La primera versión de este libro se publicó en inglés en 2016 con el título Revealing New Truths about Spain’s Violent Past: Perpetrators’ Confessions and Victim Exhumations (Londres: Palgrave Macmillan). El texto tenía, en origen, un afán divulgador —ya que estaba escrito para un público no español— del que no hemos querido prescindir en la presente versión. Se ha escrito mucho sobre el impacto de la memoria de la guerra civil y del franquismo en la transición española, pero faltaba una obra breve y accesible al gran público que resumiera los debates más importantes sobre este asunto. Pero este libro es algo más que una síntesis de carácter divulgador, pues contiene tanto un marco teórico inédito para dar cuenta de cómo ha evolucionado el tema en las últimas décadas como un enfoque original basado en las confesiones de los victimarios, en las exhumaciones de fosas de republicanos fusilados y en el impacto social de ambos fenómenos. Confiamos en haber logrado un buen equilibrio y que este libro suscite el interés tanto del público interesado, pero no especializado, como del lector académico.
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INTRODUCCIÓN
En la actualidad se suele olvidar que en su día España fue vista como un modelo de transición de la dictadura a la democracia. Lo que más se elogiaba era que esa transición hubiera llegado a buen término de forma pacífica, gracias a la moderación y las cesiones mutuas. España, ciertamente, consiguió asentar su régimen democrático, algo que en su momento muchos observadores consideraban improbable. No obstante, en el contexto mundial actual, que insiste en que las violaciones de derechos humanos no queden impunes, algunas voces han comenzado a pensar en este modelo de cambio como una reliquia de una época en la que se creía que la paz y la estabilidad democrática dependían de la amnistía y el olvido, no de la justicia y la verdad.
Pocas transiciones recientes han seguido la senda española, basada en la concesión de una amnistía general a los pocos presos políticos que quedaban en la cárcel y a todos los victimarios que podrían haber sido llevados a juicio, sin que ni siquiera se crease una comisión de la verdad (algo, por otra parte, nada habitual en aquellos momentos). En el presente libro analizamos los procesos que condujeron a esa forma de transitar hacia la democracia, teniendo en cuenta los acontecimientos históricos y políticos presentes en la guerra civil española, la dictadura, la transición y la postransición. Se conformó un entorno en el que el olvido deliberado de los acontecimientos más trágicos del pasado (sobre todo, aunque no solo, en el ámbito político) bloqueaba cualquier cuestionamiento de un relato basado en la reconciliación nacional y el reparto simétrico de culpas por las barbaridades cometidas. En consecuencia, aunque unos pocos verdugos dieran el paso de confesar actos violentos del pasado, los medios de comunicación no solían recoger sus confesiones y, cuando lo hacían, sus testimonios carecían de eco suficiente para cuestionar las interpretaciones de esa violencia histórica. Aunque pocos años después de la muerte de Franco se iniciaran las exhumaciones de republicanos ejecutados y los homenajes a su memoria (Aguilar, 2016 y 2017), hasta el año 2000, veinticinco años después del fin de la dictadura, no surgió una nueva generación, «los nietos de la guerra civil», que tuvo una enorme influencia en la promoción de la exhumación de restos de fosas comunes, por primera vez con identificación de ADN. Gracias a esas exhumaciones y a los homenajes locales que las acompañaron, un sector muy movilizado de esos nietos ha cuestionado las interpretaciones del pasado violento español y ha dado visibilidad a las demandas de las víctimas del franquismo. También ha exigido para España medidas de esclarecimiento de la verdad y de justicia adoptadas por otros países.
En nuestra presentación de los procesos que condujeron al silencio social y el olvido político, pero también a la apertura del debate sobre el pasado (sobre todo en el ámbito cultural y a nivel local), tenemos en cuenta las distorsiones y malentendidos del proceso de democratización español. Por ejemplo, el mito de la transición española, en cuanto que tránsito pacífico y ejemplar de la dictadura a la democracia, choca frontalmente con las elevadas cifras de violencia política y represión estatal que encontramos durante ese periodo. Por otra parte, el énfasis en la moderación y las cesiones mutuas desde el inicio de la transición suele dejar de lado las asimetrías de poder existentes en el proceso negociador entre la fortaleza de los franquistas moderados y la debilidad de la oposición democrática. En consecuencia, cuando la izquierda achaca los males actuales de la democracia española a la excesiva moderación de dicho proceso y a su carácter excesivamente consensuado, no tiene en cuenta dos factores: la debilidad que, como negociadora, tuvo la oposición democrática a la hora de conformar la agenda política del momento y la escasa relación existente entre muchos problemas actuales (no todos) y los procesos y decisiones del proceso democratizador.
CÓMO SE NEGOCIÓ LA TRANSICIÓN
El éxito de la transición española se suele atribuir a un «pacto» entre los blandos del régimen y los moderados de la oposición. Los primeros eran principalmente jóvenes líderes políticos que, a pesar de su colaboración activa con la dictadura, reconocían la necesidad de liberalizar el franquismo, aunque sin perder el control del nuevo sistema político y conservando un papel clave en él. A este grupo pertenecían tanto muchos de los que conformaron la Unión de Centro Democrático (UCD), el partido que ganó las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977, como el primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez. La oposición moderada la constituían las fuerzas políticas que habían cuestionado la legitimidad de la dictadura y que la habían combatido (al menos en las últimas décadas) por medios no violentos. En ese grupo figuraban formaciones mayoritarias del momento como el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), el Partido Comunista de España (PCE), y varios partidos nacionalistas (principalmente vascos y catalanes).