Crepúsculo de los ases recrea la defensa que Roma llevó a cabo para impedir la invasión germana que hubiera puesto en peligro la integridad del Imperio Romano tras la fatal derrota de Teutoburgo. Para ello, Tiberio, sucesor de Augusto en el solio imperial, envía a Germánico a vengar la memoria de las legiones malditas caídas en los bosques de Teutoburgo, con el objetivo de acabar con Arminio. Sin embargo, la destreza del germano en la defensa de su territorio, a pesar del inmenso poder militar desplegado por Roma, convencerán a esta de que Germania Magna debe quedar libre para siempre.
Crepúsculo de los ases , de Artur Balder, autor de otros libros como El evangelio de la espada (Crónicas de Widukind I) o Curdy y la cámara de los lores , es una novela de narrativa histórica que arrasará entre los aficionados al género, la conclusión de una saga apasionante ( Teutoburgo: El último querusco, Liberator, La Batalla del Destino ) que revela una parte desconocida de la historia de la Antigua Roma. Cada libro de la saga se puede leer de manera independiente. La novela narra el sueño de gloria y poder del militar bárbaro más temible de la historia de Roma: Arminio el Querusco.
Artur Balder
Crepúsculo de los Ases
Tetralogía de Teutoburgo IV
Autor: Balder, Artur ©2013, Ediciones B, S.A. Colección: Histórica ISBN: 9788466653329
Pastores de brujas invocaron a la que, tres veces quemada, de nuevo entre los vivos habló : anunció la adivina de los Ases la caída, la guerra fatal que del mundo el fin traía : Oscurécese el sol, sumérgese la tierra, caen del cielo las claras estrellas, furiosa humareda las llamas levantan, alto, hasta el cielo, se eleva el ardor. Ebrio vaga devorando el mundo de los Ases el sediento crepúsculo…
EDDA MAYOR
No lejos se hallaba el bosque donde se decía que los restos de Varas y de sus legiones quedaron sin sepultura. A Germánico le vino el deseo de tributar los últimos honores a aquellos soldados caídos. Esta misma conmiseración se extendió a todo su ejército, pensando en sus parientes y amigos, en los azares de la guerra y en el destino de los hombres. Llegaron al escenario. En medio del campo blanqueaban los huesos, separados o amontonados, según habían huido o hecho frente al enemigo. Junto a ellos yacían restos de armas y osamentas de caballos. Los cráneos humanos los miraban clavados en troncos de árboles. En los bosques cercanos descubrieron bárbaros altares, en los que habían sido sacrificados los tribunos y los primeros centuriones del ejército.
TÁCITO,
Anales,
hacia 110 d.C.
A causa de la derrota de Varas muchos de los que pertenecían a los estratos superiores de la sociedad romana, quienes habían visto el servicio militar como un paso previo para alcanzar el grado de senadores, fueron despreciados por el destino: algunos convertidos en pastores, otros, en esclavos domésticos, todos ellos resultaron humillados.
SÉNECA,
Cartas , 47,
hacia 50 d. C.
NOMENCLATURA GERMÁNICA Y LATINA:
TOPONIMIA, PERSONAJES Y PUEBLOS, GLOSARIO
Todos los nombres geográficos usados en este libro, así como las tribus germánicas, galas y rætias mencionadas, son auténticos, y han sido recogidos, transcritos y usados de acuerdo a la nomenclatura latina anotada por Tácito en su Germania y por la enciclopedia Loeb Classical Library, y según los detallados mapas contenidos en el Atlas antiquus del cartógrafo Heinrich Kiepert, que se encuentran a disposición del lector en la página web oficial dedicada a la saga en español : www.teutoburgo.com.
Dado el escaso uso de la nomenclatura germana existente en la literatura española, el autor ha seguido su propio criterio de traducción para nombres de personajes, de lugares y de pueblos germanos, en concordancia con los diccionarios de germánico e indogermánico. Arminio, o Arminius, también Armin, Ermin, Irmin, procede claramente del germ. *erminer, *erminaz , «grande», «enorme», «fuerte», «poderoso». En la edición en castellano, este personaje será en general tratado con la voz castellanizada Arminio por el narrador, con la voz germana Erminer en los diálogos en los que participen los personajes germanos de la historia, y con la voz latina Arminius por los personajes romanos en aquellos diálogos que lo mencionen. Véase Arminio en el glosario para leer la nota etimológica si se desea más información sobre el protagonista de la saga.
Asimismo, los nombres de lugares fundados por Roma normalmente son referidos según su nomenclatura latina original, del mismo modo que muchos de los nombres de generales, senadores, funcionarios y, en general, personajes del mundo romano recreados en la historia.
A su vez, por cuestión estilística y para recrear la cultura predominante de aquella época, se ha decidido respetar los caracteres rúnicos latinos y una adaptación fidedigna a su sonoridad original de los nombres germánicos legados por las escasas fuentes históricas supervivientes al Tiempo.
El texto en los distintos volúmenes dispone de notas a pie de página, generalmente de carácter filológico, para aclarar términos de especial interés y así satisfacer la curiosidad de algunos lectores por el mundo germano y su lenguaje, menos popularizado que la cultura romana, mientras que otros muchos términos latinos o germanos que aparecen en el texto, aunque carecen de su correspondiente nota a pie de página, son recogidos y aclarados en un extenso glosario ordenado alfabéticamente al final de cada volumen, dedicado a aquellos lectores que deseen obtener una explicación pormenorizada. Para una aclaración de los términos abreviados usados en los análisis filológicos de las notas a pie de página, véase el inicio del Glosario latino-germánico al final de cada tomo.
ANSUTHEMARAZ
15-21 D.C
WARDAWULF:
EL HOMBRE LOBO
GERMANIA
I. BOSQUES DE HERCYNIA
Algunos señores queruscos se congregaban en la entrada de la cueva. Habían ido llegando a lo largo de los últimos días. Especialmente la noche anterior, con el rumor de que él vendría a compartir la caza. Pero no fue así. Asaron y comieron, pero el líder no vino de las profundidades de la tierra en las que, según se decía, se sumergían aquellas cavernas, retorciéndose en la roca madre como un laberíntico nido excavado por gusanos mitológicos que acaso eran capaces de roer el mundo hasta alcanzar las mismas Fuentes de la Prudencia, donde varios demonios custodiaban un mágico manantial capaz de bendecir a su bebedor con el don de la sabiduría y el misterio de las runas. En aquellos rincones de sacerdotes, en esos santuarios que ningún mortal quisiera visitar llevaba ya semanas encerrado el Libertador de Germania, el guerrero en posesión del nombre más glorioso de todos los tiempos.
Un héroe, y, entre los germanos, un descendiente de los dioses, un elegido de destino invencible, un líder en cuya frente se había posado la invisible estrella cuya luz era capaz de guiar a los pueblos hacia la victoria.
Se contaba que Arminio quien había dado muerte a criaturas monstruosas que jamás vieron la luz para evitar que se apoderasen del misterio del manantial. Se narraban cuentos, horrísonos en los oídos de los niños y rutilantes en la imaginación de los señores más ambiciosos, mas todos ellos habían evitado mostrar la verdad: que un hombre desesperado se había debatido entre la locura y la muerte durante semanas, medio ahogado por la ira; que el poderoso héroe de Teutoburgo se había sentido impotente ante el rapto de su mujer embarazada; que había rehusado volver al mundo de los hombres mortales, harto de sí mismo.
El vasto salón subterráneo, un antro de dragones propio de las sagas nórdicas, se ensanchaba al pie de los árboles y había dado cobijo a la comitiva convocada por los hechiceros. La mayor parte de estos hombres eran miembros de la guardia personal de Arminio, muchos de ellos amigos de la infancia. Ahora la mañana envejecía y el sol descendía en la trama de la floresta: una lanza de luz atravesaba al bies el muro de árboles y penetraba en el antro, extendiendo por encima de la piedra una veta de fuego que separaba claramente la luz de las tinieblas.
Página siguiente