Cartas
desde el
Corazón
Cartas
desde el
Corazón
JOSÉ LUIS NAVAJO
Cartas desde el corazón
© 2012 José Luis Navajo
1ª Edición 2012
2ª Edición 2012
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América.
Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo
Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com
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Depósito Legal:
ISBN: 978-84-15404-43-9
Impreso en Estados Unidos de América
Web del autor: www.joseluisnavajo.com
Dedico este libro a mis hijas, Querit y Miriam ,
porque impulsáis mis manos a seguir escribiendo
y mis pies a seguir escalando.
¡Qué fácil es reír a vuestro lado!
ÍNDICE
Carta…
PRÓLOGO
A ESTA NUEVA
EDICIÓN
El manuscrito de este viejo libro —aunque puede que el término viejo no le haga justicia a un volumen que solo tiene seis años de vida— ha reposado sobre mi mesa varios días, durante los cuales lo he observado emocionado.
Ha regresado a mi «taller de palabras» —así llamó a la habitación en la que escribo— después de recorrer mundo, y ahora yace aquí, dispuesto a ser remozado y enviado luego a una nueva editorial, desde donde será catapultado para seguir su andadura, de mano en mano, de mesilla de noche en mesilla de noche, y ojalá que de corazón en corazón.
Junto a este sencillo trabajo ya me he echado algunas risas, y también he derramado alguna lágrima. Son muchos los comentarios recibidos de lectores que se identificaron con alguna de las cartas que contiene.
«La que escribiste a tu madre me hizo llorar», «La de tus sobrinos, ángeles de mazapán, me conmovió hasta las lágrimas», «El mensaje que escribiste a tu esposa me cautivó»… ¡Cuántas emociones condensadas en unas líneas! ¡Cuántas sensaciones vertidas y repartidas!
Ahora, viéndole reposar sobre la superficie fría de cristal, la sensación debe ser equiparable a la que pueda sentir el capitán de un barco cuando ve el buque sobre el que surcó los mares subido en el andamiaje y sometido a minuciosa revisión.
Tal vez sienta urgencia por ver ese gigante de acero cortando de nuevo el agua y bogando en dirección a nuevos puertos. Fui tentado a someter Cartas desde el corazón a un minucioso análisis bajo la lupa de la crítica —leyéndolo ahora me doy cuenta de que es francamente mejorable; después de él han surgido otros diez libros que han pulido mi estilo y perfeccionado un poquito mi técnica—, pero apenas me sumergí en dos o tres de las cartas que contiene decidí que lo dejaría tal y como está.
No quiero mejorarlo, sino preservarlo.
¿La razón?
Cada carta que conforma este volumen nació en un momento muy intenso. Fue la respuesta a alguna situación de gran carga emocional. Algunas las dirigí a destinatarios felices que disfrutaban de la primavera de la vida y otras tenían su destino en algún crudo invierno del alma, pero cada letra fue redactada con auténtica pasión y cargando la pluma en el corazón. Intentar mejorarlas sería destruirlas. Deben quedar como surgieron del bolígrafo apasionado que las redactó.
Es mi deseo que cada una de estas misivas pueda trasladarte al momento y al lugar que las provocaron, y que allí puedas recrearte y divertirte, o tal vez reflexionar, e incluso llorar. No es mal ejercicio este último: por algo Lord Byron dijo que podemos ver más lejos a través de una lágrima que por un telescopio.
Y, ¿quién sabe?, puede que nazca en ti el deseo de redactar alguna carta que late ahora en tu propio corazón y busca destinatario. Porque el mundo necesita ser surcado por misivas redactadas con amor y con pasión. Cartas que llenen el espacio con un mensaje de paz y de esperanza. Cartas, en fin, escritas desde el corazón, y para el corazón.
Ojalá que aquí encuentres la que estás necesitando.
José Luis Navajo
Febrero de 2012
Mi escritorio y mi lugar de oración están muy próximos.
Ocurre con frecuencia que salto de mi mesa de escritura a las rodillas para conversar con Dios acerca de los hombres y luego retorno a los folios blancos para departir con los hombres acerca de Dios.
Esta doble comunicación se ha convertido en una necesidad ineludible. Por eso mi mesa de trabajo y mi lugar de oración están tan próximos. Por esa razón mi pluma y mi Biblia se tocan.
Las cartas que conforman este volumen nacieron del corazón y pretenden llegar a él. Creo que nunca he escrito un libro tan íntimo como este. Alguna de estas misivas vio la luz en un crudo invierno del alma, cuando, con el corazón casi helado, pude escuchar a Dios susurrando lo que luego volqué a las cuartillas. Otras nacieron acunadas entre las flores de la más sublime primavera, pero todas fueron redactadas humedeciendo la pluma en el corazón y son el néctar extraído de experiencias casi sagradas que se me ha concedido vivir.
En cada línea he desgranado un poco de mí. En unas quedó impregnada el alma de un padre. La tinta en otros casos fluyó del latido del esposo y algunos renglones los firma el corazón del pastor. Todas, sin embargo, brotaron de la gratitud del redimido, pues lo hicieron a la sombra de la cruz.
Es mi deseo y mi oración que sea enriquecido en la lectura de estas páginas y que el Espíritu de Dios lo dirija para localizar las cartas que escribí precisamente para usted.
CARTA A UNA
PERSONA ÚNICA
La oración debería ser la llave del día y
el cerrojo de la noche.
Thomas Fuller
Deseo que la carta que inaugure este correo sagrado sea la dirigida a la persona más importante en mi vida.
Sin ella —sin esa persona— ni podría ni querría enfrentar otra jornada.
Nada tiene sentido si ella no se lo da. No hay camino apetecible sin el frescor de su presencia y el calor de su compañía. Esa persona única marca mi norte y es mi horizonte; ni de respirar tendría ganas sin su respiración a mi lado. ¡Para qué quiero la vida sin su vida!
Pero cada día percibo su cercanía y capto su complicidad, y eso supone capital suficiente para cubrir toda deuda y fuerza de sobra para afrontar cualquier batalla.
Gracias por estar a mi lado, persona única, especial… insustituible. Gracias, Espíritu Santo.
A mado Espíritu Santo:
Hoy, por fin me decido a escribirte; te ruego que perdones la forma, acaso algo irreverente, de dirigirme a ti. Ignoro si en el pasado alguien te ha escrito una carta, pero ocurre que sobre el papel me es más fácil ordenar las ideas y pensamientos que con profundo amor, respeto y reverencia quiero transmitirte.
Te doy gracias… muchas gracias por haberte acercado a mí. Aún no lo entiendo, no sabía que era posible una experiencia así contigo, pero tu proximidad me ha hecho vibrar.
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