Rodrigo Quesada Monge
RECUERDOS DEL IMPERIO.
Los ingleses en América Central (1821-1915)
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© Recuerdos del imperio: los ingleses en América Central (1821-1915)
Rodrigo Quesada Monge
Primera edición digital 2017
Dirección Editorial: Alexandra Meléndez C.
Diseño de portada: Rita Mazariegos
327.111 Q5 | Recuerdos del imperio : los ingleses en América Central (1821-1915) / Rodrigo Quesada Monge. — 1a. ed. — Heredia, C.R. : EUNA, 1998. 461 p. : il. ; 22 cm. Contiene: cuadros, gráficos y mapas. ISBN 9977-65-139-6 1. AMERICA CENTRAL. 2. IMPERIALISMO. 3. REINO UNIDO. 4. COMERCIO INTERNACIONAL. 5. EXPORTACIONES. 6. RELACIONES EXTERIORES. 7. CAPITALISMO. 8. HISTORIA. |
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Globalización y desafíos para la pequeña agricultura en Costa Rica: experiencias de organización y generación de servicios para el acceso a mercados por Jean François Le Coq, Fernando Sáenz Segura y Guy Faure se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional .
Para Maritza, mi esposa, quien diariamente tiene el coraje de aceptarme y amarme como soy.
«La historia no es otra cosa que una constante interrogación de los tiempos pasados en nombre de los problemas y de las curiosidades —e incluso de las inquietudes y las angustias— del tiempo presente que nos rodea y asedia».
Fernand Braudel
Reconocimientos especiales
El autor quiere expresar su gratitud muy especial a las siguientes casas editoriales por haber permitido reproducir en este libro, materiales ya publicados por ellas.
Banco de América de Nicaragua, por las ilustraciones 1 a 4 y la portada de este libro, tomadas de La Guerra en Nicaragua ( 1855-1857 ) (Managua, 1976. Vol. I), tal y como la reportó el Ilustrated Newspaper de Frank Leslie el siglo pasado.
Prentice-Hall de New Jersey, por las ilustraciones 5, 6 y 10, tomadas del libro Middle America. Its Lands and Peoples de Robert C. West y John P. Augelli (tercera edición, 1989).
Follet Publishing Company de Chicago, por las ilustraciones 7 y 9, tomadas del libro Exploring our World. Latin America and Canada de William W. Joyce y otros (Chicago, 1977).
EUNED de Costa Rica, por la ilustración 8, tomada del libro Costa Rica y el Mercado Mundial de Rodrigo Quesada. Colección Nuestra Historia (tomo 12, 1993).
INDICE DE CUADROS, GRAFICOS, MAPAS E ILUSTRACIONES
CAPITULO I.
CAPITULO II.
CAPITULO III.
CAPITULO IV.
CAPITULO V.
CAPITULO VI.
CAPITULO VII.
CAPITULO VIII.
AGRADECIMIENTOS
Como siempre, es difícil mencionar a todas las personas e instituciones que han contribuido en la preparación de un libro como este. Se pueden argumentar razones académicas y afectivas para incluir a todos aquellos que colaboraron en este proceso. Pero es necesario recordar a unos cuantos.
La Universidad Nacional de Costa Rica (Heredia), esa venerable institución que tantas cosas bellas y valiosas me ha dado, hizo posible, por medio de su Vicerrectoría de Investigación que tuviera la jornada laboral, y las condiciones para que parte de las investigaciones realizadas en este trabajo fueran posibles. Sobre todo algunos de mis viajes a Londres, Inglaterra, Berlín y Hamburgo, Alemania y Washington, Estados Unidos. Obviamente que otras instituciones como la Fundación Ford, el DAAD (del Gobierno Federal alemán) y la Fundación Fulbright, al apoyarme como profesor invitado en universidades de esos países, ampliaron mi perspectiva como investigador. Debo agradecer a mi Universidad, por el apoyo brindado en la preparación de cinco capítulos de este trabajo (I, II, III, IV y VI), pues los otros tres (V, VII y VIII) son versiones corregidas y ligeramente mejoradas de ensayos viejos, en los cuales también participó en su momento la misma institución.
Algunos de mis colegas de la Escuela de Historia de la Universidad Nacional, es necesario mencionarlos porque se esforzaron en ser tolerantes con mis constantes demoras para entregar la versión final de esta investigación. En ese sentido me gustaría citar al Prof. Edwin González Salas y al Prof. José Manuel Cerdas Albertazzi. Por su elegancia y sentido de la decencia académica cuando se lee y se evalúa el trabajo de otro colega, debo mencionar a la Prof. Patricia Alvarenga Benutolo. Muchos de los aspectos buenos que pudieran tener los cinco capítulos nuevos arriba mencionados, son producto de sus sugerencias. Al Prof. Omar Arrieta Chavarría, brillante geógrafo, quien con gentileza y disposición preparó los excelentes mapas que acompañan el texto.
Una persona como el Prof. Mario Oliva Medina, decano del Centro de Estudios Generales, merece mención especial, porque aparte de ser un entrañable amigo, ha sido el consejero paciente, tolerante y maravillosamente generoso en asuntos académicos que nos conciernen a ambos. Si Mario pudiera, hasta la corbata se quitaría para que se publicaran los trabajos. El tiene la virtud más extraña en la comunidad intelectual de Costa Rica: el respeto por las ideas y la forma ajena de expresarlas. Para él lo mejor de este libro.
Algunos historiadores extranjeros de mucho prestigio, tales como el Dr. Christopher Lutz de la Fundación Plumsock (E.E. U.U.), el Dr. Julio Castellanos Cambranes (un talentoso historiador guatemalteco que reside en Madrid), y el Prof. Roberto Cabrera (también guatemalteco, quien convivió con nosotros durante muchos años, y de cuya amistad el único beneficiado soy yo), leyeron parte del texto en versiones preliminares, y de todos ellos recibí sugestivos consejos para mejorar el trabajo. Lo mismo cabe mencionar de mi profesor y gran amigo, el historiador británico John Lynch, quien siempre sabe indicar lo correcto, en el momento oportuno.
También habría que mencionar al ilustre historiador costarricense, Dr. Carlos Meléndez Chaverri, quien leyó la versión definitiva e hizo recomendaciones de gran valor y lucidez.
Para Alfonso Chase, ese gran poeta costarricense, amigo y hermano en tantas tareas intelectuales y políticas en esta, nuestra pequeña y amada Costa Rica, porque su espíritu de combate y su gran imaginación serán siempre motivo y guía en nuestro trabajo cotidiano.
Finalmente, quiero aprovechar esa oportunidad para hacer una mención muy particular de mi hijo Rodrigo Quesada Chaves, quien murió fatalmente en un accidente el 20 de junio de 1995. Con sus diecinueve años, él fue un hombre que me inspiró y respetó con esa profundidad que sólo el verdadero amor permite. Este libro, también le debe mucho de lo bueno que pueda tener.