Traducción de
HORACIO GONZÁLEZ DE LA LAMA
BREVIARIOS
del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
207
HISTORIA DE LA INDIA
II
Historia de la India
II
por PERCIVAL SPEAR
Primera edición en inglés, 1965
Segunda edición en inglés revisada, 1979
Primera edición en español, 1969
Segunda edición, 1983
Tercera edición, 2001
Primera reimpresión, 2014
Primera edición electrónica, 2014
© Percival Spear, 1965, 1970, 1973, 1978
Publicado por Penguin Books Ltd, Harmondsworth,
Middlesex, Inglaterra
Título original: A History of India, II
Los editores agradecen a la División India de la Oxford
University Press la autorización para publicar los
mapas de las pp. 38-39 y 192-193, los cuales se tomaron
del Historical Atlas of the Indian Peninsula de C. C. Davies.
D. R. © 1969, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
Diseño de portada: Laura Esponda Aguilar
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ISBN 978-607-16-2045-3 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
INTRODUCCIÓN
En los últimos años ha sido muy frecuente que se escriban historias de la India, y esto bien puede requerir alguna explicación. ¿Por qué se escriben tantas historias y por qué se escribe ésta en particular? La razón es doble: los cambios que han tenido lugar en el escenario indio requieren una reinterpretación de los hechos y cambios en la actitud de los historiadores respecto de los elementos esenciales de la historia india. A estas dos consideraciones debe añadirse el hecho normal de contar con nueva información, sea en forma de descubrimientos arqueológicos que arrojan nueva luz sobre un periodo o una cultura oscuros, sea como revelaciones originadas por la apertura de archivos o por haberse dado a conocer documentos privados. Los cambios ocurridos en el escenario indio son demasiado evidentes para que necesiten destacarse. Apenas hace dos generaciones, a la mayor parte de los observadores indios e ingleses les parecía probable que el dominio británico se perpetuaría en el futuro, en forma indefinida; ahora existe una generación de adolescentes que no saben nada de él. Los cambios en las actitudes de los historiadores han tenido lugar en todas partes: cambios de actitud hacia el fondo del tema así como en relación con los países en particular, pero en la India se han presentado algunos rasgos especiales. Con anterioridad a la India británica, los historiadores eran principalmente musulmanes, quienes se apoyaban, como Sayyid Ghulam Hussain, en su propio recuerdo de los hechos y en información procedente de amigos y hombres de negocios. Sólo unos cuantos, como Abu’l Fazl tenían acceso a los documentos oficiales. Se trataba de narraciones personales de acontecimientos de diversa validez, de acuerdo con la naturaleza del autor. Los primeros autores ingleses fueron funcionarios. En el siglo XVIII les preocupaba algún aspecto de la política de la compañía, o bien, como Robert Orme en sus Military Transactions, hacían una franca narración en lo que era esencialmente una continuación de la tradición musulmana. A principios del siglo XIX los autores todavía eran, con dos notables excepciones, funcionarios, pero ahora se dedicaban a escribir crónicas con diverso sentido del gusto, del orgullo y del respeto, acerca del surgimiento del poder británico en la India hasta alcanzar la supremacía. Las dos excepciones que señalamos son James Mill, con su crítica a la compañía, y John Marshman, el misionero bautista. Pero éstos, como los funcionarios, eran angloindios en sus actitudes, de modo que la historia de la India moderna, en sus manos, llegó a ser la historia del ascenso al poder de los ingleses en la India.
La escuela oficial dominó la tarea de escribir la historia india hasta que obtuvimos el primer enfoque de historiadores profesionales: Ramsay Muir y P. E. Roberts en Inglaterra y H. H. Dodwell en la India. Después, los historiadores indios educados en la escuela inglesa se les unieron, y entre ellos el más distinguido fue sir Jadunath Sarkar, así como otros notables escritores: Surendranath Sen, el doctor Radkakumud Mukerji y el profesor Nilakanta Sastri. Puede decirse que éstos restauraron la India para la historia pero su sesgo fue principalmente político. Finalmente, llegamos a los nacionalistas, que van desde los que no encuentran nada bueno o verdadero en los británicos hasta los sofisticados filósofos de la historia, como K. M. Pannikkar.
Junto con los tipos de historiadores y con sus diversos prejuicios han tenido lugar cambios de actitud hacia el contenido de la historia india. Aquí los historiadores indios se han visto influidos tanto por la situación local como por los cambios del pensamiento ocurridos en otras partes. Es aquí donde este libro puede pretender cierta atención, ya que busca abrir campos nuevos, o tal vez profundizar en un surco recién abierto de la historia india. Los primeros historiadores oficiales se conformaron con el hechizo y el dramatismo de la historia política, desde Plassey hasta el Motín, desde Dupleix hasta los sikhs. Pero cuando el raj se hubo establecido, el hechizo de la política desapareció, y se volvieron hacia el terreno menos glorioso pero más sólido de la administración. El tema de esta escuela de historiadores no era cómo fue conquistada la India, sino cómo fue gobernada. Ésta encontró a su sumo sacerdote en H. H. Dodwell, a su sacerdotisa en Dame Lilian Penson, su templo más preciado fue el volumen VI de la Cambridge History of India. Mientras tanto, en Inglaterra avanzaban otras corrientes, que llevaron el estudio histórico a los campos social y económico. R. C. Dutt se sumó a la primera de estas corrientes con su Economic History of India, y en fechas más recientes lo siguió todo un grupo de historiadores economistas de la India. W. E. Moreland amplió estos estudios al periodo mogol. Ahora se estudia cada vez más la historia social y, por supuesto, existe también una escuela de historiadores nacionalistas que consideran la historia moderna de la India a la luz del surgimiento y la victoria del movimiento nacional.
Todos estos enfoques tienen valor, pero todos comparten la característica de ser fragmentarios. No basta con quitar a la historia política de su pedestal de único tipo de historia digna de estudio si sólo se trata de poner en su lugar otros tipos de historia. Una atención demasiado exclusiva en la historia económica, social o administrativa puede ser tan estéril y engañosa como una atención excesiva en la política. Un tema completo necesita tratarse en forma completa para ser comprendido. Un historiador debe hacer la disección de su tema en sus elementos y después fundirlos de nuevo en un todo integrado. La verdadera historia de un país debe contener todos los rasgos que acabamos de citar, pero debe presentarlos como partes de un solo tema coherente. Éste ha sido el objetivo del presente libro.