Los hijos de Sánchez
Autobiografía de una familia mexicana
•
Una muerte en la familia Sánchez
Oscar Lewis
Prólogo de Claudio Lomnitz
Epílogo de Susan M. Rigdon
Primera edición en inglés de Los hijos de Sánchez, 1961
Primera edición en inglés de Una muerte en la familia Sánchez, 1969
Primera edición en español de Los hijos de Sánchez (FCE) 1964
Primera edición en español de Una muerte en la familia Sánchez (Joaquín Mortiz), 1970
Primera edición de ambos estudios en un solo volumen (FCE) 2012
Primera edición electrónica, 2012
The Children of Sanchez © 1961, Oscar Lewis
© renovado en 1989 por Ruth M. Lewis
A Death in the Sanchez Family © 1969, Oscar Lewis Epílogo © 2011, Susan M. Rigdon
© Random House Inc, 2011. All rights reserved
D. R. © 2012, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
Comentarios:
editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672
Fax (55) 5227-4649
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-1051-5
Hecho en México - Made in Mexico
Acerca del autor
Oscar Lewis (1914-1970), historiador estadunidense y doctor en antropología por la Universidad de Columbia, fue pionero en el estudio de la pobreza desde un punto de vista social. Catedrático en la facultad de Brooklyn College y también en Washington University, más tarde continuó su trabajo en el Departamento de Agricultura y en el Departamento de Antropología de la Universidad de Illinois. En 1943 Oscar Lewis representó a los Estados Unidos ante el Instituto Indigenista Interamericano en México para trabajar en desarrollo rural; sin embargo, dedicó los últimos 20 años de su vida a los estudios urbanos. Es autor de Antropología de la pobreza (FCE, 2010).
ÍNDICE
PRÓLOGO
CLAUDIO LOMNITZ
Hace 50 años Oscar Lewis publicó en los Estados Unidos The Children of Sanchez. Hoy, el Fondo de Cultura Económica lo vuelve a publicar en bella edición conmemorativa que incluye, por primera vez en español, el texto completo de su secuela: Una muerte en lafamilia Sánchez. Hay una historia privada del FCE que está siendo reivindicada en esta nueva edición —hablaremos de ello más adelante—, pero la cuestión más apremiante será ver si el público lector de México está listo hoy para asimilar lo que tanto le costó escuchar y entender hace 50 años. En la historia de México hay pocos libros que hayan creado verdadero escándalo. Éste es uno de ellos, y a mucha honra. Y es que Los hijosde Sánchez es un libro tremendo. No hay otro que se le parezca.
Oscar Lewis, el antropólogo que organizó y realizó este trabajo, presenta Los hijosde Sánchez como la autobiografía de una familia. El libro es una versión laboriosamente editada a partir de escritos autobiográficos y observaciones directas del antropólogo, pero sobre todo de grabaciones múltiples, extensas y detalladas realizadas por Lewis con cuatro hermanos y su padre, quienes, por cuestiones de privacidad y discreción, fueron vueltos a bautizar con el apellido de “Sánchez”.
En este libro, los “hijos de Sánchez” le mostraron al mundo que el México moderno, próspero y optimista de aquellos tiempos, el México del “Milagro Mexicano”, era sólo una cara de la moneda nacional, y que el que habitaban los autores de esta autobiografía era la otra.
Pero para entender el rechazo violento que provocó este libro en ciertos sectores del público de México hay que buscar más allá de los lugares comunes de la pobreza, en los detalles más brillantes de esta etnografía singular.
Desde el principio, este libro fue una sensación, a nivel mundial. Fue traducido a múltiples idiomas, y se convirtió en base de obras teatrales y también de una película protagonizada por Anthony Quinn (mala, por cierto).
El escándalo de los Sánchez va mucho más allá de “la pobreza” en abstracto. El libro viene contado por dos hermanos y dos hermanas, huérfanos de madre y criados por su padre, el tal “Jesús Sánchez”, en una vecindad de Tepito, conocida acá con el también seudónimo de La Casa Grande y que, tras el terremoto de 1985, no existe ya. La cuestión que incomodó bastante a cierta clase media de la época es que los cuatro Sánchez son inteligentes, elocuentes y muy explícitos. Aquellos lectores no querían creer 7
que unos miserables de vecindad hablaran de esa forma, o que expresaran aquellas ideas y aquellos sentimientos. Por eso, dudaron de su existencia y alegaron que a los Sánchez los había inventado Lewis.
La vida en la vecindad que cuentan los Sánchez con todo detalle, sin tapujos ni pruritos, no es la de la pobreza folclórica del cine nacional de la Época de Oro que unos y otros compartieron —ni Marta ni Consuelo son Chachita, ni Manuel ni Roberto se comportan como el Pedro Infante de Nosotros los pobres, por más que unos canten, otros bailen, y que todos sepan caló—.
No. Los contemporáneos de carne y hueso de Chachita y Pepe el Toro muestran una sociedad implacable, no sólo por parte de los ricos, sino también de los mismos pobres
—los padres maltratan a sus hijos, los hombres golpean a las mujeres, las mujeres se engañan unas a otras, y se vengan también de sus hermanos y de sus maridos—. No es éste el mundo católico de la redención en la pobreza, sino un ámbito en que los problemas humanos se agudizan, un mundo que los endurece a golpes.
Es por eso que Jesús Sánchez, el patriarca del clan, que aparece en la primera parte del libro como un padre arbitrario, inflexible y egoísta, se va transformando poco a poco en un verdadero héroe. Jesús se mantiene constante en su trabajo y constante con sus hijos —es un punto de referencia—, y el lector va captando paulatinamente y de manera indirecta —por las historias de sus hijos— que esa constancia es en sí un logro de proporciones homéricas.
Sucede algo parecido con la tía Guadalupe. A su muerte, narrada en el segundo libro de esta edición conmemorativa, Consuelo —que para entonces es ya una secretaria, que vive como madre soltera independiente en Nuevo Laredo, y tiene estatus de mujer de la clase media— vuelve al hogar pobrísimo de la tía en la vecindad de los Panaderos y exclama:
Ahora mi viejita, mi ancianita, está muerta. Vivió en este humilde nidito lleno de piojos y ratas, de porquería y basura, escondido en los pliegues del vestido de esa dama elegante que se llama Ciudad de México. En esa “base sólida” mi tía comió, durmió, amó y sufrió. Por un peso o dos, le dio albergue a cualquier hermano de miserias, para poder pagar su renta extravagante de 30 pesos. Barría el patio diario a las seis de la mañana por 15 pesos al mes. Destapaba los caños de la vecindad por otros dos pesos más. Y lavaba docenas de piezas de ropa por otros tres. Por tres veces ocho centavos de dólar, se hincaba frente a la tinaja a lavar de las siete de la mañana a las seis de la tarde […] Sería absurdo llamarla una santa, pero es lo que fue.
Página siguiente