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Roger Lewin - Complejidad

Aquí puedes leer online Roger Lewin - Complejidad texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1992, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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Roger Lewin Complejidad
  • Libro:
    Complejidad
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    ePubLibre
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  • Año:
    1992
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Complejidad: resumen, descripción y anotación

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Los científicos vienen afirmando desde hace ya varias décadas que la ciencia del siglo XXI será la de los sistemas complejos. Y es que en la base de todo sistema complejo —desde el comportamiento de las moléculas hasta las medidas que deben adoptar los Estados para lograr el equilibrio con la naturaleza— subyace una serie de reglas que, una vez identificadas, contribuirán a unificar ampliamente las ciencias de la vida. Roger Lewin ha querido reunir aquí las ideas de los auténticos pioneros de este descubrimiento para que podamos seguir de cerca la hermosa aventura en la que ya nos hemos embarcado todos irremediablemente. Desde las colinas que rodean el Cañón del Chaco en Nuevo México hasta los páramos del condado de Devonshire, desde la selva de Costa Rica hasta los laboratorios más sofisticados de Estados Unidos, conversando entre muchos otros biólogos, matemáticos, físicos y químicos, con científicos tan célebres como Edward O. Wilson, entomólogo creador de la sociobiología, Stephen Jay Gould, protagonista de la polémica sobre la noción del progreso en la evolución biológica, James Lovelock, cuya hipótesis de Gaia ha conmocionado el debate sobre el orden emergente, Murray Gell-Mann, físico ganador del Premio Nobel por el descubrimiento de los quarks, o Chris Langton, estudioso de los sistemas complejos adaptativos en las culturas del sudoeste norteamericano, Lewin no sólo ha levantado un auténtico mapa del recorrido realizado hasta hoy por lo que pronto se conocerá como Teoría de la Complejidad, sino que ha trazado la apasionante historia de la lenta, pero obstinada, conquista de sus descubridores.

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Los científicos vienen afirmando desde hace ya varias décadas que la ciencia - photo 1

Los científicos vienen afirmando desde hace ya varias décadas que la ciencia del siglo XXI será la de los sistemas complejos. Y es que en la base de todo sistema complejo —desde el comportamiento de las moléculas hasta las medidas que deben adoptar los Estados para lograr el equilibrio con la naturaleza— subyace una serie de reglas que, una vez identificadas, contribuirán a unificar ampliamente las ciencias de la vida.

Roger Lewin ha querido reunir aquí las ideas de los auténticos pioneros de este descubrimiento para que podamos seguir de cerca la hermosa aventura en la que ya nos hemos embarcado todos irremediablemente.

Desde las colinas que rodean el Cañón del Chaco en Nuevo México hasta los páramos del condado de Devonshire, desde la selva de Costa Rica hasta los laboratorios más sofisticados de Estados Unidos, conversando entre muchos otros biólogos, matemáticos, físicos y químicos, con científicos tan célebres como Edward O. Wilson, entomólogo creador de la sociobiología, Stephen Jay Gould, protagonista de la polémica sobre la noción del progreso en la evolución biológica, James Lovelock, cuya hipótesis de Gaia ha conmocionado el debate sobre el orden emergente, Murray Gell-Mann, físico ganador del Premio Nobel por el descubrimiento de los quarks, o Chris Langton, estudioso de los sistemas complejos adaptativos en las culturas del sudoeste norteamericano, Lewin no sólo ha levantado un auténtico mapa del recorrido realizado hasta hoy por lo que pronto se conocerá como Teoría de la Complejidad, sino que ha trazado la apasionante historia de la lenta, pero obstinada, conquista de sus descubridores.

Roger Lewin Complejidad El caos como generador de orden Metatemas - 41 ePub - photo 2

Roger Lewin

Complejidad

El caos como generador de orden

Metatemas - 41

ePub r1.3

koothrapali 02.05.16

Título original: Complexity. Life at the Edge of Chaos

Roger Lewin, 1992

Traducción: Juan Gabriel López Guix

Diseño de cubierta: Piolin

Editor digital: koothrapali

Corrección de erratas: Titivillus

Colaboradora: isitax (escaneo y tratamiento de imágenes)

ePub base r1.2

Agradecimientos La ciencia de la complejidad ha acabado siendo uno de los - photo 3

Agradecimientos

La ciencia de la complejidad ha acabado siendo uno de los conjuntos de ideas más estimulantes intelectualmente que he encontrado en mucho tiempo, y debo agradecer a mi agente, John Brockman, el haberme alentado en esa dirección. Por lo general, donde hay ideas interesantes, hay también gente interesante, y esta experiencia no ha constituido una excepción. Quisiera expresar mi gratitud a aquellas personas que han hecho un hueco en sus apretadas agendas para hablar conmigo y responder con paciencia a lo que en alguna ocasión debieron de parecer preguntas estúpidas. Este libro trata de ellos y de su trabajo, y sus nombres aparecerán en las páginas que siguen. Tengo contraída una deuda especial con un puñado de personas que me ofrecieron su tiempo y sus ideas de un modo extraordinariamente generoso. Son Stuart Kauffman, Chris Langton, Norman Packard, Stuart Pimm y Tom Ray. A Tom también tengo que darle las gracias por mi primera experiencia en una selva tropical. Patricia Crown, Jeff Dean y Chip Wills organizaron la visita al cañón del Chaco y me introdujeron en una faceta de la arqueología que me era desconocida. Nunca lo olvidaré. Los miembros del Instituto de Santa Fe, cuna de la nueva ciencia de la complejidad, se mostraron pacientes y colaboradores ante cada nueva petición por mi parte; a todos ellos mi más sincero reconocimiento. Y Trish Hoard me resultó siempre útil en la búsqueda de las referencias más oscuras: gracias.

Muchas personas tuvieron la amabilidad de leer algunas partes del manuscrito y hacer comentarios útiles. Mi constante apoyo a lo largo de todo el proceso —y mi crítica editorial más amable— ha sido Gail, mi esposa. Sin ella, la redacción del libro habría sido menos gratificante y el resultado final más pobre.


Más allá del orden y la magia

« M e miraron como si estuviera loco», recordó Stuart Kauffman. «Allí estaba, barajando mi paquete de tarjetas, y luego entregándoselas al programador». Eso fue en 1965, en la época en que había que alimentar el ordenador con una serie de tarjetas perforadas que contenían el programa y los datos. «La era del vapor». Para que el programa funcionara, las tarjetas tenían que estar en perfecto orden, todo el mundo lo sabía. Una tarjeta fuera de lugar y lo más probable era que la máquina produjera basura. «Y allí estaba yo, barajando mis tarjetas de datos, desordenándolas. No es de extrañar que me miraran con una sonrisa burlona».

Stu tenía entonces veinticuatro años, estudiaba segundo de medicina en la Universidad de California, San Francisco. Sin embargo, la incursión en el centro de cálculo de la facultad de Medicina no tenía nada que ver con sus estudios oficiales. Estaba allí para demostrar que tenía razón y que toda la comunidad biológica, desde Darwin en adelante, se equivocaba. «No era una empresa modesta», admitió Stu, mientras hablábamos en su desordenado despacho del departamento de bioquímica de la Universidad de Pennsylvania. «Pero estaba firmemente convencido de que yo tenía razón».

Conocí a Stu en un congreso científico sobre ritmos circadianos, en Berlín, hacía casi veinte años. El congreso había sido una mezcla de biología básica y extrañas —para mí— matemáticas, exactamente la clase de combinación intelectual con la que Stu y sus amigos disfrutaban. Stu siempre tiene que estar entusiasmado por alguna idea. «Es la persona con mayor índice boca-cerebro que conozco», me dijo una vez un colega y amigo íntimo suyo. «Y estamos hablando de una inteligencia privilegiada». Al parecer, la Fundación MacArthur estuvo de acuerdo y le concedió una de sus prestigiosas becas para «genios». De modo que, cuando llamé a Stu a principios de 1990 y me dijo: «¿Por qué no vienes a Penn y te hablo de la complejidad? Es algo nuevo y va a ser muy importante», supe que tenía que ir. Iba a ser mi introducción a la complejidad como ciencia por derecho propio. Eso ocurrió en la primavera anterior al encuentro de Santa Fe sobre sociedades prehistóricas sudoccidentales.

A toda velocidad y con una característica mezcla de jerga y lúcidas metáforas, Stu explicó cómo una certeza interior lo había empujado a ese extravagante experimento informático en su época de estudiante de medicina, una certeza de que la explicación convencional de los orígenes del orden en el mundo de la naturaleza tenía que estar equivocada. Hay orden en todas partes, en las semejanzas morfogenéticas entre los grupos de organismos y en el modo notable en que los organismos individuales operan en sus respectivos medios, como si estuvieran cuidadosamente diseñados. El fenómeno había fascinado a los estudiosos desde los tiempos de Aristóteles. Y, a mediados del siglo XVIII, el sueco Carl von Linné agrupó los organismos conocidos según las semejanzas que presentaban en su Systema Naturae, una clasificación que los biólogos siguen utilizando hoy en día. La explicación convencional de todo ese orden es la selección natural, que los biólogos han considerado, a partir de Darwin, como la fuerza que hace encajar a los organismos en sus respectivos nichos. Las semejanzas entre grupos son el resultado de la descendencia común, «descendencia con modificación», como Darwin la describió.

«Se consideraba que la selección natural era la única fuente de ese orden, una fuerza omnipotente capaz de producir más o menos cualquier clase de forma biológica, dadas las circunstancias adecuadas», dijo Stu. «No me preguntes cómo, pero sabía que eso no podía ser así, que ahí afuera tenía que haber una gran cantidad de orden espontáneo». ¿Orden espontáneo? Eso huele a vitalismo, insinué, una noción antaño popular pero hoy desacreditada según la cual gran parte de las maravillas del mundo natural es consecuencia de un

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