• Quejarse

Gonzalo J. Suárez Prado - El tesoro de Cuauhtémoc

Aquí puedes leer online Gonzalo J. Suárez Prado - El tesoro de Cuauhtémoc texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2016, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Gonzalo J. Suárez Prado El tesoro de Cuauhtémoc

El tesoro de Cuauhtémoc: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El tesoro de Cuauhtémoc" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Cuauhtémoc fue el último Huey Tlatoani azteca. Pero su encuentro con Hernán Cortés y la caída del Imperio Azteca no es cómo nos lo han contado.
Acompañaremos a Zanicte Tepeyólotl y a Martín Guerrero en una jornada épica para recuperar el tesoro de Cuauhtémoc, mientras vemos su ascenso al poder y su derrota,y cómo influyó en otros personajes de la Historia de México.
¿Por qué Porfirio Díaz quiso incluirlo en el punto central del Paseo de la Reforma? ¿Dónde está su misterioso tesoro? ¿Quiénes lo resguardan y quiénes lo quieren conseguir?
Una interesante aventura que ampliará tu conocimiento de tres etapas de la Historia de México al tiempo que te divertirá enormemente.

Gonzalo J. Suárez Prado: otros libros del autor


¿Quién escribió El tesoro de Cuauhtémoc? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El tesoro de Cuauhtémoc — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El tesoro de Cuauhtémoc " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Contenido

El tesoro de Cuauhtémoc

Copyright © 2016

Giacommo J. Seráuz / Gonzalo Javier Suárez Prado

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL SIN EL PERMISO PREVIO DEL AUTOR.

Pueden realizarse citas para efectos de revisión, reseñas y/o comentarios privados o trabajos académicos, siempre y cuándo se cite la fuente.

http://gjsuap.com

http://eltesorodecuauhtemoc.com

Para mis padres, Gonzalo y Maria Luisa,

por lo que conocen de esta historia mejor que nadie.

Para mi esposa Ana Ivette,

mi mayor riqueza.

Para mis hijos Gonzalo Daniel, Anette Geraldyne,

Ana Sophia y Fernando Javier,

esperando que puedan encontrar su propio tesoro.

CONTACTA AL AUTOR

Si te gusta este libro, o si tienes algo que decirme, me gustaría saberlo. Escríbeme a

Te espero en mi blog Dichos y Bichos, disponible en http://gjsuap.com. Se actualiza tres veces a la semana. Hay un boletín semanal gratuito, en el que se anuncia, además de las nuevas entradas y materiales exclusivos, conferencias, publicaciones y nuevos libros disponibles. Es posible registrarse sin costo alguno en en la siguiente dirección: Boletín Dichos y Bichos (http://eepurl.com/LoO1) y recibes un e-book de regalo al suscribirte.

Puedes conocer mi catálogo completo en Amazon en http://www.amazon.com/author/gjsuap o en el sitio http://autor.gjsuap.com

Puedes comunicarte conmigo, también a través de las redes sociales:

Amazon

http://www.amazon.com/author/gjsuap

Facebook

http://facebook.com/gjsuap

Google+

http://plus.google.com/+gjsuapplus,

Pinterest

http://pinterest.com/gjsuap

Slideshare

http://www.slideshare.net/gjsuap

Twitter

http://twitter.com/gjsuap

YouTube

http://youtube.com/gjsuap

E-Mail

Otros sitios que puedes consultar, vinculados a mis libros:

Blog Dichos yBichos

http://gjsuap.com

Clara Sandra Solía Soñar

http://clarasandra.com

Cursos y Talleres

http://cursos.gjsuap.com

De Hormigas a Tiburones

http://dehormigasatiburones.com

El tesoro de Cuauhtémoc

http://eltesorodecuauhtemoc.com

Escribe Hoy

http://escribehoy.com

Página de Autor

http://autor.gjsuap.com

¡No dejes de contactarme!

Giacommo J. Seráuz.

(Gonzalo J. Suárez P.)

Nuestro Sol se ha ocultado

Nuestro Sol se ha escondido

y nos ha dejado en la más completa oscuridad...

Sabemos que volverá a salir para alumbrarnos de nuevo,

pero mientras permanezca allá en el Mictlán

debemos unirnos ocultando en nuestros corazones

todo lo que amamos.

Del testamento de Cuauhtémoc

CAPÍTULO UNO

La sangre que caía de su prepucio perforado abonaba la tierra que muy pronto dejaría de gobernar. El dolor físico de los lóbulos y la piel era nada comparado con el desgarrador dolor moral que le corroía el alma. Era, sin duda, un hombre sufriente.

La noche de ese verano de 1521 en las montañas Oztoctépetl (hoy denominada Sierra de Guadalupe), al norte del Valle de México, era húmeda y fría. Se sentía, además, el viento cortante en rachas repentinas. La pena de este hombre era aún más lastimosa en esas circunstancias.

Un único asistente, parado a la distancia, veía a su Señor, de rodillas, continuar con el ritual al que había asistido a tan remoto paraje. Extrañamente, habían salido solos.

De manera poco común habían escapado al sitio de la ciudad lacustre en que vivían. Ni los guardias aztecas ni los rondines españoles les vieron salir entre los juncos que limitaban México-Tenochtitlan. Pero no buscaba huir, sino completar su ritual.

La espina de maguey, afilada, rasgaba la piel una y otra vez. El calor de la sangre que goteaba contrastaba con el frío ambiente. La lluvia se mezclaba con esa sangre noble poco antes de caer en la esfera hueca de jade.

Antes se había perforado las orejas y la lengua. Faltaba completar el ritual sagrado con sangre extraída de su prepucio.

Cada golpe de la espina de maguey generaba olas de dolor que recorrían el cuerpo. Pero el hombre no se inmutaba. Estaba en un trance de oración y dolor. Vivía un sufrimiento moral extremo, por lo que las lesiones físicas no le incomodaban.

Poco a poco la sangre y lluvia llenaron la cuarta esfera de jade. Material precioso digno para albergar la ofrenda del guerrero. Puso la pequeña tapa que encajaba a la perfección. Visto de lejos parecía la cuenta grande de un collar. De cerca apenas se percibía una ranura y algo de sangre fuera de ella. Este pequeño relicario de piedra verde estaba al ras.

Con un gesto adusto, que contrastaba con el dolor que debía sentir pero no manifestó, se puso de pie e hizo una seña al criado, quien se acercó, reverente y cabizbajo, a su señor. Portaba un pequeño cofre de piedra, acaso mayor que un códice.

En él puso el orante uno de esos libros antiguos, de unas 20 láminas, doblado en biombo. El papel de amate tenía una textura café, finamente trabajada. Al tacto era demasiado suave para venir de un material tan burdo. Encajaba casi perfectamente al tamaño del cofre.

Añadió su corona de oro, y cuatro esferas de jade verde, llenas de su sangre. Una más contenía su semen. Unos granos de cacao y plumas de quetzal completaban la ofrenda. Unas gotas de lluvia y un par de lágrimas, las primeras que le salían, se incorporaron al cofre.

Puso una pieza menor de piedra tallada a manera de tapa. Nuevamente, el trabajo era tan fino que encajaba a la perfección. Quien no supiera que eso era un cofre tendría dificultades para abrirlo.

Lo que era muy evidente era el trabajo en alto relieve por los cuatro costados del cofre de piedra. Predominaba en la tapa el escudo de armas del portador de la pieza.

Un águila que desciende, con las alas plegadas hacia atrás y la cabeza por delante. Se ve que va en una picada grave, herida o moribunda. Es verdaderamente el “águila que cae”.

Continuó Cuauhtémoc en una oración profunda por otra media hora. En tanto, su criado hacia un agujero en la tierra, lo suficientemente grande para poner el cofre en él, no muy lejos de donde el Huey Tlatoani, el Gran Orador o Supremo Hablante, el último emperador azteca, realizaba su ascesis.

El frío arreciaba en tanto que se acercaba el amanecer. Faltaba poco para que los primeros rayos del sol iluminaran la arista de las montañas cercanas.

Súbitamente, de un salto, se incorporó Cuauhtémoc. Fuerte y vigoroso, ocultaba el ayuno de muchos días que le habían impuesto tanto las circunstancias de la guerra como el hecho de saberla perdida.

Poco más de medio año había estado en el poder, desde mediados del invierno, durante la primavera y esa parte del verano. 89 días de ellos, vivió el sitio de México-Tenochtitlan, la capital de su aún vasto imperio.

Recordó cómo, casi dos años antes, acompañó a su tío Moctezuma Xocoyotzin a recibir a un extraño embajador, quien se identificaba como emisario de un rey que venía “de más allá de las grandes aguas”. De cómo durante algunos meses pudieron convivir en paz hasta que mataron a su tío y generaron una revuelta que expulsó a los castellanos de la ciudad.

Trató de recordar a su padre, que como él también había sido Huey Tlatoani, el octavo emperador azteca. Ahuízotl tenía reconocidas dotes de guerrero, diplomático y hasta de economista, pues expandió el Imperio Azteca de mar a mar (Anáhuac, la tierra entre los dos mares) y desde las tierras de las tribus bárbaras del norte hasta Nicanáhuac, “hasta aquí el Anáhuac”, hoy Nicaragua. E incluso llegó a comerciar con el Imperio Inca, si bien de manera muy esporádica y aleatoria.

Pero Ahuízotl murió cuándo su hijo apenas tenía seis años. Pocas son las memorias que le dejó, y la mayoría son de momentos amorosos y juguetones. Nada como para hacerlo un genio de la guerra y la administración pública. En esta noche lo recordaba Cuauhtémoc con afecto y nostalgia, y le hubiera gustado poderle preguntar qué hacer.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El tesoro de Cuauhtémoc»

Mira libros similares a El tesoro de Cuauhtémoc. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «El tesoro de Cuauhtémoc»

Discusión, reseñas del libro El tesoro de Cuauhtémoc y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.