Patrick Modiano - Dora Bruder
Aquí puedes leer online Patrick Modiano - Dora Bruder texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2009, Editor: Editorial Seix Barral, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
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- Libro:Dora Bruder
- Autor:
- Editor:Editorial Seix Barral
- Genre:
- Año:2009
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Dora Bruder: resumen, descripción y anotación
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Hace ocho años, en un viejo ejemplar del Paris-Soir, con fecha del 31 de diciembre de 1941, me llamó la atención una sección, «De ayer a hoy», en la página tres. Leí:
PARIS
Se busca a una joven, Dora Bruder, de 15 años, 1,55 m, rostro ovalado, ojos gris-marrón, abrigo sport gris, pullover burdeos, falda y sombrero azul marino, zapatos sport marrón. Ponerse en contacto con el señor y la señora Bruder, bulevar Ornano, 41, París.
Conozco desde hace tiempo el barrio donde está el bulevar Ornano. De niño acompañaba a mi madre al mercado de las Pulgas de Saint-Ouen. Bajábamos del autobús en la puerta de Clignancourt y a veces en el ayuntamiento del distrito XVIII. Siempre en sábado o el domingo después de comer.
En invierno, en la acera del bulevar, que discurre a lo largo del cuartel de Clignancourt, solía estar entre la multitud de gente, con su trípode, un fotógrafo gordo, de nariz grumosa y lentes redondos que ofrecía una «foto de recuerdo». En verano se instalaba en el puerto de Deauville, frente al bar Soleil. Hacía clientes. Pero allí, en la puerta de Clignancourt, los transeúntes no parecían tener muchas ganas de fotografiarse. Llevaba un viejo sobretodo y un zapato agujereado.
Recuerdo el bulevar Barbes y el bulevar Ornano desiertos, una tarde soleada de domingo, en mayo de 1958. En cada cruce había patrullas de policía debido a los sucesos de Argelia.
Estuve en ese barrio en el invierno de 1965. Tenía una amiga que vivía en la calle Championnet. Ornano 49-20.
En aquella época la multitud de transeúntes que pasa los domingos por la acera del cuartel debía de haberse llevado por delante al gordo fotógrafo, pero nunca fui a comprobarlo. ¿Para qué había servido ese cuartel? Me dijeron que había albergado tropas coloniales.
Enero de 1965. Eran las seis de la tarde y caía la noche en el cruce del bulevar Ornano con la calle Championnet. Yo no era nada, me confundía con el crepúsculo, con las calles.
El último café, al final del bulevar Ornano, lado de los pares, se llamaba El Surtidor Constante. A la izquierda, en la esquina con el bulevar Ney, había otro que tenía un juke-box. En el cruce Ornano-Championnet, en la esquina con la calle Duhesme, una farmacia y dos cafés más, uno de ellos muy antiguo.
Lo que he llegado a esperar en esos cafés… Desde primera hora de la mañana, cuando aún era de noche. Desde mediodía hasta el anochecer. Y más tarde, hasta la hora de cierre…
Los domingos por la tarde un viejo automóvil deportivo negro -un Jaguar, creo- aparcaba en la calle Championnet, a la altura del parvulario. Llevaba una placa detrás, G.I.G., Gran Inválido de Guerra. Su presencia en un barrio así me chocaba. Me preguntaba qué cara tendría su dueño.
A partir de las nueve de la noche el bulevar se quedaba desierto. Todavía veo la luz de la boca del metro de Simplon y, casi enfrente, la de la entrada del cine, ubicado en Ornano, 43. El número 41, que precedía al cine, nunca me había llamado la atención y, sin embargo, estuve pasando por delante durante meses y años. De 1965 a 1968. Ponerse en contacto con el señor y la señora Bruder, bulevar Ornano, 41, París.
De ayer a hoy. Con el paso de los años las perspectivas se vuelven borrosas, los inviernos se mezclan unos con otros. El de 1965 y el de 1942.
En 1965 no sabía nada de Dora Bruder. Pero hoy, treinta años después, mis largas esperas en los cafés del cruce Ornano, mis itinerarios, siempre los mismos -recorría la calle Mont-Cenis hasta alcanzar los hoteles de Butte- Montmartre: el hotel Roma, el Alsina o el Terrass, en la calle Caulaincourt, y todas las impresiones fugaces que conservo: una noche de primavera en que se oía hablar en voz alta bajo los árboles del parque Clignancourt, y de nuevo el invierno, a medida que bajaba hacia Simplon y el bulevar Ornano, nada de eso me parecía debido simplemente al azar. Quizá, sin tener todavía una conciencia clara, andaba tras la pista de Dora Bruder y de sus padres. Estaban ya allí, en filigrana.
Intento encontrar indicios remontándome en el tiempo. Cuando tenía doce años y acompañaba a mi madre al mercado de las Pulgas había un judío polaco que vendía maletas, a la derecha, al principio de una hilera de casetas, casa Malik, casa Vernaison… Maletas lujosas, de cuero, de cocodrilo, y también de cartón, bolsas de viaje, baúles con etiquetas de compañías transatlánticas, apiladas unas encima de otras. Su caseta estaba al aire libre. Llevaba siempre un cigarrillo colgando de la comisura de los labios y una tarde me ofreció uno.
Fui alguna vez al cine, en el bulevar Ornano. Al Clignancourt Palace, al final del bulevar, al lado de El Surtidor Constante. Y al Ornano 43.
Más tarde supe que el Ornano 43 era un cine muy antiguo. Fue reformado en los años treinta al estilo barco. Volví a aquellos parajes en mayo de 1996. Unos almacenes han reemplazado al cine. Se atraviesa la calle Hermel y se llega ante el número 41 del bulevar Ornano, la dirección indicada en el anuncio de búsqueda de Dora Bruder.
Un edificio de cinco pisos de finales del XIX. Forma con el número 39 un bloque rodeado por el bulevar y la confluencia de las calles Hermel y Simplon; esta última pasa por detrás de los dos edificios. Ambos son parecidos. El número 39 lleva una inscripción con el nombre del arquitecto, un tal Richefeu, y la fecha de construcción: 1881. Lo mismo vale para el número 41.
Antes de la guerra y hasta principios de los años cincuenta, en el número 41 del bulevar Ornano se levantaba un hotel, así como en el 39, que se llamaba hotel Lion D'Or. También antes de la guerra había en dicho número un café-restaurante regentado por un tal Gazal. No he podido encontrar el nombre del hotel del número 41. A principios de los años cincuenta figura en esa dirección una Sociedad Hotel y Estudios Ornano, Montmartre 12-54. Y también, como antes de la guerra, un café, cuyo dueño se llamaba Marchal. Ya no existe. ¿Ocupaba el lado derecho o el izquierdo de la puerta cochera?
Ésta se abre sobre un corredor bastante largo. Al fondo, la escalera se pierde hacia la derecha.
Lleva tiempo conseguir que salga a la luz lo que ha sido borrado. Quedan pistas en los registros pero se ignora dónde están escondidos y qué guardianes los vigilan y si querrán enseñámoslos. O tal vez simplemente han olvidado que esos registros existen.
Basta un poco de paciencia.
Supe por fin que ya en 1937 y 1938 Dora Bruder y sus padres vivían en el hotel del bulevar Ornano. Ocupaban una habitación con cocina en el quinto piso, donde un balcón de hierro se extendía a lo largo de los dos edificios. Una docena de ventanas. Dos o tres daban al bulevar y las otras al final de la calle Hermel y, detrás, a la calle Simplon.
Aquel día de mayo en que volví al barrio, los postigos oxidados de las dos primeras ventanas del quinto piso que se abrían a la calle Simplon se encontraban cerrados, y en el balcón observé un montón de objetos en desorden que parecían abandonados allí desde hacía mucho tiempo.
En el curso de los dos o tres años que precedieron a la guerra, Dora Bruder debió de ser inscrita en alguna de las escuelas municipales del barrio. Escribí una carta al director de cada una de ellas preguntándoles si podían buscar su nombre en el registro:
Calle Ferdinand-Flocon, 8. Calle Hermel, 20.
Calle Championnet, 7. Calle Clignancourt, 61.
Me respondieron amablemente. Ninguno había encontrado ese nombre en la lista de alumnos de antes de la guerra. El director de la antigua escuela de niñas de la calle Championnet, 69, me proponía ir a consultar yo mismo el registro. Algún día iría. Pero vacilaba. Quería mantener la esperanza de que su nombre figuraba en ellos. Era la escuela más cercana a su domicilio.
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