No todo el mundo entiende lo mismo por feminismo, lo cual no es algo que deba sorprendernos; lo que para una cultura es una cuestión feminista podría no serlo para otra. Dada la dilatada historia de la humanidad, sería imposible tratar de abarcarlo todo en un libro de 96 páginas, incluso aunque tuviera la letra muy pequeña. Así que he optado por hacer un breve resumen de la historia y de los objetivos del feminismo occidental, sobre todo en el Reino Unido, la Europa continental y Estados Unidos, centrándome principalmente en la legislación británica. Considéralo un breve relato de la evolución del feminismo a lo largo de los años, de aquello en lo que se han centrado las feministas y de sus logros. Espero poner de manifiesto no solo lo lejos que hemos llegado, sino también el largo camino que nos queda por recorrer para lograr la auténtica igualdad. También espero dejar patentes los problemas, sutiles y no tan sutiles, a los que siguen enfrentándose las mujeres hoy en día.
Estadísticas
La brecha salarial entre hombres y mujeres en contratos a tiempo completo es del 10 % en el Reino Unido y del 21 % en Estados Unidos. En España se sitúa en el 23 %.
Solo el 17 % de los directores generales de las empresas del FTSE 100 son mujeres; el 4,6 % en el caso de las compañías de la lista Fortune 500.
En el Reino Unido, solo uno de cada cuatro parlamentarios es de sexo femenino, y las mujeres de grupos étnicos minoritarios representan el 1,2 % de los diputados, pese a conformar el 4 % de la población.
El porcentaje de mujeres periodistas contratadas en los diarios nacionales británicos y estadounidenses es del 23 y el 37 %, respectivamente. En España, la cifra asciende al 48 %.
En Estados Unidos, el 85 % de las víctimas de violencia doméstica son mujeres, y un tercio de las mujeres asesinadas muere a manos de sus parejas.
Cada año, 85.000 mujeres en el Reino Unido y 293.000 en Estados Unidos sufren agresiones sexuales. En España, en 2015, se registraron 10.000 denuncias por este motivo, pero hay que tener en cuenta que el país está a la cola en denuncias por violación.
Como mínimo, en el 75 % de los hogares son las madres las principales responsables de cuidar a los hijos.
Casi una de cada tres niñas ha sufrido un tocamiento sexual no deseado en la escuela.
En Gran Bretaña, una de cada cuatro mujeres será víctima de violencia doméstica a lo largo de su vida.
Fuentes: Violence Policy Center, Oficina de Estadísticas Judiciales (Estados Unidos), Instituto Nacional de Justicia (Estados Unidos), Centro para el Progreso de Estados Unidos, UK Feminista, Refuge UK, UGT, Asociación de la Prensa de Madrid y Eurostat.
Introducción
Pregunta: ¿cuándo no es feminista una feminista? Respuesta: cuando es una feminista de la primera ola. «Primera ola del feminismo» es el término general que se utiliza para referirse al movimiento de defensa de los derechos de las mujeres que se originó en Occidente a mediados del siglo XIX . Sin embargo, si te encontraras en una reunión del Círculo de Langham Place en la década de 1850 y hablaras de la causa feminista, algunas personas te mirarían perplejas por tu comportamiento fuera de lo común. La palabra «feminista» no apareció en Gran Bretaña hasta la década de 1890. También cabría esperar una reacción similar si soltaras el término suffragette (sufragista). Aunque ahora sea casi intercambiable con el concepto de «feminista de la primera ola», el término suffragette lo utilizó por primera vez el Daily Mail en 1906 como insulto, un giro intencionadamente femenino de la palabra suffragist (sufragista), que en aquel momento designaba a los partidarios del derecho a votar. Así pues, si las feministas de la primera ola no sabían que eran feministas y, además, no todas eran sufragistas, ¿qué eran? ¿Qué querían y cuál era su propósito?
El movimiento lo constituían en buena parte diferentes grupos y activistas independientes que luchaban por mejorar los derechos de las mujeres. Aunque había distintos colectivos que defendían causas diferentes, todos se centraban principalmente en mejorar la legislación para equiparar los derechos de hombres y mujeres en cuestiones tales como mejorar el acceso a la educación y a ciertas profesiones, equiparar los derechos en el ámbito laboral, abogar por el derecho a controlar el patrimonio y el dinero propios y, por supuesto, conseguir el derecho al voto. Por ejemplo, el Círculo de Langham Place luchó por favorecer el acceso de las mujeres al mundo laboral, financiando su formación (a través de la Asociación para Promover el Empleo de la Mujer, cuyas siglas en inglés, SPEW, coinciden desafortunadamente con la palabra «vomitar») e intentando reducir el estigma social de las mujeres de clase media que trabajaban en vez de depender de sus padres, hermanos y maridos. Así, desde mediados del siglo XIX hasta principios del xx, se produjeron muchos cambios en la legislación y en la situación de las mujeres.
Punto crítico
En la Gran Bretaña de mediados del siglo XIX , las mujeres no tenían derecho al voto, ni a la custodia de sus hijos mayores de siete años ni a la propiedad si estaban casadas; no podían divorciarse con tanta facilidad como los hombres ni ir a la universidad, solo tenían acceso a ciertas profesiones y, cuando conseguían empleo, no tenían el mismo salario ni los mismos derechos. La ley se encargaba de garantizar que la mujer dependiera del hombre.
Esa desigualdad no era nada nuevo para la población femenina, pero en la década de 1860 se dieron las condiciones para que las mujeres empezaran a reclamar una vida mejor. La gran ola de nuevas ideas filosóficas que trajo la Ilustración en el siglo XVIII había abonado el terreno para impulsar un cambio social, y en 1792, Mary Wollstonecraft había publicado