Durante largos años Victor Klemperer, alemán, distinguido romanista y judío, se dio a la tarea de anotar con una regularidad abrumadora las vejaciones del terror nazi: «Desde hace unas semanas, depresión por este régimen reaccionario. Yo no escribo aquí historia contemporánea. Pero sí quiero dejar constancia de mi amargura, más fuerte de lo que nunca había imaginado poder sentir».
Son las palabras iniciales de las más de mil quinientas páginas que completan unos diarios llevados en riguroso secreto durante los años de la dictadura nazi, salvados milagrosamente de la guerra y del exterminio judío.
Estos diarios permanecieron ocultos durante décadas hasta que un antiguo discípulo de Klemperer los descubrió y editó hace unos años en Alemania. Traducidos a más de diecisiete idiomas y publicados por las más prestigiosas editoriales del mundo, se han convertido hoy en el documento histórico de mayor valor sobre el período de la Alemania nazi.
Victor Klemperer
Quiero dar testimonio hasta el final
Diarios 1933-1941
ePub r1.2
Bacha1511.12.13
Título original: Ich will Zeugnis ablegen bis zum letzten - Tagebücher 1933 - 1945
Victor Klemperer, 1995
Traducción: Carmen Gauger
Editor digital: Bacha15
ePub base r1.0
VICTOR KLEMPERER (9 de octubre 1881 – 11 de febrero 1960) nació en Landsberg an der Warthe, Imperio Alemán (hoy parte de Polonia) y falleció en Dresde, Alemania del Este. Fue el noveno hijo del rabino Wilhelm Klemperer y primo del famoso director de orquesta Otto Klemperer. Victor Klemperer fue hombre de negocios, periodista y finalmente profesor de universidad.
Victor Klemperer era un filólogo alemán, felizmente dedicado a la investigación de la literatura francesa del XVIII en la universidad de Dresde. Todo esto, hasta enero de 1933. A partir de entonces, tras el ascenso del partido nazi al poder, Victor Klemperer pasó a ser una única cosa: un judío. Afortunadamente para él, su esposa no era de origen judío, lo que no les ahorró miserias y humillaciones a ninguno de los dos, pero a él, al menos, lo salvó de la cámara de gas. Pronto le privaron de su ciudadanía y sus labores académicas, y poco después de sus bienes y su casa, pero lo que no pudieron arrebatarle fue su inquietud de espíritu y su sentido crítico. Sólo seguir siendo, ante sí mismo, el filólogo que era, le ayudó a no abandonarse a la fatalidad.
Desde el mismo año 1933, Klemperer empezó a tomar notas sobre las transformaciones que el idioma alemán padecía bajo influencia nazi. Les atribuyó un rótulo secreto que sólo él entendía: LTI, Lingua Tertii Imperii, la lengua del Tercer Reich. Después de la guerra pudo reunir todos estos apuntes en un libro que no sólo es un diario de la tiranía, sino un minucioso diagnóstico cotidiano de la degeneración del idioma. Durante la RDA volvió a su labor como profesor universitario. Sus diarios, describiendo su vida en la Alemania Nazi y en la RDA (República Democrática Alemana), fueron publicados en 1995.
Notas 1933
Nota de los editores
Los Diarios de Victor Klemperer deben considerarse uno de los documentos de mayor valor histórico publicados en las últimas décadas, y uno de los testimonios más significativos –junto al Diario de Ana Frank– de los oscuros años del nacionalsocialismo alemán. El principal requisito que exige este género literario a quienes deciden practicarlo es asumir la progresión implacable del calendario. Ateniéndose a ello, el autor escribió estos diarios con una regularidad abrumadora, superando la desazón y el miedo crecientes. Fue ante todo una labor abordada como un imperativo moral, según queda reflejado en la anotación del autor del 11 de junio de 1942:
Ayer, y hoy todo el día, he estado muy hundido; peligro de muerte cada vez más angustioso, estrangulamiento cada vez mayor, atroz inseguridad: todo me pesaba como una losa. Ahora, avanzada la tarde, estoy más tranquilo. Hay que continuar, también en estas circunstancias. Ya encontraré alguna lectura enriquecedora, y continuaré con esta osadía del diario. Quiero dar testimonio hasta el final.
Victor Klemperer nació en Landsberg an der Warthe (actualmente Polonia) en 1881, como noveno hijo del rabino Wilhelm Klemperer. A pesar de la oposición familiar, dejó el bachillerato y trabajó como aprendiz de comercio durante tres años. Posteriormente concluyó sus estudios secundarios e inició las carreras de filología románica y germánica, que más tarde interrumpió para dedicarse al periodismo y a ofrecer numerosas conferencias. En 1906 contrajo matrimonio con la pianista Eva Schlemmer. Seis años después retornó a la universidad para doctorarse en filología germánica. Durante la primera guerra mundial Klemperer se alistó voluntariamente en el ejército alemán. A partir de los años veinte ejerció como profesor de lenguas románicas en la Escuela Superior Técnica de Dresde. Entre 1933 y 1945 sufrió la persecución nazi: fue despedido de la universidad, obligado a abandonar su propia casa y confinado a vivir en una Judenhaus («casa judía»), y forzado a trabajar como obrero en varias fábricas. Lo salvó de la deportación el hecho de estar casado con Eva, una mujer no judía, según la situación especial de los denominados «matrimonios mixtos» (Mischehen) bajo el régimen nacionalsocialista.
Además de escribir numerosos textos de corte filológico, Victor Klemperer dedicó, desde su juventud, buena parte de su tiempo a los diarios, y lo siguió haciendo profusamente después de la guerra. Sin embargo, las anotaciones realizadas entre 1933 y 1945 alcanzan un nivel extraordinario, revelando un conocimiento inestimable sobre el nacionalsocialismo, que deja atrás todo lo que hasta este momento se ha leído acerca del Tercer Reich. Por una parte, dan cuenta minuciosa de la aniquiladora intensificación del odio institucionalizado contra los judíos, desde la expropiación material de sus bienes y el despojo de los más elementales derechos civiles hasta la deportación y el exterminio. Por otra, ofrecen observaciones casi microscópicas sobre la vida diaria bajo el terror nazi, que fue mucho más contradictoria de lo que nos habríamos podido imaginar hasta la fecha. Y también, no menos impresionante, contienen las anotaciones y reflexiones originales sobre la lengua del Tercer Reich, que posteriormente dieron origen al todavía inigualado estudio Lingua tertii imperii (1947).
La excepcionalidad de estos diarios hace difícil imaginar que hayan podido permanecer inéditos durante medio siglo, desde el fin de la segunda guerra mundial. Puestos a salvo por Eva Schlemmer, quien se encargó de ocultarlos en la casa de una amiga durante los años de la dictadura nazi, fueron depositados tras la muerte de su autor en 1960 en los archivos de la Landesbibliothek de Dresde. Allí permanecieron, silenciosos, hasta que treinta y cinco años después un antiguo discípulo de Klemperer, Walter Nowojski, pudo sacarlos a la luz en la editorial Aufbau Verlag. Una parte importante del trabajo la asumió Hadwig Klemperer –segunda mujer del autor– al transcribir con gran paciencia los manuscritos difícilmente legibles de su marido.