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Fray Luis de León, nacido en 1527 o 1528 en Belmonte, es uno de los poetas más relevantes en lengua castellana, así como una figura capital en el marco del Renacimiento español, aun y con su escasa obra, que tuvo que rescatar Francisco de Quevedo. Perteneció a la Orden de los Agustinos, y las enseñanzas morales y ascéticas de su congregación se traslucen en su obra lírica. Fue, además de un hombre docto, gran estudioso de la filosofía y la teología, llegando a impartir clases en la Universidad de Salamanca, donde ostentó también las cátedras de Santo Tomás y la de las Sagradas Escrituras. Tras su muerte en Madrigal de las Altas Torres en 1591, sus restos fueron trasladados a la Universidad de Salamanca.
Álvaro Alonso es profesor titular de literatura española de la Universidad Complutense. Especializado en poesía de los siglos XV y XVI , ha publicado sobre el tema varios trabajos, entre los que cabe señalar Poesía amorosa y realidad cotidiana: del «Cancionero general» a la lírica italianista, La poesía italianista y la antología Poesía del Cancionero.
Serie «Clásicos comentados», dirigida por José María Díez Borque, Catedrático de Literatura Española de la Universidad Complutense de Madrid
Edición en formato digital: marzo de 2016
PENGUIN, el logo de Penguin y la imagen comercial asociada son marcas registradas de Penguin Books Limited y se utilizan bajo licencia.
© 2005, Álvaro Alonso, por la introducción, edición y actividades
© J. M. Ollero y Ramos Distribución, S.L., por la colección Clásicos comentados
© 2016, Penguin Random House Grupo Editorial, S. A. U.
Travessera de Gràcia, 47-49. 08021 Barcelona
Diseño de portada: Penguin Random House Grupo Editorial
Ilustración de portada: © Raúl Lázaro
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ISBN: 978-84-9105-260-9
Composición digital: M.I. Maquetación, S.L.
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FRAY LUIS DE LEÓN
Poesía
Edición de
ÁLVARO ALONSO
«Guardad vuestro destierro, que ya el suelo
no puede dar contento al alma mía,
si ya mil vueltas diere, andando, el cielo.
El siglo de Carlos I y de Felipe II también fue el siglo de fray Luis de León, uno de los poetas más relevantes del Renacimiento español y el gran maestro —junto a sus contemporáneos fray Luis de Granada, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz— de la mística española, para los que la poesía debía ser «una comunicación del aliento celestial y divino». El anhelo por lo inmortal y puro del alma, la búsqueda de Dios, los temas morales y el ascetismo recorren sus versos, inspirados por la fe y consumados desde el genio.
Su producción fue rescatada por Francisco de Quevedo y publicada por primera vez en 1631. Gracias al poeta conceptista han llegado a nuestros días las poesías extraordinarias de fray Luis de León, recogidas y debidamente introducidas en esta edición por Álvaro Alonso, profesor en la Universidad Complutense de Madrid.
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Tras unas frases iniciales en las que se acomoda al tópico de la falsa modestia, fray Luis encubre su personalidad con la de un anónimo amigo suyo, laico, que se atribuye las composiciones que se editan a continuación. Se trata de un juego literario. Sobre don Pedro de Portocarrero, véase la oda II.
Los poemas circulaban, por tanto, bajo el nombre de fray Luis; pero "el anónimo" niega esa paternidad, y se la atribuye a sí mismo.
otras cosas... parecido: alude al proceso y a la sentencia absolutoria.
y apartándole... vagueando: probable referencia a los errores y deturpaciones de las copias manuscritas en las que circulaban los textos.
Vida retirada: la oda se basa en modelos clásicos, fundamentalmente Séneca y Horacio. De ellos toma imágenes y temas: así, por ejemplo, la crítica de la navegación (vv. 61-70), la necesidad de la autosuficiencia ("vivir quiero conmigo") y, por supuesto, el elogio mismo del retiro campestre. Pero son indudables también las huellas cristianas: el huerto como imagen del Paraíso (vv. 41-45), la fuente como fuente de vida eterna y la idea agustiniana de que en el interior del hombre habita la verdad.
No cura si la Fama: no le preocupa si la Fama.
¿Qué presta a mi contento...: ¿Qué aprovecha a mi contento...
viento: imagen de todo lo que carece de valor y verdadera sustancia.
secreto: lugar apartado. Es sustantivo.
almo reposo: reposo vivificador.
el que al ajeno arbitrio está atenido: es decir, el que depende de decisiones ajenas.
de pasada: al pasar (cf. IV, v. 19).
del oro y del cetro pone olvido: hace olvidarla ambición de dinero y de poder.
falso leño: navío que ofrece una seguridad engañosa.
el cierzo y el ábrego: vientos portadores de tormenta. El primero sopla desde el Norte; el segundo, desde el Sur.
confusa vocería: la de los marineros que se quejan o imploran la ayuda divina.
de yedra y lauro eterno coronado: son las hojas de las que se coronan los poetas.
plectro sabiamente meneado: plectro es la púa con la que se tañen ciertos instrumentos de cuerda. Toda la expresión puede hacer referencia a una música real, que el poeta escucha en su retiro, o a la inspiración que Dios sabiamente infunde en la mente del poeta.
A don Pedro Portocarrero: poema laudatorio dirigido a don Pedro Portocarrero, amigo del poeta, a quien van dirigidas también las odas XV y XXII. Ocupó la Audiencia de Galicia en 1570, y a esa circunstancia se refiere la composición (vv. 31-40).
al fuerte Alcides: Hércules, que se inmoló sobre una pira. Mientras el fuego ardía, el héroe fue arrebatado al cielo en una nube enviada por Júpiter.
alta esfera: aunque no es propiamente una esfera, probablemente fray Luis se refiere aquí al Empíreo, el "lugar" sin tiempo donde habitan Dios y los bienaventurados (véase III, v. 17 y X, v. 4).
mides al Cid: comparas al Cid. Clara victoria de mil lides
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