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Muhammad Asad - El camino a Meca

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El camino a Meca: resumen, descripción y anotación

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Esta obra es la biografía espiritual de Muhammad Asad, periodista, escritor y viajero austriaco, nacido en 1900 en la ciudad de Lvov, entonces parte del imperio austro-húngaro y hoy en Ucrania. De nombre Leopold Weiss, era hijo de un abogado judío y nieto de un rabino ortodoxo. Falleció en Mijas, Málaga, en 1992, y está enterrado en la Rauda de Granada. Considerado hoy como uno de los pensadores musulmanes más eminentes del siglo XX, sus originales e intrépidos viajes por Oriente Medio superaron con mucho los de sus predecesores occidentales en amplitud y contacto íntimo con las gentes y cultura de esa amplia región. Su prolongada estancia en el mundo islámico fue, según sus propias palabras, más que “la mera adaptación externa de un europeo a la comunidad de musulmanes en la que había elegido vivir”. A su regreso a Occidente, tras una ausencia de 25 años, desempeñó el cargo de Ministro Plenipotenciario de Pakistán en la ONU, y publicó un conjunto de obras entre las que destaca, aparte de su excepcional traducción del Corán, El Mensaje del Qur’an, esta autobiografía, El Camino a Meca (1954), que abarca la primera parte de su vida, y en la que da testimonio de su conversión al Islam y de su transferencia de lealtad, consciente y completa, de un entorno cultural a otro, una evolución que describe lúcidamente en toda su peripecia sobre el fondo de sus viajes por el mundo islámico. El Suplemento Literario de The Times describió esta obra como “una narrativa de gran poder y belleza”

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Muhammad Asad

El camino a Meca

Traducción de ABDUR-RAZZAQ PÉREZ FERNÁNDEZ

Del mismo autor:

EL MENSAJE DEL QUR‘AN

2006

Traducción íntegra del Corán. Bilingüe árabe-castellano, transliteración, índice analítico y comentarios en más de 3,000 notas aclaratorias.

A MI ESPOSA POLA HAMIDA

GLOSARIO

de términos árabes y persas

La transcripción de estos términos se ha mantenido lo más próxima posible a la pronunciación original, evitando asimismo cualquier signo o símbolo que pudiera confundir innecesariamente al lector no especializado. Aquellos términos que sólo aparecen una vez y son explicados en el texto han sido omitidos.

abaya —amplia capa de lana que los árabes llevan sobre el resto de sus vestiduras.

agail —tropas irregulares y voluntarias reclutadas en Arabia Central para servir en Iraq, Siria y Jordania.

al —el artículo definido, masculino y femenino, singular y plural, que se emplea delante de los nombres comunes y de muchos nombres propios. Si el nombre empieza por las consonantes d, n, r, s, t, o z, la l de al es asimilada en la pronunciación: p.e., Ad-Dawish, As-Suwaiy.

badawi (pl. badu) —beduino.

Bismil-lah —‘en el nombre de Dios’.

burnús —manto con capucha que visten los árabes y los beréberes del Norte de África.

cadi —juez.

caftán —vestimenta larga y ajustada que se viste en todo el Oriente Medio debajo de la yubba o de la abaya.

cufiyya —pañuelo de cabeza que llevan los hombres en Arabia.

dao —navío de velas latinas muy utilizado en el mar Arábigo, el golfo Pérsico y (con el nombre de sambuk) en el mar Rojo.

emir —‘detentador de autoridad’, p.e., gobernador, jefe, caudillo, etc. faranyi (forma persa, jarangi) —europeo.

fel-lah (pl. fe-lahín) —campesino o granjero.

gal-labiyya —túnica larga con forma de camisa que visten en Egipto y en otros países árabes.

hach —peregrinación a Meca, uno de los deberes de todo musulmán y musulmana que sea capaz de realizarla.

hayyi —quien hace o ha hecho la peregrinación a Meca; a menudo se emplea como un título honorífico.

haram —‘santuario’ en especial las Mezquitas Sagradas de Meca, Medina y Jerusalén. (No debe confundirse con harám, que significa ‘prohibido por la ley religiosa’.)

hazrat —lit., ‘presencia’; tratamiento de cortesía que equivale más o menos a ‘su Señoría’.

ya —interjección que equivale a oh’ y es usada para dirigirse a otra persona (p.e.,ya sidi, oh mi señor; ya Al-lah, ‘oh Dios’).

ibn —hijo; delante de un nombre propio: ‘hijo de’. Usado a menudo juntamente con el nombre de un antepasado, en cuyo caso la combinación denota un patronímico o el nombre de una dinastía, p.e., Ibn Saud, Ibn Rashid.

igal —banda de cabeza, con aspecto de soga, que ciñe el pañuelo de cabeza de los árabes. Por lo general es de lana negra, pero algunas veces está entrelazada con hilo de plata dorado.

ihram —vestiduras blancas que llevan los peregrinos.

ijuán —hermanos’, aplicado aquí a los beduinos organizados y asentados por el rey Ibn Saud.

imam —‘dirigente’; referido en particular al que dirige la oración en congregación, pero también a los sabios eminentes de los primeros tiempos y al jefe de una comunidad.

in sha-Al-lah —‘si Dios quiere’.

jalifa —lit., ‘sucesor’ o ‘vicegerente’; designa por lo general al jefe de la comunidad musulmana (‘Califa’).

jan —originalmente, título de un príncipe o caudillo mongol; hoy en día se usa ampliamente como nombre honorífico en Irán, Afganistán, etc.

magreb —puesta del sol.

marhaba —bienvenido.

mu’addin —el que anuncia el tiempo de la oración.

muyahid (pl. muyahidín) —el que lucha en el yihad.

narguile —pipa muy elaborada que se usa para fumar tabaco y en la que el humo es filtrado a través del agua; en algunos países se conoce como ‘huka’.

qahwa —café; en los países árabes se aplica también a menudo a una cafetería o a una habitación de invitados.

rayayil —hombres-de-armas, normalmente los guardaespaldas de un rey o emir.

riyal —moneda de plata empleada en varios países de Oriente Medio.

sayyid —lit., ‘señor’. Con frecuencia se emplea para designar a un descendiente del Profeta.

sharif —igual que sayyid. Se aplica en particular a ciertas dinastías de países musulmanes; en este libro, al Rey Husain, que gobernó el Hiyaz de 1916 a 1924, y a sus descendientes, las dinastías de Iraq y Jordania.

sheij—lit., ‘anciano’; título honorífico usado ampliamente para designar a los jefes tribales y también a los notables y (en los países de lengua árabe) a los eruditos.

shuyuj —‘plural mayestático’ de sheij—, un apelativo utilizado en Arabia Central para referirse al rey y, a veces, a sus principales emires.

sidi —forma coloquial de sayyidi, ‘mi señor’ —un término honorífico especialmente popular en el norte de Africa.

sura —sección o capítulo del Corán, el cual está dividido en 114 suras.

tarbush —sombrero rojo sin ala que solían llevar los hombres en los países del Levante.

ulamá —eruditos, hombres sabios. Referido especialmente a los sabios religiosos, pero se aplica a menudo también a los expertos en otras ramas del conocimiento.

wadi —valle de un río o cauce seco de un río.

yanab-e-ali —expresión de cortesía empleada en los países de lengua persa.

yard —manto grande de lana que se usa en el oeste de Egipto y en Libia.

yihad —Guerra Santa en defensa del Islam o de la libertad de los musulmanes.

yubba —manto amplio que llega hasta los tobillos, usado por la gente pudiente de las ciudades, y por la mayoría de los ulamá, en Egipto, Siria, el Hiyaz, Iraq, Irán, etc.

zawiya —sede o centro de reunión de una orden religiosa o fraternidad.

HISTORIA DE UNA HISTORIA

La historia que voy a contar en este libro no es la autobiografía de un hombre conspicuo por su papel en asuntos de interés público; no es un relato de aventuras —pues aunque he vivido muchas aventuras extrañas, nunca fueron más que un acompañamiento de lo que estaba ocurriendo dentro de mí; no es tampoco la historia de una búsqueda deliberada de la fe —pues la fe me llegó, con los años, sin esforzarme en buscarla. Mi historia es simplemente la historia del descubrimiento del Islam por un europeo y su integración en la comunidad de musulmanes.

Nunca pensé escribirla, porque no se me había ocurrido que mi vida pudiera ser de especial interés para otros. Pero cuando llegué a París y luego a Nueva York a comienzos de 1952, después de haber pasado veinticinco años lejos de Occidente, me vi forzado a cambiar de opinión. Mientras servía como Ministro Plenipotenciario de Pakistán ante la ONU, era naturalmente objeto de atención pública y de bastante curiosidad por parte de mis amigos y conocidos, europeos y americanos. Al principio suponían que mi caso era el de un experto’ europeo contratado por un gobierno oriental para un propósito específico, y que me había adaptado, por conveniencia, a las costumbres de la nación a la que servía; pero cuando mis actividades en la ONU pusieron de manifiesto que me identificaba no sólo ‘funcionalmente’ sino también emocional e intelectualmente con los fines políticos y culturales del mundo islámico en general, se quedaron un tanto perplejos. Cada día, más gente me preguntaba acerca de mis experiencias pasadas. Supieron que había comenzado mi carrera muy joven como corresponsal extranjero de periódicos europeos y que, tras varios años de largos viajes por Oriente Medio, me convertí al Islam en 1926; que tras mi conversión al Islam viví casi seis años en Arabia y gocé de la amistad del rey Ibn Saud; que después de abandonar Arabia, fui a la India y allí conocí al poeta y filósofo musulmán Muhammad Iqbal, padre de la idea de la creación de Pakistán. Fue él quien enseguida me persuadió para que abandonase mis planes de viajar al Turquestán Oriental, China e Indonesia y me quedase en India para ayudar a elucidar las premisas intelectuales del futuro estado islámico, que por entonces era apenas un sueño en la mente visionaria de Iqbal. Para mí, como para Iqbal, este sueño representaba un camino, realmente el único camino, para el resurgimiento de todas las esperanzas dormidas del Islam, la creación de una entidad política de gente ligada no por un origen común sino por su adhesión común a una ideología. Durante años viví entregado a este ideal, estudiando, escribiendo y dando conferencias, y con el tiempo llegué a adquirir cierta reputación como intérprete de la ley y la cultura islámicas. Cuando Pakistán fue creado en 1947, fui llamado por su gobierno para organizar y dirigir un Departamento de Reconstrucción Islámica, encargado de elaborar ideológicamente los conceptos islámicos de estado y comunidad en los que debía inspirarse la recién nacida organización política. Tras dos años de actividad tremendamente estimulante, fui transferido al Ministerio de Asuntos Exteriores de Pakistán y nombrado Jefe de la División de Oriente Medio de ese Ministerio, en donde me dediqué a fortalecer los lazos entre Pakistán y el resto del mundo musulmán; y con el paso del tiempo me encontré formando parte de la Misión de Pakistán ante la ONU en Nueva York.

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