de las instituciones democráticas e, incluso, el desarrollo intelectual del país.
Por esta razón se ha reunido a un selecto grupo de especialistas, paraguayos y extranjeros, varones y mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, para que den cuenta de estas aproximaciones. Esta es una de las riquezas de esta obra, la multiplicidad de voces guiadas por una misma melodía. A su vez, este libro no solo sigue un orden cronológico a la hora de presentar la historia del Paraguay, sino que incorpora capítulos temáticos que nos permiten recorrer la historia a partir de un objeto determinado: el campesinado, la mujer, la geografía, las artes visuales o las diferentes maneras de narrar la historia que se sucedieron desde la colonia hasta nuestros días.
La obra se dirige a un público general, a todas aquellas personas que desean tener en un solo volumen una narración moderna y ágil de la historia del Paraguay. Por eso, no se utilizan notas a pie de páginas, pero se incorpora una bibliografía para cada capítulo, con el fin de brindar lecturas específicas a quienes quieran continuar profundizando en cada tema.
El deseo de los autores es que esta Historia del Paraguay se convierta en un disparador de inéditas y renovadas investigaciones, así como también en una herramienta que sirva para dialogar en torno al pasado compartido y continuar construyendo nuestra sociedad, buscando que sea cada vez más justa.
Ignacio Telesca
Coordinador
P ARAGUAY
DESDE LA P REHISTORIA
HASTA LA ACTUALIDAD
C APÍTULO I
L A HISTORIA Y LOS HISTORIADORES
Liliana M. Brezzo
En 1958, el destacado historiador paraguayo Efraím Cardozo escribió en la introducción a su monumental obra —por su contenido y su extensión— Historiografía Paraguaya , el siguiente texto: «Una historiografía paraguaya no es una historia escrita solamente por paraguayos, sino también por quienes han sentido en su alma como propios los latidos de la historia paraguaya». Al expresarse así, Cardozo recogía en su trabajo una característica predominante de los autores cuyas obras se redactaron entre los siglos XVI y XVIII . Comenzaba en su obra, por ejemplo, citando a los primeros cronistas españoles que, con sus relatos destinados a las autoridades de la Península, pretendían dar a conocer, además de la geografía y los principales acontecimientos acaecidos en estas nuevas tierras, sus méritos y sus servicios públicos buscando mercedes ante la Corona; y a los oficiales españoles que, en el siglo XVIII , permanecieron en estas regiones como integrantes de las comisiones que delimitaron, con los representantes portugueses, las fronteras entre España y Portugal, un tiempo que aprovecharon para escribir y ofrecer descripciones de los lugares en los que estuvieron.
Efectivamente, como ya señalaba Efraím Cardozo, no han sido solo autores del país los que se han dedicado a pensar y a escribir sobre el pasado del Paraguay. Este proceso, cuyo trasfondo apenas ha comenzado a investigarse, se ha nutrido, además, de la producción de historiadores extranjeros, de historiadores no profesionales, de viajeros, de recopiladores de documentos, de ensayistas de todo tipo, de políticos, de novelistas, de poetas, de sedicentes historiadores, de científicos y de periodistas. De esta manera, se configura un terreno heterogéneo, dispar e inabarcable dentro de las posibilidades de este capítulo, en el que se procura mostrar algo de luz sobre algunos de los condicionantes que han intervenido en la evolución de la escritura de la historia paraguaya. También queremos destacar obras y autores particularmente prolíficos que permiten conocer algunos de los rasgos de la práctica histórica en el país. En el resultado, claro está, podrían señalarse ausencias de estudiosos y de obras de valor, aunque difíciles de encuadrar en las secuencias propuestas.
Según se conoce, el primer libro referido al Paraguay se imprimió en Valladolid, España, en 1555. Lo escribió Álvar Núñez Cabeza de Vaca, uno de los principales actores de la conquista española, y se tituló La relación y comentarios del gobernador Álvar Núñez Cabeza de Vaca, de lo acaecido en las dos jornadas que hizo a las Indias . Antes de su llegada al Paraguay, este jerezano había sido miembro, entre 1527 y 1535, de una expedición que tenía como finalidad la búsqueda de oro a lo largo del sudoeste de Estados Unidos y el norte de México. Durante su «tormentoso» viaje murieron muchos de los integrantes del grupo y otros tantos fueron capturados por los indígenas, incluido el propio Cabeza de Vaca. Pasó seis años en cautividad hasta que pudo escapar y regresar a España. Poco después, en 1537, la corona española lo nombró Adelantado del Río de la Plata. Desembarcó en la costa de Brasil y luego de una travesía a pie, de aproximadamente 1.600 kilómetros, en la que descubrió las cataratas del Yguazú, llegó al Paraguay. Una vez en Asunción, comenzaron los problemas políticos por su gobierno, lo que derivó en su deposición, el reemplazo por Domingo Martínez de Irala y su envío a España como prisionero. Las dos expediciones de este conquistador español quedaron reflejadas en los textos Naufragios (1542), en el que recreaba su experiencia en el norte de América, y el citado Relación y comentarios , que contiene la relación detallada y cronológica de los hechos que le ocurrieron desde su liberación del cautiverio que sufrió en la Florida y su regreso a España hasta su segundo viaje de retorno a América, los problemas en Paraguay y su vuelta a España. Como bien ha sido caracterizado, Álvar Núñez fue un explorador trágico, náufrago reiterado, caminante dramático, en el que sus peripecias y hazañas, encuentros y desencuentros, y fortaleza física y empecinamiento espiritual lo han convertido en una figura célebre para la historia paraguaya.