PALABRAS PREVIAS
Se cumplen ahora quinientos años desde aquel día en que una flota desviada del camino llevara a la ría de Villaviciosa a un adolescente vestido con los lujos de la moda de Borgoña que venía a tomar las riendas del poder que legalmente se hallaban en manos de su madre, Juana, incapaz de ejercerlo por sí misma dadas las condiciones mentales en que se movía. Ella no renunciaba a titularse reina —lo sería hasta su muerte, el 12 de abril de 1555—, pero había transferido sus poderes plenamente, primero a su padre Fernando, luego a su hijo Carlos. El joven ni siquiera hablaba entonces la lengua española.
En este libro vamos a intentar una especie de reflexión sobre el significado de estos cuarenta años que cubren la primera mitad de ese vital siglo XVI en que Europa se conformó en estructuras que han perdurado, al menos en su mayor parte, hasta 1947. En las difíciles circunstancias que en nuestros días vive Europa, dicha reflexión parece oportuna. No se trata de realizar una nueva investigación documental, como aquellas que grandes historiadores de los siglos XIX y XX realizaran, sino de hacer una lectura detenida hasta llegar a descubrir en los sucesos aspectos que hoy deberían tenerse en cuenta. Prescindimos de notas bibliográficas, que nos obligarían también a hacer una lista interminable. Puede el lector acudir a las obras generales y de erudición. Pero es conveniente que mencionemos algunas obras decisivas, sobre las que se apoya humildemente el presente trabajo.
En primer término mencionaremos el tomo XX de la Historia de España dirigida por Menéndez Pidal (Madrid, 1979), en que se incluye el valiosísimo prólogo del propio don Ramón que significativamente tituló Un Imperio de paz cristiana . A él sigue el gran estudio de Manuel Fernández Álvarez, Reinado de Carlos V . Nosotros hemos acudido especialmente a este gran autor, que habiendo recogido el Corpus documental, y tras un breve ensayo sobre Carlos V, un hombre para Europa (Madrid, 1998), recogió su experiencia en Carlos V, el César y el Hombre (Madrid, 1999). De este modo llegamos a conclusiones previas. Carlos es el último emperador coronado por el papa en 1530. De este modo se cerraba un largo proceso iniciado por Carlomagno el año 800 y que significaba la sustitución de un imperio pagano por otro cristiano que proporcionara a Europa la unidad de autoridad temporal que necesitaba para construirse.
Las circunstancias parecían poner a Carlos en situaciones especialmente favorables. De ahí que formulara un programa. Sobre sus hombros descansaban ahora tres de las cinco naciones que formaban Europa y, también, las «nuevas», como se calificaba expresamente a las americanas. Para que el futuro, amenazado por el crecimiento del islam en sus dimensiones otomanas y no árabes, pudiera consolidarse, parecía imprescindible crear un sistema que reconociese que en todo este conjunto existía una comunidad religiosa que reconociese esos tres derechos naturales definidos por Clemente VI a mediados del siglo XIV : vida, libertad y patrimonio. De pronto, nos vemos sorprendidos, ya que en nuestros días, cuando se invocan derechos ciudadanos que se cumplen mal, los naturales han sido prácticamente suspendidos: aborto, eutanasia e impuestos, los sustituyen. Debemos reconocer que las consecuencias del fracaso de Carlos V en este proyecto ha tenido consecuencias importantes y duraderas.
En 1986 Valentín Vázquez de Prada reunió un equipo de once expertos, españoles, franceses e ingleses, y les puso a trabajar en el que sería el tomo VI de la Historia de España y América , de Rialp, poniendo principalmente la atención en los aspectos estructurales de aquel Imperio de donde iba a salir el mundo moderno. Insistieron en que Carlos y su hijo Felipe constituyeron una unidad de tales dimensiones que en su tarea, partiendo siempre del catolicismo latino, tal y como la reforma española, italiana y renana, anterior al luteranismo, había sido capaz de construir una definición de la persona humana. Destacaron, por ejemplo, que el P. Las Casas fue una de las personas más escuchadas por el emperador que llegó a promoverle al obispado de Chiapas, y que desde 1542 Carlos había puesto en marcha un proceso legislativo que debía impedir los abusos de los conquistadores, haciendo de los dominios americanos verdaderos reinos y no simples colonias.
También parece oportuno destacar otras dos obras que desempeñan un papel importante en las lecturas que a continuación hemos de comentar. En 1998 José Antonio Vaca de Osma, Carlos I y Felipe II frente a frente , intentó un análisis, desde el punto de vista católico, de estos dos reinados, tratando sobre todo de descubrir las razones de su fracaso. Y el año 2000, al cumplir el aniversario del nacimiento del emperador, respondiendo a los encargos de la Sociedad constituida para su conmemoración, José Martínez Millán y Carlos Javier de Carlos Morales consiguieron una obra colectiva de gran valor que titularon La Corte de Carlos V . Son estas las obras que recomendamos de manera especial a nuestros lectores.
La consecuencia principal que se desprende de estos trabajos, que no dudamos en calificar de fundamentos para nuestro ensayo, es que los primeros Habsburgo, al suceder a los Trastámara en España ejecutaron una tarea de grandes dimensiones: pudieron resistir al Turco aunque no recobrar los territorios bizantinos, y pusieron el fundamento de la Hispanidad, que es como acertadamente ya la definieran importantes pensadores del siglo XIX . Todavía hoy la Constitución de Estados Unidos se inicia con palabras que recogen esta herencia: «Dios ha creado a los hombres libres, iguales y en busca de la felicidad». Este término tiene hoy características que le apartan del patrimonio de los maestros de la Escuela de Salamanca; para estos últimos no significaba el disfrute de bienes materiales sino el encuentro de la persona consigo misma en imagen y semejanza de Dios como se escribe en el Génesis.
En las obras mencionadas encontrarán los lectores todas las referencias bibliográficas. Conviene, sin embargo, que aquí hagamos mención de otros trabajos que desempeñan un gran papel en nuestras conclusiones. En primer término los dos volúmenes de Karl Brandi, Kaiser Karl V. Werdel und Schickal einer Personlichkeit und einen Weltreiches (Múnich, 1937); en este trabajo se utilizaba de manera especial la visión que ya ofreciera Ludwig von Ranke en una de las esenciales investigaciones sobre el problema islámico, Die Osmamen und die spanische Monarchie in 16 und 17 Jahrhundert (Leipzig, 1877). Ranke recomendaba a los historiadores explicar los sucesos «como ocurrieron en realidad», algo que venimos intentando. En 1942, cuando el nacionalsocialismo ejercía predominio en la mayor parte de Europa, la editorial Espasa decidió publicar la versión española del ensayista inglés, Wyndham Lewis, con el título de Carlos de Europa , emperador de Occidente , que causó gran impacto sobre la opinión española, especialmente aquella que se resistía a la propaganda del III Reich.