Vassilis Kapsambelis, director general de la Asociación de Salud Mental y miembro de la Sociedad Psicoanalítica de París, estudió medicina en Atenas y la especialidad en psiquiatría en la capital francesa. Especialista en temas de psicopatología de los estados psicóticos y de los estados límite, tanto su práctica como sus investigaciones se inscriben en la corriente que dio origen a la psiquiatría pública. Es autor y director de diversos libros, entre los que destacan L’angoisse y Le besoin d’asile. Des lieux pour les psychoses. Ha publicado numerosos artículos en revistas y libros colectivos como L'inconscient freudien (bajo la dirección de Gérard Bayle). SECCIÓN DE OBRAS DE PSICOLOGÍA, PSIQUIATRÍA Y PSICOANÁLISIS MANUAL DE PSIQUIATRÍA CLÍNICA Y PSICOPATOLÓGICA DEL ADULTO Traducción GLENN GALLARDO JORDÁN HÉCTOR PÉREZ-RINCÓN Manual de psiquiatría clínica y psicopatológica del adulto VASSILIS KAPSAMBELIS (coordinador) FRANÇOISE LAUGIER (secretaria de redacción) Presentación y edición HÉCTOR PÉREZ-RINCÓN Primera edición en francés, 2012 Primera edición en español, 2016 Primera edición electrónica, 2017 Diseño de portada: Laura Esponda Aguilar Título original: Manuel de psychiatrie clinique et psychopathologique de l’adulte D. © 2012, Presses Universitaires de France D. R. © 2016, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México Comentarios: Tel. (55) 5227-4672 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. (55) 5227-4672 Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio.
Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor. ISBN 978-607-16-4926-3 (mobi) Hecho en México - Made in Mexico SUMARIO PRÓLOGO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL En abril de 2013 un psiquiatra estadunidense, “que no siempre fue estadunidense”, publicó en el Psychiatric Times una “Carta a un psiquiatra extranjero” en la que postuló que “All psychiatry, anywhere in the world, is American psychiatry”. Para algún observador lego eso podría parecer evidente (o incluso deseable), pues la ciencia de la gran nación estadunidense goza de un merecido prestigio y la lengua inglesa se ha convertido en el curso de los últimos cinco decenios en la lingua franca de la comunicación científica internacional, ocupando el sitio que otrora tuvieron el griego, el árabe, el latín, el alemán y el francés. Además ¿por qué la medicina mental habría de ser la excepción dentro de ese proceso global hegemónico y de homogeneización en el que buena parte del mundo se esfuerza por adquirir o imitar el american way of life (o lo que en Francia se califica como “la culture McDo”)? En su carta, el doctor Seyyed Nassir Ghaemi señala, empero, que “esto es, al mismo tiempo, malo y bueno”. Lo malo sería, como lo han señalado por su parte y repetidamente varios autores en diferentes países, la predominancia internacional que ha adquirido el Manual diagnóstico y estadístico de lostrastornos mentales, de la Asociación Norteamericana de Psiquiatría (ANP), el omnipresente y muy discutido DSM (que algunos incluso califican de la “Biblia de la psiquiatría”), que, como bien dice, ha simplificado la psicopatología. Cita muy oportunamente en su carta uno de los varios artículos de Nancy Andreasen, la connotada especialista estadunidense, lamentando que dicho Manual haya prácticamente “asesinado a la fenomenología” (en otro confesaba que era necesario que la fenomenología europea, como un Plan Marshall a la inversa, viniera a enseñar a los psiquiatras estadunidenses qué es la esquizofrenia).
Pero lo que Ghaemi considera como “lo bueno” de esa predominancia ubicua resulta realmente sorprendente para quien conozca la historia de la psiquiatría, pues concierne nada menos que al desarrollo científico de la psicofarmacología, lo que marcaría una superioridad evidente —según él— sobre la psiquiatría europea, a la que visualiza devaluatoriamente según su experiencia personal de cuatro meses en España a finales de la década de 1980. Ahora bien, estos grandes avances terapéuticos (los antipsicóticos, los antidepresivos, los estabilizadores del estado de ánimo, como el litio en primer lugar) tuvieron su origen en Europa. De hecho, la llamada “tercera gran revolución de la psiquiatría” se desarrolló inicialmente en Francia, como saben los historiadores de la medicina y los especialistas, con la introducción de la clorpromazina, el primer fármaco antipsicótico, en la década de 1950, en la Clínica de Enfermedades Mentales y del Encéfalo de la Universidad de París, bajo la dirección de un neuropsiquiatra que fue también un hombre de letras: Jean Delay. Este avance científico indudable, que ha marcado el ejercicio de la profesión, como lo señala el especialista naturalizado estadunidense, fue, contra lo que él pretende, una aportación fundamentalmente europea y puede entenderse como la floración de una larga tradición médica que en ese continente tuvo su origen: “la primera gran revolución”, la creación de la disciplina psiquiátrica fue el resultado de la empresa científica y humanitaria de Philippe Pinel [véase “Comprender y curar. Philippe Pinel (1745-1826). La medicina de la mente”, en Dora B.
Weiner, FCE, México, 2002] a finales del siglo XVIII, por lo que el francés fue su lengua materna. La neurología y el psicoanálisis, ciencias conexas, tuvieron, a su vez, el mismo origen geográfico. La empresa de Pinel y sus alumnos se enriqueció muy pronto con las aportaciones de las escuelas germánicas que construyeron su otro sólido pilar. Esa evolución histórica prosiguió ininterrumpidamente, aunque la mayoría de los autores anglófonos suelan citar más a los franceses de los siglos XVIII y XIX que a los del XX y el XXI, tal vez como resultado de esa escisión que ha señalado Pierre Nora entre las culturas estadunidense y francesa. Por fortuna el catálogo del Fondo de Cultura Económica (FCE), tanto en su Sección de Obras de Psicología, Psiquiatría y Psicoanálisis como en sus otras colecciones, contiene un número selecto de obras pertenecientes a esa tradición, lo que ha permitido a sus lectores hispanohablantes acceder a una visión más ecléctica de la psiquiatría que la que pareciera desprenderse de la posición naíf de Ghaemi. Permítaseme recordar, en reconocimiento de nuestra editorial, que cuando en Francia se agotó Le temps vécu, de Eugene Minkowski, obra clásica de la fenomenología, muchos especialistas de ese país recurrieron a la versión española del FCE, y que cuando Dora Weiner decidió traducir al inglés su libro sobre Pinel (vide supra) no lo hizo a partir de su versión francesa original sino a partir de nuestra traducción al español.
Ahora el FCE ofrece a los psiquiatras y a los médicos que siguen su formación en esa especialidad una obra didáctica y actualizada, pensada y redactada a partir de la práctica clínica en la que se asocia el enfoque de la tradición psiquiátrica francesa y un enfoque global y estandarizado surgido de las grandes clasificaciones internacionales, como la Clasificación Internacional de Enfermedades de la Organización Mundial de la Salud y el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales
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