David Chavarría Camacho
Historia de la Editorial Costa Rica
(1959-2016)
Abreviaturas
ANAAC | Asociación Nacional de Comités de Cultura |
ANCR | Archivo Nacional de Costa Rica |
BCR | Banco de Costa Rica |
BM | Banco Mundial |
BNCR | Banco Nacional de Costa Rica |
CEDAL | Centro de Estudios Democráticos de América Latina |
CEPN | Centro para el Estudio de los Problemas Nacionales |
CERLALC | Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe |
CGR | Contraloría General de la República |
CNT | Compañía Nacional de Teatro |
CODESA | Corporación Costarricense de Desarrollo |
DGAL | Dirección General de Artes y Letras |
DINADECO | Dirección Nacional de Desarrollo de la Comunidad |
ECR | Editorial Costa Rica |
EDUCA | Editorial Universitaria Centroamericana |
EITCR | Editorial del Instituto Tecnológico de Costa Rica |
EUCR | Editorial de la Universidad de Costa |
EUNA | Editorial de la Universidad Nacional |
EUNED | Editorial de la Universidad Estatal a Distancia |
FANAL | Fábrica Nacional de Licores |
ICE | Instituto Costarricense de Electricidad |
INVU | Instituto Nacional de Vivienda y Urbanismo |
ISI | Industrialización por Sustitución de Importaciones |
ITCR | Instituto Tecnológico de Costa Rica |
MAC | Museo de Arte Costarricense |
MCJD | Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes |
MEP | Ministerio de Educación Pública |
PAE | Programa de Ajuste Estructural |
PCCR | Partido Comunista de Costa Rica |
PGR | Procuraduría General de la República |
PLN | Partido Liberación Nacional |
PRN | Partido Republicano Nacional |
PVP | Partido Vanguardia Popular |
SINART | Sistema Nacional de Radio y Televisión |
TNT | Taller Nacional de Teatro |
UCR | Universidad de Costa Rica |
UFCo | United Fruit Company |
UNA | Universidad Nacional Autónoma de Costa Rica |
UNED | Universidad Estatal a Distancia |
Introducción
En setiembre de 1960, durante la Tredécima Sesión del Consejo Directivo de la Editorial Costa Rica (ECR), Enrique Macaya Lahmann, su primer presidente, mostró a los demás directores una serie de recortes de periódico con noticias publicadas en los principales diarios nacionales, referidas a esa novel empresa estatal. En ese momento se sugirió, además, la compra de un archivador dispuesto para dicho fin y también para guardar la documentación de todo tipo que comenzaba ya a generarse en su seno. El archivador tuvo un costo de 550 colones y fue uno de los primeros activos con los cuales contó la ECR; de hecho, la incógnita sobre dónde debía ser colocado, motivaría luego a los directores a discutir sobre la necesidad de adquirir un local para dar inicio a sus gestiones institucionales, ya que en ese momento se reunían en diversos lugares, entre ellos, la sala de conferencias del Teatro Nacional y la biblioteca del Ministerio de Educación Pública (MEP).
La inquietud planteada en aquel entonces por Macaya, no fue materializada por sus directores sino hasta casi cincuenta años más tarde, en el 2009, cuando se publicó una memoria sobre la historia de la ECR con motivo de su cincuenta aniversario.
Fue García Monge –fundador y editor de la famosa revista Repertorio Americano , publicada en San José entre 1919 y 1958– quien llevó a cabo los primeros esfuerzos para la creación de una editorial nacional.
Así, al menos desde 1904, García Monge estuvo dedicado a la labor editorial, llevando a cabo publicaciones sobre temas culturales de diversa índole. Editó, junto con Roberto Brenes Mesén, la revista Vida y Verdad, y fue compilador, ese mismo año, de un suplemento literario de La Prensa Libre . Publicó, en 1912, y en colaboración con Brenes Mesén, el Boletín de Educación Pública . En 1918 publicó dos tomos de la revista La Obra y en 1923 una revista llamada Cuadernos de pedagogía y otros estudios . Sin embargo, sus publicaciones más conocidas fueron Colección Ariel , El Convivio y Repertorio Americano . Este último se editó a partir de 1919 y ya para 1950 había publicado 50 tomos: “(…) eso en un país tan pequeño como éste implica un gran esfuerzo: mucha paciencia, mucha tenacidad, mucho desinterés, mucho espíritu de sacrificio y una carencia absoluta de desvelos por el dinero o la fama”, señalaba García Monge, quien, paradójicamente, no llegaría a observar en vida los frutos de su esfuerzo, ya que falleció en 1958, apenas un año antes de la creación de la ECR.
En palabras de Jorge Valdeperas,
De esta forma, gracias al esfuerzo que llevó a cabo hacia finales de la década de 1950 Fernando Volio Jiménez (1958-1962), diputado por el Partido Liberación Nacional (PLN), se lograría conformar una comisión en la que además de reconocidas figuras de la política nacional de ese momento como el propio Volio y Alberto Cañas Escalante, participaron grandes escritores como Fabián Dobles Rodríguez y Antidio Cabal Gonzáles, quienes apoyaron el diseño de una propuesta para la creación de la Editorial Nacional.
La versión presentada ante el Consejo de Gobierno para conformar la institución fue rechazada, pero finalmente, el 12 de abril de 1958, se firmó un Decreto de Ley durante la administración de José Figueres Ferrer, con el cual se crearía la editorial. Este proyecto en Comisión, fue publicado bajo el nombre de Ley Editorial Nacional N.° 2366 el 10 de junio de 1959, y permitió comenzar a gestionar y estructurar en forma sistemática un perfil legal para el desarrollo de las artes y letras en las siguientes décadas.
A pesar de que existe una cantidad considerable de trabajos sobre las políticas culturales en Costa Rica a partir de la década de 1950, los esfuerzos por rescatar la historia de la ECR han sido muy limitados, a excepción de la mencionada Memoria Conmemorativa (2009) , publicada para el cincuenta aniversario y en cuyas páginas se lee que:
(…) intenta recuperar algunos hitos de 50 años de historia de la Editorial Costa Rica. Pretende, además, recordar a los visionarios que la fundaron, a quienes rigieron su destino en estas décadas y a los autores y las autoras costarricenses. Es de esperar que se convierta en un punto de referencia para quienes en el futuro habrán de establecer y continuar su rumbo.
Por otro lado, la Memoria señala que, hacia mediados de la década de 1960, algunos años después de la creación de la ECR, se presentaron serios problemas económicos ocasionados “(…) probablemente porque carecía de estrategias modernas y eficaces para sus ventas, y ni siquiera contaba con un local propio. Esta circunstancia afectó, naturalmente, su producción y limitó el número de obras publicadas”.