JOSÉ MARÍA BLANCO WHITE seudónimo literario de José María Blanco Crespo (Sevilla, 11 de julio de 1775 - Liverpool, 20 de mayo de 1841) fue un escritor, pensador, teólogo, periodista, sacerdote católico y unitarista español, conocido también como José María Blanco Crespo. Era hijo de Guillermo Blanco, alias White (vicecónsul del Reino Unido que se instaló en Sevilla durante el reinado de Fernando VI ), y de María Gertrudis Crespo y Neve.
José María Blanco Crespo estudió con los dominicos y luego en la Universidad de Sevilla. El 21 de diciembre de 1799 se ordenó sacerdote, pese a sus dudas al respecto. Ingresó después en el colegio de Santa María y previa oposición, fue nombrado el 15 de agosto de 1801 capellán magistral de la Real Capilla de San Fernando. Sufrió una crisis religiosa entre 1802 y 1803 y desde este año deja de considerarse católico.
En 1805 fue a Madrid, en donde obtuvo una colocación sin retribuir en la Comisión de Literatos del Real Instituto Militar Pestalozziano y fue nombrado preceptor del infante Francisco de Paula por un corto periodo de tiempo gracias al favor de Manuel Godoy. Al estallar la Guerra de la Independencia volvió a Sevilla. En 1810 se marchó a Inglaterra para no volver. En Londres publicó El Español (1810-1814) , prohibido en España y donde se mostraba crítico con las autoridades españolas y muy comprensivo con los revolucionarios hispanoamericanos que empezaban a levantarse contra España. En 1812 ingresó en la Iglesia de Inglaterra. Revisa las traducciones de la Biblia al español para la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera.
Redacta las Letters from Spain o Cartas desde España, que fueron apareciendo en 1821 con el seudónimo Leucadio Doblado y llegaron a recogerse en un volumen en 1822. Traduce obras españolas al inglés y colabora en la Encyclopædia Britannica y en la Quarterly Review. Es nombrado Master of Arts por la Universidad de Oxford en 1826 y se trasladó allí, llevando una vida de predicador. En 1832 se fue a vivir a Dublín, en donde estuvo hasta principios de 1835. Marchó después a Liverpool, abandonó el anglicanismo y se adscribió al unitarismo, escribiendo sus Observations on Heresy and Orthodoxy (Londres, 1835), donde expone sus dudas religiosas. Escribió su autobiografía en inglés: The Life of… written by himself (Vida del reverendo J. Mª. Blanco White), Londres, 1845.
Murió en Liverpool, en casa de su amigo William Rathbone, el 20 de mayo de 1841. La Iglesia Española Reformada Episcopal (anglicana) lo considera uno de sus precursores.
Para Martin Murphy, en recuerdo de nuestras conversaciones de Oxford, Londres y Sevilla, hablando siempre con admiración de Juan Sintierra.
Título original: Cartas de Juan Sintierra
José María Blanco White, 1811
Prólogo: Manuel Moreno Alonso, 1990
Foto portada: Cortesía del Manchester College de Oxford
Editor digital: RoqueNublo
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José María Blanco White es un autor andaluz universal con una obra muy particular: una crítica coetánea, escrita en español desde Londres, sobre las Cortes de Cádiz. En las páginas de su periódico londinense «El Español» escribió, entre marzo y diciembre de 1811, las Cartas de Juan Sintierra. Son los comentarios de su decepción ante los resultados de las Cortes, con un criticismo que no es de base exclusivamente teórica. Su autor había llegado a la conclusión de que, a pesar de la revolución, en el fondo de la cuestión, nada había cambiado. Y en las cartas, el escritor sevillano, ya sin patria, se libera de toda contención poniendo en boca de Juan Sintierra cuantas críticas se le antojan sobre los temas continuos de su obsesión de España.
En definitiva, las Cartas de Juan Sintierra, por venir de quien viene y por sus observaciones del mayor interés histórico, constituyen un texto fundamental sobre las Cortes y también sobre la España de su tiempo.
José María Blanco White
Cartas de Juan Sintierra
Crítica de las Cortes de Cádiz
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RoqueNublo 11.06.2015
Notas de las Cartas y del Apéndice
[1] La Ley II, Tit. XII, Partida IV, declara que el mejor título de naturaleza es haber nacido en la tierra.
[2] Conciso del 3 de noviembre de 1811.
[3] Véase el Despacho del Marqués de Wellesley, en Sevilla a 25 de agosto de 1809; entre los papeles mandados publicar por el Parlamento en 19 de marzo de 1810. Su extracto se halla en el tomo del Español, p. 187.
[4] Despacho de 15 de septiembre de 1810, página 202 del tomo 1.º del Español.
[5] Me parece muy del propósito recordar aquí para satisfacción de los buenos, e ingenuos españoles, e ilustración del argumento de mi amigo Juan Sintierra un breve compendio de las razones que sobre la retirada del ejercito inglés después de la batalla de Talavera y sobre la supuesta obligación de mantener un ejercito dentro de España, dio el Marqués de Wellesley, entonces embajador extraordinario de S.M.B., en Sevilla, en su despacho del 2 de septiembre de 1809. Está entero en el tomo 1.º del Español pág. 118; pero como sería más molestia para el lector irlo a buscar allí, que batallar aquí repetido el pedazo, que hace el presente propósito, elijo este medio de recordárselo.
«Sir Arturo Wellesley en su carta del 1.º. Anuncia su última determinación de ponerse en movimiento al día siguiente, hacia la frontera de Portugal; pero añade que su intención es acampar la mayor parte de su ejercito dentro de los límites de España, en caso de poder mantenerlo en tal posición, de lo que está dudoso a causa de la distancia de los principales almacenes que tiene en el territorio portugués».
«Así se ha terminado la importante cuestión que ha ocasionado tantos debates con este gobierno desde mi llegada a España. Los documentos a que me he referido en este despacho y en los Nos. 2 y 3 darán a Vd. los más principales detalles para su inteligencia; pero no será inútil ofrecer a la consideración de Vd. un resumen de estas transacciones extraordinarias, formado con más enlace».
[6] Véase a Marina Ensayo Histórico Crítico sobre Antigua Legislación de España.
Introducción
Breves reflexiones
Sobre algunos artículos de la Constitución Española.
Tener una Constitución, sea cual fuere, es mejor que tener ninguna, o tenerla dudosa, y casi olvidada. La que han formado y promulgado las Cortes, tiene a mi parecer defectos muy esenciales, de los cuales he expuesto algunos cuando se estaba formando; mas a pesar de ellos, protesto que su promulgación, y la satisfacción y alegría con que entiendo que el pueblo Español la ha recibido me han causado muy verdadero placer. Como mis censuras no han tenido ni tienen más objeto que el de contribuir al acierto, e ilustración del pueblo español en cuanto alcancen mis débiles fuerzas; siempre que se trata de materias como ésta, siento una propensión generosa, a no aguar el gozo de los pueblos con argumentos y dudas intempestivas. Así es que en las que voy a presentar estoy cierto de que no mereceré la acusación de minucioso. El pueblo español no debe recibir una constitución a ojos cerrados; debe, sí, obedecerla ciegamente en tanto que la autoridad legítima no la corrija o altere. Pero si los que la han formado creen que sus leyes todas son infalibles, y pretenden que todas y cada una sean inmutables, los engaña un inconsiderado deseo.