En la Historia de mi vida, su trabajo capital, George Sand, se nos presenta «escandalosamente» sincera, sobre todo en lo que se refiere a sus sentimientos religiosos. Las páginas que esta brillante escritora consagra a sus años conventuales, siguen siendo extraordinarias por encima de tendencias y criterios. El misticismo de la primera George Sand, iba a convertirse más tarde en un misticismo social y humanitario. Que si actualmente no interesa demasiado, constituyó un gran suceso, particularmente en Rusia. Los escritores eslavos del siglo XIX —Gogol, Dostoievski, Tolstoi, Turgueniev…— recibieron su indudable influencia.
El gran interés de Historia de mi vida, es asistir conducidos por la sugestión del ritmo novelístico al desarrollo de un pensamiento, que partiendo de las ideas corrientes en la época de Voltaire, se abre al sueño de una humanidad dignificada por la fraternidad y la justicia. Este libro importante de la literatura francesa de su tiempo, integra en su tono confidencial y literariamente persuasiva todo lo que a una George Sand muy distante de la que protagonizó su liberal leyenda amorosa, la preocupó como escritora representativa de una etapa evidente de transición.
George Sand
Historia de mi vida
ePub r1.0
Titivillus 06.12.16
Título original: Histoire de ma vie
George Sand, 1855
Traducción: Marie Douillet
Prólogo: Ramón Anguita
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
George Sand
Amandina-Lucía-Aurora Dupin, hija de un oficial de caballería, que murió cuando su hija no contaba más que cuatro años, y de una modista parisiense, se educó prácticamente sola antes de casarse a los dieciséis años. Creció junto a su abuela, la señora Dupin de Francueil, hija natural del famoso mariscal de Francia Mauricio de Sajonia, en un ambiente campirano, enfrascada en numerosas lecturas y realizando largos paseos a caballo, para los cuales adoptó, aún muy joven, la entonces escandalosa indumentaria masculina, a la que se aficionó tanto que siguió utilizándola posteriormente al igual que otros hábitos varoniles, como el fumar pipas o grandes cigarros puros.
Luego de pasar tres felices años en el convento de las Inglesas, donde su abuela había estado encarcelada durante la revolución, regresó a Nohant; allí empezó a escribir por instinto y contrajo matrimonio con el barón Dudevant, hombre, al parecer, mediocre, vulgar, con el cual nunca pudo estar de acuerdo. Con él tuvo dos hijos, Mauricio y Solange, e interminables pleitos. Incapaz de acostumbrarse a la regularidad de la vida familiar, abandonó el hogar después de separarse del marido y pelearse con su abuela y decidió radicarse en París viviendo de su pluma.
Adoptó el nombre de George Sand y se mezcló rápidamente con el medio literario de la época romántica, donde no tardó en llamar la atención por el lirismo apasionado de sus novelas. Llevó una existencia libre hasta el escándalo; los hombres se fueron sucediendo en su vida: después de Julio Sandeau, Musset y más tarde Chopin, entre los famosos.
En medio de dolorosas crisis morales va buscando su camino. Su compañero de bohemia, el literato Sandeau le descubre su verdadera vocación; escriben en colaboración la novela Rosa y Blanca. Con Indiana, donde por vez primera emplea el seudónimo de George Sand, inaugura su abundante producción novelística. En obras como Lelia y Mauprat da rienda suelta a las pasiones que agitan su vida. En ellas, y en otras semejantes, expresa también, con un lirismo un tanto declamatorio, reivindicaciones feministas y su oposición a los imperativos y prejuicios sociales.
Este período de su vida, que abarca todo el decenio de 1830 a 1840, se caracteriza por la singularidad y abundancia de su producción y por la independencia de su vida y las exaltadas y desenfadadas pasiones amorosas que vivió. Durante dos años estuvo unida a Alfredo de Musset, a quien acompañó a Italia y abandonó en Venecia. En 1837 se vinculó a Chopin con una pasión que se fue transformando poco a poco en un curioso sentimiento de protección maternal tras su permanencia en la isla de Mallorca. Son los años de su producción romántica más desenfrenada, la que, en un intento de autojustificación, glorifica el ardor de la pasión sincera que coloca al individuo por encima de las leyes de la sociedad.
A partir de 1840, influenciada por el misticismo humanitario de Felicitas de Lamennais y, sobre todo, por el del filósofo Pierre Leroux y el de Michel de Bourges, publica resonantes novelas de inspiración socialista como El compañero de la vuelta a Francia, Consuelo, La condesa de Rudolstadt, etc.; animada por el amor a los humildes, conmovida por su miseria denuncia la injusticia social.
Pero sus permanencias en Nohant se van prolongando cada vez más, lo que acrecienta el amor a su tierra natal. Éste, unido a los sentimientos democráticos y a sus sentimientos humanitarios que toman la forma de un vivo interés por sus paisanos de Berry, produce una serie de narraciones rústicas que quizá constituyan lo más perdurable de su obra: El pantano del diablo, Francisco el expósito, La pequeña Fadette, etc. Así se va completando la evolución de esta escritora que culminará, entregada a la vida familiar, componiendo novelas de carácter burgués.
Arranca, pues, la curva de su vida literaria con el romanticismo más desbocado. Amparada en la idea rousoniana de que la pasión goza de todos los derechos, de que es pura y sagrada siempre que sea sincera, presenta personajes fogosos que oponen los derechos del individuo a la ley social y que quieren vivir su vida a despecho de todas las contrariedades. Llaman virtud al coraje de seguir sus instintos e hipocresía a la sumisión a las leyes de la moral. Invocan a la naturaleza para que los aconseje y apruebe, interpelan a Dios para ponerle de su lado y lanzan invectivas contra la sociedad que los oprime. Esta explosión de lirismo impresionó vivamente en 1835; hoy las primeras novelas de la Sand se han enfriado y nos parecen un poco ridículas.
Bajo la influencia de ideólogos socialistas renueva esta mujer sus procedimientos o, más bien, ensancha el marco de sus novelas. Maneja, dentro de la vieja intriga romántica, las reivindicaciones republicanas y socialistas que subyacen en la base de la revolución de 1848. Escribe siempre novelas apasionadas y la pasión sigue siendo exigente; pero los personajes tienen un tema extra a desarrollar en sus numerosos discursos. Alzan la voz para declarar que la sociedad está mal estructurada, que está organizada para la explotación del débil por el fuerte, que es menester romper todas las cadenas e instaurar la absoluta libertad del corazón, del espíritu y del trabajo.
Cuando cruza la edad de la sensatez se va calmando George Sand y, sin renegar de sus ideas, renuncia a las tormentas de la pasión y del socialismo combativo. En el marco de la naturaleza serena y diáfana que la rodea, y que ella ama, encuentra el secreto de una nueva manera que ha envejecido menos que las anteriores. Cuenta historias rústicas y simples. Pinta el paisaje sin precisión de los detalles, pero con un calor de afecto que lo torna sensible. Los personajes, campesinos y campesinas de alma elemental y dulce, resultan idealizados, pero no se podría asegurar que son irreales.
Es que, radicada definitivamente nuestra autora en Nohant y convertida en administradora prudente, ordenada y benéfica, y entregada a la vida familiar y, singularmente, al cuidado de sus nietos, para quienes componía comedias destinadas a los espectáculos de títeres, habíase convertido en la «bonne dame de Nohant». Allí, en ese lugar que tanto amara, falleció plácidamente el ocho de junio de 1876, entre la aflicción de sus innumerables admiradores y amigos, que veían en ella un corazón generoso y esencialmente leal, firme en la amistad e iluminado por una viva inteligencia.