Cuando se emprende la tarea de afrontar un ensayo sobre un género literario denso, longevo y fascinante como el fantástico, la mayor dificultad que se presenta consiste en delimitar un tema que arrastra a la curiosidad más acuciante a aquel que pretende conocer algo más de aquello que le apasiona.
Como resultado, uno se reconoce obligado a disponer, antes o después, de ciertos límites para no caer en disertaciones infinitas y esperar así que el lector interesado pueda embarcarse en su propia aventura. Por ese motivo, a lo largo de estas páginas, únicamente se citarán o esbozarán los argumentos de unos libros que, ante todo, merecen ser leídos.
Los prejuicios, los estereotipos y los convencionalismos no serán buenos compañeros de viaje, aunque la literatura fantástica haya sido culpable, en ocasiones, de alimentar muchos de ellos. De hecho, podría creerse que son escasas las obras dignas de mención que conforman una categoría literaria que, por lo demás, suele ser denostada en ciertos círculos; sin embargo, esa idea no deja de ser errónea.
Muchas son las obras recomendables que se pueden mencionar en torno a la fantasía, aunque en estas páginas solo repararemos en algunas de ellas, seleccionadas desde un punto de vista subjetivo; al fin y al cabo, todo ensayo lo es. Así pues, un sinfín de novelas sin nombrar y de autores sin citar han quedado fuera de este recorrido; pero la pretensión de estas líneas no es redactar una historia exhaustiva sobre la literatura fantástica, sino esbozar su amplio desarrollo histórico de forma breve, con el fin de provocar el interés por el género e intentar comprender qué ha pasado a lo largo de los siglos para que haya evolucionado como lo ha hecho en España.
En este marco literario, la temática central es la literatura fantástica de Occidente, aunque se ha abordado de forma sucinta el universo de los cómics, el cine y los videojuegos, materias imprescindibles para un conocimiento profundo del género. Además, se ha optado por utilizar en todo momento el término «fantasía», en lugar de fantasy , aun cuando en numerosas ocasiones nos encontremos con el uso de este último entre los aficionados. Después de todo, no parece lógica la utilización de una acepción anglosajona, en lugar de otra que ya existe en nuestro idioma, si lo que pretendemos es superar los complejos que la infravaloran en esta tierra nuestra. Desengañémonos: un extranjerismo no va a concederle mayor dignidad. Somos los lectores los que debemos reivindicar su valía, los que debemos mostrarnos críticos con su bibliografía y los que debemos ir más allá de sus páginas.
Con estas premisas, y tomando como hilo conductor la consideración y difusión del género fantástico, se aborda una historia de la fantasía que nos conduce desde los antiguos mitos hasta finales del siglo XX . La delimitación cronológica, en una obra que se encuentra en constante revisión y crecimiento, viene establecida por la perspectiva necesaria a la hora de tratar obras que quedan constituidas como referentes más allá de las modas o las exitosas adaptaciones televisivas del momento. Por este motivo, se ha decidido finalizar el recorrido con dos de las series literarias más emblemáticas: Dungeons & Dragons y Harry Potter , las cuales han sufrido todo tipo de acusaciones, además de haber saboreado las mieles del éxito y contar con legiones de seguidores.
Toda esta inmersión en la historia de la fantasía va dirigida tanto a los lectores amantes del género que esperen aprender y descubrir más sobre él, como a aquellos otros que, sin apenas conocerlo o desconociéndolo por completo, sientan curiosidad e interés por una temática que mueve pasiones y que todavía no acaban de comprender. Estos últimos, de seguro, descubrirán que han leído más obras fantásticas de las que creían, pero jamás se les habría ocurrido catalogarlas como tal pues, en la mayoría de los casos, la palabra maldita fue borrada de sus descripciones. Pero no solo a ellos se les abre la puerta hacia el mundo de lo fantástico y lo maravilloso en estas páginas. Este ensayo también se dirige a investigadores y académicos, que encontrarán en él una fuente de información para profundizar, desde un punto de vista especializado, en una materia fascinante y desconocida todavía por muchos. El número de estudios y de obras académicas en España sobre el tema de la fantasía, ya sea desde un punto de vista general o tomando como centro de interés a algunos de sus autores, obras o condicionantes históricos, psicológicos, pedagógicos y sociológicos, aunque ha ido en aumento en las últimas décadas, todavía queda muy lejos del estatus que ha alcanzado en el mundo académico anglosajón. Allí, obras como El señor de los anillos y Harry Potter forman parte de los planes de estudio sin que nadie se rasgue las vestiduras por ello. Se espera ofrecer así un puente entre los lectores y los investigadores que deseen tirar de alguno de los muchos hilos que se asoman en las numerosas madejas que conforman la obra. La estructura del presente ensayo se ha concebido tomando como base esa idea.
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Desde el principio de los tiempos, lo fantástico ha formado parte de la historia de la humanidad. Las diferentes culturas de las más diversas sociedades se servían de lo imaginario para explicar aquellos sucesos que no comprendían; un conjunto de mitos que recogían relatos repletos de magia y poderes sobrenaturales, sobre divinidades, seres fantásticos y humanos, que parecían impregnarlo todo.
Así pues, no es de extrañar que algunos de los primeros documentos escritos en la Antigüedad, que han llegado hasta nosotros, sean de carácter mitológico. Este es el caso del Gilgamesh , que contiene los orígenes de historias tales como los doce trabajos de Hércules o el diluvio universal. En este poema sumerio, los súbditos del despótico Gilgamesh, rey de Uruk, ruegan a los dioses para que les envíen un adversario que venza al monarca. Estos, accediendo a sus demandas, mandan a Enkidu, quien se convertirá, contra todo pronóstico, en compañero de aventuras del rey. Será tras la muerte de Enkidu cuando Gilgamesh emprenda un viaje en busca del secreto de la inmortalidad, durante el cual conocerá a Utnapishtim, inmortal que le contará la historia del diluvio universal.
Por su parte, los clásicos occidentales del género épico, protagonizados por emblemáticos héroes, impresionantes dioses y numerosos elementos fantásticos, se gestaron a orillas del Mediterráneo, al amparo de las mitologías griega y romana.
En la Antigua Grecia, donde los mitos también servían para reafirmar los principios sociales y las creencias morales de la sociedad frente a los bárbaros, se adoptaban con frecuencia criaturas míticas y fabulosas de otras culturas y se les otorgaba un aspecto más elegante, tal y como sucedió con quimeras, arpías y gorgonas. En aquel entonces, Homero escribió la Ilíada , poema sobre el décimo año de la guerra de Troya, también conocida por el nombre de Ilión, de donde deriva el título de la obra; y la Odisea , donde narra el viaje de regreso al hogar, después de la contienda, del héroe griego Odiseo, cuyo nombre latino era Ulises.
Las aventuras de Ulises, sus míticos encuentros con el cíclope, las sirenas, Circe y la eterna espera de su esposa Penélope han convertido la inteligencia, la sagacidad y las hazañas del héroe griego en uno de los más importantes referentes literarios. Su vuelta a casa es una lectura obligada para todos los amantes de los libros, las aventuras y la fantasía. Resulta un tema recurrente que asoma en muchas de las novelas modernas del género. No es para menos. Podría decirse que el padre de Telémaco fue el primer protagonista literario enteramente humano, con todas las debilidades y fortalezas que ello conlleva.