VICENTE CABALLERO DE LA TORRE (Madrid, España, 1978) es doctor en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid con sobresaliente cum laude. Trabaja como profesor de enseñanza secundaria en la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, especialidad de Filosofía, impartiendo Ética, Filosofía, Historia de la Filosofía y Psicología.
Es miembro del grupo de investigación GIPEL (Pensamiento español e iberoamericano), dirigido por el catedrático de la UCM José Luis Villacañas y fue recientemente (2014) miembro vocal de tribunal de tesis doctoral, bajo la presidencia del catedrático y ex rector de la UCM, Carlos Berzosa.
Asimismo, fue colaborador honorífico del Departamento de Psicología Básica II de la UCM (2006-2013) e investigador para el proyecto, dirigido por el catedrático Helio Carpintero, La Psicología aplicada en España (1968-2000). Es autor de diversos artículos académicos y ha impartido conferencias sobre temática filosófica e Historia de las ideas.
Miembro activo de Academia.edu, ha sido invitado a diversas sesiones de discusión académica sobre artículos, tales como «Economics and allegations of scientism» (Don Ross), «Team Agency and Conditional Games» (Don Ross) y «¿Ofrece Weber un vocabulario adecuado para el análisis de la modernidad?» (José Luis Villacañas). Actualmente está trabajando en otros dos libros que ayuden a divulgar la Filosofía, una ciencia que ha sido marginada en los últimos años de los planes de estudio.
A las tres M de mi vida: María, Mateo y Martín. Que una V les sirva siempre de tejado. A mi madre y mi padre.
La filosofía sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa.
Gilles Deleuze
Título original: La Filosofía en 100 preguntas
Vicente Caballero de la Torre, 2017
Retoque de cubierta: Skynet
Editor digital: Skynet
ePub base r2.1
Notas
[1] 1632-(MDCXXXII) fue un año bisiesto comenzado en jueves, según el calendario gregoriano.
[2] Herejía es una creencia o teoría controvertida o novedosa, especialmente religiosa, que entra en conflicto con el dogma establecido.
[3] El término Inquisición o Santa Inquisición hace alusión a varias instituciones (s.XII-XVIII) dedicadas a la supresión de la herejía mayoritariamente en el seno de la Iglesia católica. La herejía en la era medieval europea muchas veces se castigaba con la pena de muerte y de esta se derivan todas las demás.
[4] El universo es la totalidad del espacio y del tiempo, de todas las formas de la materia, la energía, el impulso, las leyes y constantes físicas que las gobiernan. Sin embargo, el término también se utiliza en sentidos contextuales ligeramente diferentes y alude a conceptos como cosmos, mundo o naturaleza. Su estudio, en las mayores escalas, es el objeto de la cosmología, disciplina basada en la astronomía y la física, en la cual se describen todos los aspectos de este universo con sus fenómenos.
Los temas clave para sumergirse en el apasionante y complejo mundo de la Filosofía, ordenados por temas y descritos con rigor académico en un lenguaje ameno y divulgativo. ¿Qué es la Filosofía?, metafísica, ontología, los límites del conocimiento, el hombre en el cosmos, filosofía de la religión, filosofía y economía, sociedad y política, arte y estética. Todas las respuestas a las preguntas que siempre se ha hecho. ¿Sabías que la filosofía oriental está tan de moda porque vivimos en tiempos de crisis?, ¿Existe Dios o nos lo hemos inventado?, ¿Cómo podemos distinguir las paraciencias de las ciencias?, ¿Qué quiso decir Descartes con su «Pienso, luego existo»?, ¿Tenemos un cuerpo o somos nuestro cuerpo?, ¿Somos realmente libres o la libertad es una ilusión?, ¿Se pueden educar las emociones?, ¿Necesitamos realmente vivir en sociedad o estaríamos mejor en soledad?, ¿Será posible la paz para siempre?, ¿Sabías que los economistas discuten más por Filosofía que por Economía?, ¿Hay una belleza objetiva o cualquier cosa puede ser bella para alguien y fea para otro?
Vicente Caballero de la Torre
La Filosofía
100 preguntas esenciales - 6
ePub r1.0
Skynet 09.03.2020
PRÓLOGO
Debemos empezar por reconocer, desgraciadamente, la pérdida de importancia de la filosofía en los últimos planes de estudios que la avocan académicamente al precipicio de la indiferencia. No estamos ya en los tiempos de la urbanidad preconstitucional, en los que la moral de la Iglesia era el referente ético del Estado, ni tampoco permanecemos en planteamientos —más cercanos en el tiempo— para los cuales la única relevancia de la filosofía venía dada por ejercer de guardiana de los mejores valores de la ciudadanía (o por su pertinencia para evaluar al resto de disciplinas cual ética aplicada). Bien es verdad que si Nietzsche introdujo en la historia de la filosofía y el pensamiento occidental una terrible sospecha —hemos equivocado el camino y ahora la filosofía debe ser la «mala conciencia de su tiempo»— este planteamiento por sí solo no garantiza hoy la supervivencia de este saber. Una filosofía (mal) entendida como adormidera —alejada de la problemática de la realidad actual— cual joya en la torre de marfil del saber, cual grial para la explicación definitiva de la totalidad del conocimiento e instalada en el culto al rigorismo terminológico más críptico, pierde ella sola el sentido por el que después pide ser valorada socialmente. Tampoco ayuda el menosprecio padecido por los profesores, en permanente fiscalización e injusta valoración por parte de otros doctos sabios cuya sede principal no es el aula sino la tertulia o los despachos y su público no son los alumnos, sino ese supuesto ciudadano al que consideran como algo domesticable (sabios siempre alineados con el poder).
Necesitamos, como forma de salvar la filosofía, acercarnos desde la pasión a los problemas que nos ocupan, insertándolos en el contexto de una sociedad donde lo digital y lo virtual han cambiado los modelos de vida. Estamos, por tanto, ante un nuevo reto, la necesidad de descubrir nuevos paradigmas docentes, temáticos, intelectuales y de acción práctica. La interrelación entre alumno y profesor se convierte en un factor educador de primer orden, donde los nuevos modelos imperantes en la sociedad de la comunicación exigen que el alumno, en diálogo con el profesor, sea capaz de indagar y responder por sí mismo a las cuestiones que los seres humanos nos planteamos desde antiguo, así como de los nuevos interrogantes que van apareciendo en nuestra sociedad. Las personas que depositan su confianza en sus profesores necesitan adquirir un criterio propio sobre la vida y su sentido para formar su carácter y personalidad desde la autonomía y la libertad, sintiéndose no solo ciudadanos sino también seres implicados en una comunidad ético-política de orden superior, donde se atiendan las necesidades humanas mediante un justo reparto de los recursos existentes. El alejamiento de los jóvenes de la filosofía, superada por las ciencias y la tecnología, no es sino el reflejo del cambio producido en la sociedad actual y de la (mencionada anteriormente) inacción de los filósofos en su desconexión con el momento presente, donde los nuevos redentores de la humanidad se expresan mediante enunciados basados en el más rancio dogmatismo, posición que legitima el proceso de castración intelectual del que debemos alejar a nuestros alumnos, ya que desde esa perspectiva solo es posible una única visión del mundo. Debemos, pues, plantear una filosofía para despertar de la tradición y animar a nuestros alumnos a buscar (y actuar) con otros valores que los del mercado, estableciendo comunicaciones mediante discursos coherentes, utilizando nuevas técnicas de comunicación con una metodología activa y un lenguaje apasionado frente a la explicación uniforme, editorializada y normativizada. Este procedimiento es el que emplea el profesor Caballero, que irradia pasión y sentimiento cuando investiga, imparte docencia o polemiza tanto sobre temas filosóficos como sobre la sociedad en la que vivimos. Siempre es grato encontrar a un filósofo que quiera filosofar, que nos presente un libro donde se aprecia el gusto por la pluralidad del saber frente a la hiperespecialización profesional, tendencia al alza en nuestro actual mundo globalizado, donde se impone el cortoplacismo. El profesor Caballero, en lugar de afirmar ex cátedra, de forma excluyente, infalible y cerrada, lo hace de manera sugerente, abierta al debate y a la búsqueda crítica de respuestas diferentes que enriquecen el estudio de la filosofía en relación tanto a las preguntas tradicionales propias del corpus filosófico tradicional como a los problemas más actuales relacionados con la teoría evolutiva, las neurociencias, la economía experimental y la psicología, disciplinas a las que acude críticamente, sin dejarse seducir por las modas intelectuales. El profesor Caballero habla con entusiasmo contagioso y con las fuerzas de un apasionado defensor del papel de la filosofía desde una perspectiva crítica. Perspectiva crítica también con respecto a cómo las nuevas tecnologías han cambiado de forma definitiva las costumbres y no siempre para bien, puesto que la conexión digital, al aliarse con la tecnología móvil y portátil, puede ocasionar modelos conductuales de aislamiento social que llegan al extremo de la bunkerización: un gran número de personas se sienten cómodas y seguras en ese atrincheramiento digital que supone quedarse en casa en un espacio seguro, supervigilado, conectado, hipercomunicado, en