• Quejarse

Gómez Pin - Reducción y combate del animal humano

Aquí puedes leer online Gómez Pin - Reducción y combate del animal humano texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Ciudad: Barcelona;Ariel, Año: 2014, Editor: Grupo Planeta, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Gómez Pin Reducción y combate del animal humano
  • Libro:
    Reducción y combate del animal humano
  • Autor:
  • Editor:
    Grupo Planeta
  • Genre:
  • Año:
    2014
  • Ciudad:
    Barcelona;Ariel
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Reducción y combate del animal humano: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Reducción y combate del animal humano" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

A partir del ejemplo que le proporciona la domesticación de los animales, Víctor Gómez Pin pone luz a ese mismo proceso de domesticación que se está llevando a cabo con el hombre, con los ciudadanos, a través de una doble vía: privándoles de pensar por sí mismos y de ser libres. Para privarles de pensar se está produciendo una paulatina destrucción del sistema educativo humanista, restando recursos a la educación e imponiendo planes educativos racionalistas centrados en la productividad del individuo. La libertad se cercena a través de una economía capitalista que elimina las clases medias y lleva a la miseria a porcentajes de la población cada vez mayores.Este libro aboga por luchar por vivificar el rescoldo de nuestra apagada naturaleza, por resistir, por contribuir a la liberación del animal humano.

Gómez Pin: otros libros del autor


¿Quién escribió Reducción y combate del animal humano? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Reducción y combate del animal humano — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Reducción y combate del animal humano " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Índice Te damos las gracias por adquirir este EBOOK Visita Planetadelibroscom - photo 1

Índice

Te damos las gracias por adquirir este EBOOK

Visita Planetadelibros.com y descubre una nueva forma de disfrutar de la lectura

¡Regístrate y accede a contenidos exclusivos!

Próximos lanzamientos

Clubs de lectura con autores

Concursos y promociones

Áreas temáticas

Presentaciones de libros

Noticias destacadas

Reducción y combate del animal humano - image 2

Comparte tu opinión en la ficha del libro

y en nuestras redes sociales:

Picture 3Picture 4Picture 5Picture 6Picture 7

Explora Descubre Comparte

C APÍTULO I
DEL ANIMAL DOMESTICADO
AL ANIMAL REDUCIDO

Tras la catástrofe: memoria y renacimiento

Llegado Solón, «el más sabio de entre los siete sabios», a la ciudad egipcia de Sais, un sacerdote ya anciano le explica las razones por las cuales Egipto tiene supremacía sobre Grecia, pese a estar amenazados ambos países por inevitables catástrofes cíclicas que anulan la vida civilizada. Pues hay una diferencia en la modalidad que adopta la catástrofe en uno y otro lugar, y esta diferencia tiene enormes consecuencias.

La catástrofe no tiene el mismo peso cuando la provoca el fuego o cuando la provoca el agua, pues sólo en el caso del fuego la destrucción es total. Pero aun tratándose de la calamidad causada por las aguas, la gravedad depende de si éstas descienden torrencialmente o, como en Egipto, es producida por el desbordar de un gran río. Pues en el segundo caso, en la llanura misma, aunque desaparecen las plantas, los animales y el hombre, se salvan los templos y las inscripciones que en ellos conservan la memoria colectiva. Y así, cuando las aguas descienden y los supervivientes en las cimas montañosas bajan a la llanura, restauran con ayuda de esa memoria escrita los cimientos de su civilización, lo cual hubiera sido mucho más difícil en base al contingente recuerdo subjetivo.

Así pues, mientras la catástrofe relativamente menor que supone el desbordar del Nilo preserva en Egipto lo esencial, en Grecia la torrencial destrucción cíclica hace que sus habitantes estén a intervalos condenados a empezar de cero: «Solón, Solón, eternos niños sois los griegos... Ninguna arcaica tradición oral ha podido inculcar en vuestras almas opinión fundada ni ciencia emblanquecida por el tiempo», son las palabras que dirige a Solón el sacerdote, según nos cuenta Platón en el diálogo cosmológico Timeo.

Cuando, en 1831, Darwin se embarca en misión de naturalista para el viaje alrededor del mundo que le conduciría al descubrimiento de fósiles de especies desconocidas, la teoría oficial seguía siendo que las especies, una vez surgidas (en un acto que sólo podía ser considerado como creación), permanecían sin cambios. Obviamente, más de un observador de la naturaleza era secretamente escéptico, pero téngase en cuenta que el propio Darwin (ya inevitablemente presa de interrogantes, en razón de haber observado la selección artificial en la cría de animales) aceptaba sin excesivos remilgos la ortodoxia. Sin embargo, los naturalistas sabían que ciertas especies habían desaparecido. ¿Cómo hacer compatibles ambas cosas? La hipótesis de las catástrofes (defendida concretamente por el naturalista francés Georges Cuvier) era un recurso: a intervalos, un cierto número de especies eran aniquiladas como resultado de un violento cataclismo, pero la diversidad de la vida se mantenía porque, como resultado de un nuevo acto de creación, otras especies completamente distintas las sustituían. El mito de las catástrofes cósmicas parece así ser una suerte de constante antropológica que reviste los más variados aspectos, siendo en ocasiones combinado con tentativas de aproximación a la sensibilidad científica.

Pero ateniéndose a los relatos de carácter indiscutiblemente mítico, y cuya fuerza radica fundamentalmente en el vigor literario, no todos presentan la catástrofe como cíclica, y cuando así es, no siempre le atribuyen las consecuencias devastadoras para el orden natural que hemos visto en el texto de Platón. Pues aun en el mayor de los diluvios, cubriendo el agua incluso las más elevadas cumbres y arrasando toda vida que quede a la intemperie, la conservación de las especies amenazadas es posible, a condición de que entre ellas se encuentre esa especie singular que, por su capacidad de efectuar razonamientos, es susceptible de baremar los efectos de la catástrofe (además de intuir su inminencia, como lo hacen los representantes de otras especies) y, por su capacidad de forjar cosas que la naturaleza no depara por sí misma, es susceptible de paliar la intensidad de tales efectos, o al menos hacer reversibles sus consecuencias:

«Aquel día fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas del cielo fueron abiertas, y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches.»

El diluvio, que abolía la diferencia entre el desierto y sus oasis, habría hecho desaparecer toda vida reconocible si Noé, inspirado por su dios pero considerado loco por los hombres, no hubiera construido pacientemente, a lo largo de ciento veinte años, su arca en el desierto y dado cobijo en ella a representantes de especies animales. Vale la pena detenerse con cierto detalle en este aspecto, no sin antes una precisión que evitará equívocos.

Uno de los pocos libros que Charles Darwin lleva consigo en el Beagle es el entonces recientemente publicado primer volumen de su mentor en Cambridge, Charles Lyell, Principios de Geología. Es de señalar que trece años más tarde, en 1844, es el propio Lyell quien le animaría a dar a sus notas de viaje la forma de ese libro abismal que es El origen de las especies. El tratado de Lyell tenía para muchos un carácter subversivo, en razón sobre todo de que desafiaba una convicción anclada:

Habiendo indicios de acontecimientos geológicos ocurridos centenares de millones de años atrás, la Tierra no podía haber sido creada por Dios hace seis mil años. Por otro lado, a lo largo de estos siglos la lluvia, el viento, erupciones volcánicas, temblores de tierra, etcétera, habían determinado la actual repartición entre mares y continentes, la forma de las cadenas montañosas, el trazado de los grandes ríos o la ubicación de sus fuentes, de tal modo que el gran diluvio no podía ser la causa de la hoy visible configuración de la Tierra, fiel en grandes rasgos a lo contemplado por Noé tras la retirada de las aguas.

Marcando el sendero que seguirá Darwin, Charles Lyell sustituye un relato mítico por hipótesis científicas. Nosotros somos hijos de Lyell y Darwin, pero también somos hijos del mito bíblico, en la medida misma en que lo tomamos como tal, no como un competidor de la explicación científica, ni como un refugio para paliar sus corolarios, concretamente por lo que se refiere a la finitud del hombre. En 1831 la competición del relato bíblico con la ciencia era aún posible, precisamente porque la teoría de la evolución de las especies naturales no estaba conceptualmente asentada, y, en ausencia de concepto, una metáfora o la concatenación de expedientes literarios que traban un mito, ya es mucho, incluso como elemento de explicación. Cierto es que la narración sigue aún funcionando como expediente para no asumir la finitud, en ocasiones de forma casi vergonzante, usando un barniz de cientificidad (la teoría del llamado «designio inteligente» es uno de los disfraces), que traiciona de hecho el auténtico valor, el que le confiere simplemente su dignidad literaria, gracias a la cual lo que fue designado como

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Reducción y combate del animal humano»

Mira libros similares a Reducción y combate del animal humano. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Reducción y combate del animal humano»

Discusión, reseñas del libro Reducción y combate del animal humano y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.