Traducción de
HORACIO GONZÁLEZ DE LA LAMA
BREVIARIOS
del
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
206
HISTORIA DE LA INDIA
I
Historia de la India
I
por ROMILA THAPAR
Primera edición en inglés, 1966
Primera edición en español, 1969
Segunda edición en español, 2001
Primera reimpresión, 2014
Primera edición electrónica, 2014
Diseño de portada: Paola Álvarez Baldit
D. R. © 1966, Romila Thapar
Publicado por Penguin Books Ltd, Harmondsworth
Middlesex, Inglaterra
Título original: A History of India, I
D. R. © 1969, 2001, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
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ISBN 978-607-16-2046-0 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
Para SERGEI
AGRADECIMIENTOS
Agradezco a Archaeological Survey of India el permiso para imprimir las citas textuales de Epigraphia Indica, South Indian Inscriptions y Archaeological Survey of India Report; a Kitab Mahal (Wholesale Division) Private Ltd. por las citas de History of India as Told by its own Historians, de Eliot y Dowson; a Allen & Unwin Ltd. por las citas de A Forgotten Empire, de Sewell.
PREFACIO
Este libro no está dirigido a especialistas de la historia de la India, sino a aquellos que tienen un interés general en la India y desean conocer los principales desarrollos de la historia temprana de ese país.
En este volumen, la historia de la India comienza con la cultura de los indoarios, no con las culturas prehistóricas. Ya existe un estudio adecuado de la prehistoria y la protohistoria india en la serie Pelican (Stuart Piggott, Prehistoric India) y no tiene caso caer en repeticiones. El presente volumen abarca la historia del subcontinente, hasta la llegada de los europeos en el siglo XVI, por lo que se eligió el año 1526 como la fecha de término. Desde la perspectiva de la evolución histórica del subcontinente, quizá ésta sea una fecha inconveniente para detenerse, ya que el impulso del periodo precedente continuó en los siglos siguientes. Pero 1526 marca el arribo de los mongoles al norte de la India y ellos estuvieron implicados activamente (entre otras cosas) en el futuro de Europa en la India.
Estoy muy agradecida con aquellos que se tomaron el trabajo de leer el manuscrito y brindarme sus comentarios. Me gustaría agradecer particularmente al profesor A. L. Basham, al señor A. Ghosh, al señor S. Mahdi y a mi padre. También doy las gracias a Archaeological Survey of India por los mapas.
ROMILA THAPAR
I. ANTECEDENTES
DESCUBRIMIENTO DE LA INDIA
Hasta hace poco tiempo la India evocaba en muchos europeos una imagen de maharajás, encantadores de serpientes y el truco de la cuerda. Todo ello fascinaba y daba al mismo tiempo un toque de romanticismo a las cosas indias. Pero en las últimas dos décadas, al hacerse referencia más a menudo a la India como un país en vías de desarrollo, ha comenzado a surgir de entre la bruma de los maharajás, encantadores de serpientes y trucos de la cuerda la imagen de la India como un país vibrante y lleno de vitalidad. Los maharajás están desapareciendo de prisa y el truco de la cuerda resulta ser, en el mejor de los casos, una alucinación. Sólo queda el encantador de serpientes; por lo general se trata de un hombre mal alimentado que arriesga su vida para atrapar una serpiente, quitarle los mortíferos colmillos y hacerla balancearse al son del caramillo; todo ello con la esperanza de obtener ocasionalmente una moneda que lo alimente a él, a su familia y a la propia serpiente.
En la imaginación europea, la India siempre había sido una tierra fabulosa de riquezas inenarrables y experiencias místicas, con más de la cuota normal de sabios. Desde las hormigas buscadoras de oro hasta los filósofos que vivían desnudos en los bosques, todo era parte del cuadro que los antiguos griegos se habían formado de la India, y esta imagen persistió a través de los siglos. Tal vez sería más generoso no destruirla; pero mantenerla significaría perpetuar un mito.
La riqueza en la India, como en cualquier otra cultura antigua, era prerrogativa de unos cuantos. Las incursiones místicas también eran preocupación de sólo un puñado de personas. Sin embargo, es cierto que la aceptación de tales actividades ha sido característica de la mayoría. Mientras que en algunas culturas el truco de la cuerda podría haberse atribuido a incitaciones del demonio y se habría suprimido toda referencia a él, en la India se le miraba con una benevolencia divertida. La sensatez fundamental de la civilización india se ha debido a la ausencia de Satanás.
La asociación de la India con la riqueza, la magia y la sabiduría siguió vigente durante muchos siglos. Pero esta actitud comenzó a cambiar en el siglo XIX, cuando Europa ingresó en la Edad Moderna y la falta de entusiasmo por la cultura india en determinados círculosfueron calificadas de despóticas y no representativas de la opinión pública. Y esto, en una era de revoluciones democráticas, era casi el peor de los pecados.
CAMBIO DE ENFOQUES EN LA HISTORIA DE LA INDIA
Sin embargo, una actitud contraria surgió en un pequeño sector de estudiosos europeos que habían descubierto a la India mayormente a través de su filosofía antigua y su literatura en sánscrito. Esta tendencia subrayaba de manera deliberada los aspectos no modernos y no utilitarios de la cultura india, y aplaudía la existencia de una continuidad religiosa de más de 3 000 años; se consideraba que la gente estaba tan preocupada por la metafísica y las sutilezas de las creencias religiosas que en el sistema de vida indio no había tiempo para las cosas mundanas de la vida. El romanticismo alemán fue el que sostuvo con más vehemencia esta imagen de la India, vehemencia que habría de hacer tanto daño a la India como el desprecio de la cultura india por parte de Macaulay. La India pasó a ser entonces para muchos europeos la tierra mística donde hasta los actos más ordinarios de la vida estaban imbuidos de simbolismo. La India era la génesis del Oriente espiritual y también, incidentalmente, el refugio de los intelectuales europeos que buscaban escapar de su propio sistema de vida. Se mantuvo una dicotomía de valores: los valores indios se describieron como “espirituales” y los europeos como “materialistas”, sin tratar de situar estos valores supuestamente espirituales en el marco de la sociedad india (lo que habría podido conducir a algunos resultados mas bien perturbadores). Este tema cayó en manos de ciertos pensadores indios durante los últimos 100 años y se transformó en un consuelo para la intelligentsia india ante su incapacidad de competir con la superioridad técnica de Inglaterra.
El descubrimiento del pasado indio y su revelación en la Europa del siglo XVIII fue principalmente obra de los jesuitas residentes en la India y de los europeos al servicio de la East India Company, como sir William Jones y Charles Wilkins. Pronto creció el número de personas interesadas en estudiar las lenguas y literaturas clásicas de la India, y en los albores del siglo XIX se alcanzaron progresos considerables en lingüística, etnografía y otros campos de la indología. En Europa, los estudiosos expresaron un marcado interés por este nuevo campo de investigación, como es evidente por el número de personas que se dedicaron a la indología, entre las cuales cabe mencionar por lo menos a una: F. Max Müller.
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