Eros y civilización parte de la tesis sustentada por Freud —particularmente en El malestar de la cultura— de que la civilización necesita una rígida restricción del “principio del placer”. Pero a la luz de la propia teoría freudiana, y basándose en las posibilidades de la civilización llegada a madurez, Herbert Marcuse aduce que la existencia misma de ésta depende de la abolición gradual de todo lo que constriña las tendencias instintivas del hombre, del fortalecimiento de los instintos rivales y de las liberaciones del poder constructivo de Eros. Piensa Marcuse que los logros alcanzados por las culturas occidentales han creado ya los prerrequisitos para el surgimiento de una civilización no represiva, y señala las tendencias sociológicas y psicológicas que actúan en ese sentido. Esto le lleva a un replanteamiento de la teoría freudiana en pugna con las escuelas neofreudianas (Eric Fromm, Karen Horney, Harry Stack Sullivan), que, en su opinión, han abandonado algunos de los descubrimientos más decisivos de la teoría psicoanalítica.
Eros y civilización, no nos saca de la utopía. Utopía de una civilización no represiva, de una sexualidad transformada en Eros creador. El asunto que quizá en último término Herbert Marcuse plantea, es el de que, no obstante ser las utopías imposibles, no nos resulta fácil imaginar el mundo sin esta su peculiar clase de imposibilidad.
Herbert Marcuse
Eros y civilización
ePub r1.0
Titivillus 11.10.16
Título original: Eros and civilization. A philosophical inquiry into Freud
Herbert Marcuse, 1953
Traducción: Juan García Ponce
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
En memoria de
SOPHIE MARCUSE
1901-1951
Notas
[1] Los dos principios del suceder psíquico en Collected Papers (C. P.), IV, 14
[2]Ibid., p 18
[3]Ibid., p. 16
[4]Introducción al psicoanálisis, p, 273,
[5] Véase infra, capítulo XI. El ensayo de Ernest G. Schachtel «On Memory and Childhood Amnesia» da la única interpretación psicoanalítica adecuada de la función de la memoria, tanto en un nivel individual como en uno social. El ensayo está centrado por completo en la fuerza explosiva de la memoria, y su control y «convencionalización» por la sociedad. Es, desde mi punto de vista, una de las pocas contribuciones reales a la filosofía del psicoanálisis. El estudio de Schachtel está en A Study of Interpersonal Relations, editado por Patrick Mullahy, Nueva York, Hermitage Press. 1950, pp. 3-49,
[1] Además del estudio de Freud (especialmente en Nuevas aportaciones al psicoanálisis). véase Siegfried Bernfeld, «Ueber die Einteilung der Triebe», en Imago, vol XXI. 1935: Ernest Jones. «Psychoanalysis and the Instincts», en British Journal of Psychology, vol XXVI. 1936; y Edward Bibring. «The Development and Problems of the Theory of the Instincts», en International Journal of Psychoanalysis, vol XXI. 1941.
[2]Más allá del principio del placer, p 51.
[3]Ibid., p. 47. Ver también Nuevas aportaciones al psicoanálisis, pp. 145-146.
[4]La interpretación de los sueños, p. 534
[5]Más allá del principio del placer, p. 86.
[6]Ibid.
[7]El Yo y el Ello, p. 66.
[8]Más allá del principio del placer, p. 76.
[9]El Yo y el Ello. p. 66.
[10]Más allá del principio del placer, pp. 52-53.
[11]Esquema del psicoanálisis, p. 20.
[12]Más allá del principio del placer, p. 53.
[13]Ibid.,
[14]Ibid., p. 80.
[15]Ibid., pp. 50-51.
[16]El Yo y el Ello. p. 88. El malestar en la cultura, p. 102.
[17] Edward Bibring, «The Development and Problems of the Teory of the Instincts», loc. cit. Ver también Henz Hartmann, «Comments on the Psychoanalytic Theory of Instinctual Drives», en Psychoanalytic Quarterly, volumen XVII, n.º 3, 1948.
[18]Más allá del principio del placer, p. 73.
[19]El Yo y el Ello, p 66.
[20] Fenichel. «Zur Kritik des Todestriebes», en Imago, volumen XXI, 1935, p 463.
[21]The Psychoanalitic Theory of Neurosis, Nueva York, W. W. Norton, 1945, p. 59.
[22]Nuevas aportaciones al psicoanálisis, p. 105.
[23]Esquema del psicoanálisis, p. 19
[24]Nuevas aportaciones al psicoanálisis, p. 104.
[25]Ibid., p. 106.
[26]La interpretación de los sueños, p. 535. En el desarrollo posterior del psicoanálisis, el papel del ego se ha considerado como más «positivo», subrayándose sus funciones «sintéticas» o «integradoras». Sobre el significado de este cambio en el acento, ver el epílogo.
[27]El Yo y el Ello, p. 75.
[28] Franz Alexander, The Psychoanalysis of the Total Personality, Nueva York, Nervous and Mental Disease Monograph, número 52, 1929, p. 14.
[29]Ibid., pp. 23-25. Para una mayor diferenciación en el origen y la estructura del superego, ver infra, pp. 95-97.
[*] Surplus-Repression.
[**]Performance principle (N. del T.).
[30] Ver infra, capítulo XI.
[31]Sobre una degradación general de la vida erótica. C. P. IV.
[32] Ernest Schachtel. «On Memory and Childhood Amnesia», loc. cit., p. 24.
[33]Ibid., p. 26.
[34]El malestar en la cultura, p. 74.
[35]Esquema del psicoanálisis, p. 26.
[36]El malestar en la cultura, pp. 79-81.
[37]Introducción al psicoanálisis, p. 358.
[38]Más allá del principio del placer, p. 57.
[39]Esquema del psicoanálisis, p. 20.
[40]Más allá del principio del placer, p. 57.
[41]Psicología de las masas y análisis del yo, p. 40.
[42]Ibid.
[43]El malestar en la cultura, p. 80. Ver también El porvenir de una ilusión, pp. 10-11.
[44]El malestar en la cultura, pp. 86-87.
[45] Sin duda, toda forma de sociedad, toda civilización tiene que imponer el tiempo de trabajo para procurarse las necesidades y lujos de la vida. Pero no todas las formas y modos de trabajo son esencialmente irreconciliables con el principio del placer. Las relaciones humanas conectadas con el trabajo pueden «proveer una considerable descarga de impulsos de componente libidinal, narcisistas, agresivos e inclusive eróticos» (El malestar en la cultura, p. 34. nota). El irreconciliable conflicto no es entre el trabajo (principio de la realidad) y Eros (principio del placer), sino entre el trabajo enajenado (principio de actuación) y Eros. La noción de un trabajo libidinal no enajenado será discutida más adelante.
[46] Ver infra, capítulo IV.
[47]The Psychoanalytic Theory of Neurosis, p. 142.
[48]Introducción al psicoanálisis, p. 282.
[49] G. Barag, «Zur Psychoanalyse der Prostitution», en Imago, vol XXIII, n.º 3. 1937, p. 345.
[50] Otto Rank, Sexualitat und Schuldgefuhl, Leipzig, Vienan Zurich. Internationaler Psychoanalytischer Verlag, 1926, p. 103.
[51] Los dos principios del suceder psíquico, C. P. IV, pp. 16-17.
[52] Rank, Sexualitat und Schuldgefuhl, pp. 14-15.
[53] Freud,