¡Ay, Dios mío! ¿El crimen de Cuenca?
Francisco Javier De León Villalba
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© Francisco Javier De León Villalba, 2019
Diseño de la cubierta: Lorena de la Cruz Mena
www.universodeletras.com
Primera edición: 2019
ISBN: 9788417926229
ISBN eBook: 9788417927219
Me gustaría mirar a lo lejos, pero siempre contigo.
Dedicado a ti, por ser mi mirada,
por ser el futuro, por confundir las aflicciones.
Dedicado a ti, por deconstruirme por dentro,
por iluminar el averno, dedicado a ti, preciosa Beatriz.
« Y harto mejor fuera quejarse de las faltas tan grandes del mundo que movieron al autor a hablar tan claro contra ellas diciendo la verdad »
Los sueños , Quevedo
Índice
De los saberes necesarios
y que ayudan a entender el suceso
II. Del retrato de la España de principios del siglo XX
a través de sus crímenes y sus causas 41
VI. El tormento, o de cómo se causaba dolor
o molestia corporal y moral 191
II. El mal esta en pie y latente siempre
en el Juzgado de Belmonte 307
Agradecimientos
Decía Quevedo, de cuyos saberes y pensamientos seré deudor eterno, que « el agrade cimiento es la p arte princ ipal de un hombre de bien » , y como yo quiero ejercer de tal, bien está que recuerde a aquellos por los que siento gratitud. Han sido muchas las dificultades y males que han trufado los inviernos vividos en la composición de este libro, y todo se ha superado por la caridad humana de los que siendo y estando, han sido y serán. Gracias a mi hijo Eduardo, a mis hermanos Rai y Marian, y a mis otros hermanos, Alejandro, Teresa y Miguel, y a todos sus retoños a punto de florecer. A los que han querido ser y han sido, y con su empeño han facilitado que el libro saliera adelante, a la eterna edil de Bello Monte, Angustias Alcázar, al cuentacuentos de hidalga figura, José Luis Calvo, a José Antonio Montero por todas sus luces, y a todos aquellos que, con su profesionalidad en diversas instituciones, me han permitido conocer la historia a través de los legajos.
Y una advertencia
Comprobará el lector que, a lo largo y ancho de lo narrado, aparecen algunas desavenencias en lo tocante a la ortografía del castellano. Pues informo, para evitar malos pensamientos, que salvo error manifiesto o despiste mayúsculo, obedecen a la transcripción de textos originales, en su mayoría pertenecientes al sumario 94/1910 del juzgado de Belmonte y rollo 765 de la audiencia provincial de Cuenca; a expedientes y certificaciones oficiales; y, en ocasiones, a sueltos y planas recogidos en periódicos, revistas y documentos varios de la época en la que transcurre el caso Grimaldos; todos los cuales son convenientemente mencionados al final de la obra.
Primera parte
De los saberes necesarios y que ayudan a entender el suceso
I
El pórtico
—No podía por menos—
« Sin embargo, aún queda el rabo por desollar… Atié ndame : mientras duran las luchas políticas del viejo régimen en Osa de la Vega y los pueblos limítrofes, Grim aldos no resu cita . Tiene evidentem ente miedo a un cambio de situación y a la segura represalia del ca cique cont rario … Pero cuando a quella política de campa nario se derrumba el 13 de septiembre y adviene la Dictadura, disolv ente de los par tidos de grifo y vaso y de sus organizaciones caciquiles, el pastor no vacila y se pres enta , seguro de la impunidad de su persona. Es que ya no tiene miedo a la venganza del pode roso . Ha oído que impera una justicia nueva, revacunada contra el caciquismo ».
La Nación , 4 de febrero de 1927
El 24 de febrero de 1926, el juez de instrucción de Belmonte, por aquel entonces Antonio Pérez, requirió a la audiencia provincial de Cuenca el sumario incoado por la muerte del pastor José María Grimaldos, apodado el Cepa. Tras unas rápidas averiguaciones y la recepción de un oficio de la comandancia de la Guardia Civil de Mira confirmando la detención del difunto, no cabía duda alguna, el milagro se había obrado, el Lázaro de La Mancha había vuelto, el Cepa había resucitado, al menos para los muertos. Que no fue tal la sorpresa para los vivos. Rumores escondidos, ánimas despiertas, visitas de fantasmas en la noche, descuidos de sacerdote. El enigma se había quebrado; José María seguía entre los vivos, y coleando, que no perdió el tiempo el pastor, y en el transcurso del barrunto tuvo hasta tres lechazos.
Algo más de un día duró el viaje desde la serranía baja conquense al corazón de La Mancha. Ya en Belmonte, en su primera declaración comenzaron las aclaraciones:
« Preguntado de quien se despidió, de quien recibió la cu enta , si se despidió del amo y si se llevó la ropa, dijo: Que se despidió del may oral y no le dieron la cu enta , que no se despidió del amo ni se llevó la ropa p orque se fue a los baños de la Celad illa con ánimo de volver a los pocos días.
Que en ef ecto , estuvo en dichos baños p orque le sentaban muy bien para el reuma; y a los cuantos días, así como el tre inta de ag osto o el dos, o tres de septiembre salió de dichos baños, que están al otro lado de Peder noso y andando andando (...) ».
Apenas en unos días el crimen de Osa de la Vega, cometido dieciséis años atrás, se había convertido en error de la Justicia. En unas semanas conquistaba las primeras planas de todos los periódicos a nivel nacional, incluso del más allá; todos hablaban del muerto resucitado, del grave error cometido. Comenzaron las preguntas, las sinrazones, las reclamaciones. Envuelto en un estado de excitación, el pueblo reclamaba ahora la justicia quebrada y por todos lados se parían fundamentos y culpables, que cada cual alcanzó su juicio y el juicio los alcanzó a todos, que era un error de todos, que fue un crimen en que todos tuvieron parte, y no había justicia divina que perdonara el aquelarre de aquellos hombres que purgaron por ser ellos y pagaron por muchas causas, todas forasteras y ninguna propia.
Sobra mentar que todo aprendiz de jurista habría de encontrar momento y sosiego para conocer y estudiar todo cuanto aconteció en aquellos momentos, pues es alta escuela y hasta máster, de los de verdad, que hasta hoy la realidad está nutrida de aquellos tiempos. Cuánto saber y cuánta razón nos daría conocerlos en cada uno de sus momentos, diatribas, discusiones y sabidurías, y aprender de ellos, de lo malo y de lo bueno.
Pues de todo tiene el suceso que compone la historia sobre el barrunto del Cepa, un complejo de saberes recogidos en una porción de nuestra historia que da fe de vida y de muerte de un pueblo. Esa enciclopedia tiene hasta nombre, el Crimen de Cuenca, y varios tomos, y recorre a lomos de burro rucio La Mancha de Sancho Panza y su inacabable sabiduría mostrando a tantos santos inocentes que, entre luces y sombras, gritan un réquiem por un mundo rural que quiere vivir y no puede. Para entenderlo, habremos de leer alguna de las páginas de aquellos tiempos, que nos ilustrarán sobre las claves para hacerlo.