Título original: Historia argentina. Desde la prehistoria hasta la actualidad
AA. VV., 1999
Autores: Aurora Ravina, Alejandro Cristófori, Margarita Giménez, María de Montserrat Llairó, Gabriel Antonio Ribas y María Cristina San Román
Colaboradores: Miguel Ángel Forchi y Sergio Galiana
Retoque de cubierta: Himali
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
PREHISTORIA
Las culturas aborígenes del territorio argentino. Desde el 9000 a. C. hasta el siglo XVI d. C.
CONQUISTA Y COLONIZACIÓN
El descubrimiento, la conquista y la colonización española de nuestro territorio. Desde el siglo XV al XVIII.
EL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA
Desde 1776 hasta 1810.
DE MAYO A LA CONSTITUCIÓN
De la Revolución de Mayo a la Constitución Nacional. Desde 1810 hasta 1853.
LA ORGANIZACIÓN NACIONAL
Hasta la Federalización de la ciudad de Buenos Aires. Desde 1853 hasta 1880.
EL SURGIMIENTO DE LA ARGENTINA MODERNA
Progreso, Reformismo y Crisis. Desde 1880 a 1930.
ENTRE CIVILES Y MILITARES
El camino hacia la solución populista. Desde 1930 hasta 1955.
LA ARGENTINA INESTABLE
Desde 1955 a 1973.
LA DÉCADA SOMBRÍA
Desde 1973 hasta 1983.
EL RETORNO A LA CONSTITUCIÓN Y A LA DEMOCRACIA
Desde 1983 hasta 2000
LA ARGENTINA INDÍGENA ACTUAL
La República Argentina es un país caracterizado por una gran diversidad regional, tanto desde el punto de vista económico como social y cultural. Esa diversidad incluye, en varios lugares del territorio nacional, a una población indígena descendiente de los primeros pobladores de esta porción de América del Sur. Las estadísticas disponibles, aunque proporcionan datos aproximados, revelan que cerca de medio millón de personas componen el universo indígena argentino actual. Comunidades de tobas, pilagáes, mocovíes, wichis, chorotes, chulupíes, guaraníes, chiriguanas, tapietés, chanés, diaguita-calchaquíes y kollas se encuentran en distintos lugares de las provincias de Chaco, Formosa, Santa Fe, Misiones, Salta, Jujuy, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero y La Rioja. En el sur, provincias de La Pampa, Río Negro, Chubut, Neuquén, Santa Cruz y Tierra del Fuego, se distribuyen mapuches y tehuelches.
La vida de sus remotos antecesores, hombres prehistóricos, y el camino que recorrieron hasta el siglo XVI cuando llegaron los españoles, fue y sigue siendo pacientemente develada por la arqueología, la antropología y la geografía (en tanto colabora para reconstruir los ambientes en que se enmarcaba la existencia de aquella gente), integrantes de la moderna ciencia prehistórica. Las crónicas de la conquista han procurado las primeras fuentes escritas en las que los investigadores han buscado y buscan indicios que les permitan estudiar y comprender mejor a aquellos antiquísimos habitantes. La etnohistoria, también llamada etnografía histórica es la que se ocupa de estudiar estas fuentes, que contienen las descripciones, muchas veces ocasionales y parciales, de los índigenas y de su cultura hechas por los europeos. Sin duda, para completar cualquier estudio sobre las culturas aborígenes debe acudirse a la información que brinda la etnohistoria en lo que concierne al período colonial (siglos XVI-XVIII) y aún más para las áreas que quedaron fuera del dominio hispánico, primero, y argentino, después, hasta el siglo XIX. Es el caso de la zona que abarca desde el sur de Mendoza hasta los confines de la Patagonia y Tierra del Fuego.
Se tratará de abordar aquí un recorrido por ese mundo indígena que hunde sus raíces en la tierra y constituye el primer capítulo de la aventura humana, en lo que muchos milenios más tarde terminaría por ser la Argentina. Para iniciarlo, conviene precisar algunas nociones fundamentales sobre ese período que se conoce como prehistoria, sobre la aparición y expansión del hombre sobre la tierra, sobre el momento en que llegó a América.
Prehistoria
Se llama Prehistoria a la larguísima etapa que se extiende desde la aparición del hombre sobre la tierra hasta la invención de la escritura. Dentro de ella se reconocen dos períodos principales de muy diferente duración, que tomaron su nombre del material con que se fabricaban los utensilios característicos de cada uno de ellos: el paleolítico (antigua edad de piedra, casi 2 500 000 años a. C.) y el neolítico (nueva edad de piedra, alrededor de 6000 años a. C.). Cabe aclarar que en todo cuanto se trate de cronología prehistórica, el establecimiento de fechas es siempre una tarea compleja y cada nuevo descubrimiento arqueológico produce información que corrige, modifica o ajusta lo anterior. El uso del radiocarbono es hasta ahora, el método más eficaz para obtener dataciones confiables. Estos instrumentos considerados en conjunto con los restos de las viviendas y otros elementos, muestran no solamente el grado de destreza manual y el desarrollo mental de sus autores sino también cuál era su manera de procurarse el sustento, de qué manera estaban organizadas sus comunidades, cuáles eran sus creencias, etc.
Durante el paleolítico vivían de la caza, de la pesca y de la recolección de frutos silvestres; conocían el fuego, tenían una organización social rudimentaria y enterraban a sus muertos. Los grandes avances de esta etapa fueron dos. Por un lado, la invención del arco y la flecha que permitió la caza de grandes mamíferos, con beneficio para la dieta por el incremento del consumo de proteínas, y el aumento del potencial bélico; por el otro, el desarrollo del arte, que dejó a la posteridad el riquísimo testimonio de las pinturas rupestres. En el neolítico, la domesticación de animales y plantas, marcó el inicio de la agricultura y la ganadería y de la vida sedentaria. Estos cambios constituyeron una verdadera revolución, quizás la más significativa para la vida humana, porque dio al hombre la medida de su poder para transformar el medio en el que vivía y hacerlo servir a sus necesidades. Aumentó la producción de alimentos, creció la población, se desarrollaron la alfarería y el tejido, se conocieron y utilizaron el oro y el cobre. Por otra parte, aparecieron las primeras instituciones que dan prueba de una organización social más compleja: la familia, el estado, la propiedad privada y la religión. En cada lugar, de acuerdo con los cambios geológicos y climáticos que afectaron a la tierra y con el momento en que apareció el hombre en cada uno de tales sitios, estos períodos prehistóricos, comenzaron y terminaron en diferente tiempo. Por eso, a lo largo y ancho del mundo convivieron en una misma época, pueblos que se encontraban en muy distintos puntos de desarrollo cultural, y aún fueron contemporáneos quienes todavía vivían en la prehistoria cuando otros, hacía ya mucho tiempo que, de la mano de la escritura y de los avances en el campo de la metalurgia, habían ingresado en la historia.
África: origen del género humano
La capacidad de usar herramientas para fabricar herramientas es uno de los criterios que permite diferenciar al hombre del animal y es verificable sobre los restos que han quedado del pasado, puestos al descubierto por la arqueología. La piedra fue el primer material que se utilizó para fabricarlas. De acuerdo con todo ello, se considera como el primer hombre en la historia de la humanidad al que desarrolló dicha habilidad, hace 2 500 000 años. Se lo conoce con el nombre de boisei y sus restos, se encontraron en África oriental, específicamente en Tanzania, en Kenia y en Etiopía.