Después de cuarenta años de dictadura, la Transición ha sido representada y explicada como el triunfo de la democracia. Unos líderes moderados e inteligentes, un pueblo maduro y responsable, la oportunidad de un cambio político, pero sin riesgos, ni aventuras; fuera del consenso apenas quedaba espacio para las amenazas del extremismo terrorista y la involución. Esta es la imagen repetida en documentales, libros y prensa, que hasta hace bien poco ha servido de pilar ideológico de la democracia española.
En este libro se prueba una interpretación distinta y rompedora. El cambio político no se explica a partir de la acción de un puñado de grandes personajes, tampoco como resultado de un amplio consenso en torno a la democracia posible, ni siquiera como la consecuencia de los acuerdos entre élites las de la izquierda y el reformismo franquista en los que se encalla la crítica corriente. La Transición, y el cambio político consecuente, se explican como respuesta a una vasta crisis económica, política y social que se despliega a partir de las contradicciones que generaron las fuerzas movilizadas durante el último franquismo. Bajo esta perspectiva, el centro de la explicación devuelve el protagonismo a las luchas de fábrica, el movimiento vecinal, los nuevos movimientos sociales y, en general, la ola de cambio democrático que experimentó el país en aquellos años. Enfrentado a estas poderosas fuerzas, el problema de la Transición fue el de cómo integrarlas y así neutralizarlas. El resultado fue un régimen de nuevo cuño, la democracia liberal, que si bien satisfacía algunas de las nuevas demandas, las encuadraba en un marco político que apuntalaba y reproducía los intereses de viejas y nuevas oligarquías. En esto consistió el fracaso de la democracia en la Transición española.
Emmanuel Rodríguez López
Por qué fracasó la democracia en España
La Transición y el régimen del 78
ePub r1.2
Primo 13.05.16
Título original: Por qué fracasó la democracia en España
Emmanuel Rodríguez López, 2015
Diseño cubierta: Traficantes de Sueños
Editor digital: Primo
ePub base r1.2
EMMANUEL RODRÍGUEZ es licenciado en Sociología por la UNED y doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Autor del libro El gobierno imposible; trabajo y fronteras en las metrópolis de la abundancia [2003] y del libro Hipótesis Democracia y coautor de Fin de ciclo. Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano (1959-2010) [2010], ambos editados por Traficantes de Sueños, un proyecto de librería asociativa, distribuidora alternativa, editorial militante y espacio de encuentro del que forma parte como coordinador de ediciones. Es también cofundador de la Universidad Nómada.
Participa activamente dentro de la galaxia de los colectivos políticos autónomos del Estado español. Forma parte de la Fundación de los Comunes y del Observatorio Metropolitano de Madrid, espacio en el que ha desarrollado buena parte de su labor de investigación. Junto con Isidro López ha escrito recientemente un estudio monográfico sobre la crisis del modelo de acumulación español: Fin de ciclo. Financiarización, territorio y sociedad de propietarios en la onda larga del capitalismo hispano, publicado también por Traficantes de Sueños.
Hipótesis Democracia es el resultado de las discusiones mantenidas dentro de estos y otros espacios políticos con el fin de contribuir al momento de apertura que ha generado el 15M.
Notas
[1] Para una notas del pensamiento de Costa véase la selección de sus ensayos en obra de bolsillo Joaquín Costa, Oligarquía y caciquismo, Colectivismo agrario y otros escritos, Madrid, Alianza Editorial, 1967.
[2] Si se considera con detalle se verá que se trata de un problema diferente y mayor respecto de la explicación tradicional de la izquierda, que considera, como factor principal de la crisis de la dictadura, la incapacidad de las estructuras políticas del franquismo para gobernar un «sociedad desarrollada». Esta explicación se debe fundamentalmente a una perspectiva sociológica y funcionalista, congruente con el recambio de élites y de instituciones, pero no con el de los poderes económicos y sociales. Sencillamente justifica la Transición tal y como fue.
[3] Comisiones Representativas, Balance de la Huelga de Vitoria, abril de 1976 en «Las primeras huelgas del postfranquismo», Cuadernos de Ruedo Ibérico, núm. 51-53 , 1976.
[4] Ibídem, p. 192.
[5] Ibídem.
[6] La perspectiva de Manuel Fraga Iribarne sobre las huelgas se puede leer en: En busca del tiempo servido, Barcelona, Planeta, 1987, pp. 37-38 .
[7] Un destacado militante del conflicto recoge así la actitud de Fraga: «El mejor elogio lo hizo Fraga sin querer: “aquello de Vitoria había que aplastarlo porque estaba dirigido por dirigentes que manipulaban a la clase trabajadora y eran pequeños soviets que se estaban gestando. Había que extinguirlos”». Exposición de Jesús Fernández Naves, en el ciclo de debates De la autonomía obrera al antagonismo difuso, mayo del año 2000. Transcrita en sindominio.net/oficina 2004.
[8] José Vicente Iriarte Areso, Movimiento obrero en Navarra (1967-1977) . Organización y conflictividad, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1995, pp. 285-286 .
[9] Colectivo Estudios por la autonomía obrera, Luchas autónomas en la Transición democrática, Barcelona, Zero-ZYX , 1977, pp. 151-158 .
[10] A uno de mayo, Fraga escribía en su diario: «La ofensiva marxista fracasó completamente. Quedó claro para todos que no se podría forzar la mano del gobierno para crear una situación de poder en la calle. Desde entonces, ese era un hecho adquirido e inamovible», En busca del tiempo servido…, p. 46.
[11] Comunicado de la III Reunión General de las Comisiones Obreras, Madrid, julio de 1968.
[12] La principal fuente a la hora de considerar las macromagnitudes de la economía asalariada siguen siendo las series de Contabilidad Nacional. Un buen tratamiento de esta fuente para el periodo considerado es el trabajo de Jesús Albarracín, «La extracción del excedente y el proceso de acumulación» en Miren Etxezarreta (coord.), La reestructuración del capitalismo en España, Madrid, Fuhem, 1991.
[13] Las fuentes disponibles provienen tanto del sindicato vertical (OSE) como del Ministerio de Trabajo. Aquí se reproducen las de la OSE, si bien las del Ministerio no ofrecen datos muy distintos.
[14] Sobre las huelgas en Asturias véase el monumental trabajo coordinado por Rubén Vega, pero con participación de una docena de expertos, Las huelgas de 1962 en Asturias, Gijón, Trea / Fundación Muñiz Zapico, 2002. Véase también el documental de la Fundación Muñiz Zapico, Hay una luz en Asturias. Testimonios de las huelgas de 1962, 2002. Sobre el contexto laboral y la evolución de la organización obrera, véase Ramón García Piñeiro, Los mineros asturianos bajo el franquismo (1937-1962) , Madrid, Fundación Primero de Mayo, 1990.
[15] Incluso en una región cuya tradición obrera se esconde en las entrañas de las minas que animaron la primera industrialización del país, un informe policial señalaba ese carácter fundante de las huelgas: los obreros habían conocido «la fuerza de una acción unida, que antes se desconocía en la práctica». Véase por ejemplo el «Informe del delegado gubernativo especial de Gijón: conclusiones y enseñanzas extraídas del conflicto» en