Vida y muerte de la democracia
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL
Primera edición en inglés, 2009
Primera edición en español, 2018
Primera edición electrónica, 2018
Diseño de portada: Teresa Guzmán Romero
Imagen de portada: Covenanters [fragmento], hombres y mujeres, firmando el Covenant Nacional antipapista en el camposanto de la iglesia de Greyfriars en Edimburgo, el 28 de febrero de 1638. Pintura de sir William Allan.
Título original: The Life and Death of Democracy
© 2009 by John Keane
D. R. © 2018, Instituto Nacional Electoral
D. R. © 2018, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México
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ISBN 978-607-16-6161-6 (mobi)
Hecho en México - Made in Mexico
SUMARIO
Primera parte
DEMOCRACIA ASAMBLEARIA
Segunda parte
DEMOCRACIA REPRESENTATIVA
Tercera parte
DEMOCRACIA MONITORIZADA
PRESENTACIÓN
Cuando el presente se nos muestra confuso o demasiado complejo, la revisión del pasado puede ser un faro para transitar entre la niebla del hoy hacia un futuro más claro. Dados los tiempos por los que transcurre la democracia en la actualidad, de desafección y desencanto con la vida pública, Vida y muerte de la democracia representa una linterna que nos ayuda a comprender por qué las prácticas, las instituciones y la lógica misma de la democracia, forjadas en una historia de 2 600 años, todavía importan y son centrales en la vida pública de nuestro presente.
Como lo apreciarán los lectores de este texto, Vida y muerte de la democracia, de John Keane, es un proyecto intelectual de amplio alcance, tanto por las dimensiones de la indagación histórica que la obra nos presenta como por la profundidad de las reflexiones que ofrece. Además de ser un proyecto intelectual de gran calado, este libro es un proyecto vital en por lo menos dos sentidos. Por un lado, es el resultado del tesón intelectual y de la curiosidad académica y de investigación de su autor, John Keane; ésta es quizá la faceta vital más evidente de este proyecto. Por otro lado, nos ofrece elementos para comprender el proceso de construcción de una institución política, de una idea de comunidad, que ha sido columna vertebral de la humanidad desde hace más de dos milenios. Se trata, pues, de un proyecto vital en lo individual y en lo colectivo.
Sin pretender agregar mucho más a lo que ya constituye una obra rica en exploraciones históricas y argumentaciones sobre el devenir de la democracia y sus perspectivas futuras, quiero aprovechar la oportunidad de presentar Vida y muerte de la democracia para subrayar algunas reflexiones a las que la obra de John Keane nos conduce y que me parecen relevantes en la coyuntura actual de la democracia en México —país que acoge la primera edición en español de esta obra—, pero también en otras latitudes. Se trata de cinco reflexiones básicas.
1. La democracia es mucho más que elecciones, pero no hay democracia auténtica sin voto libre, secreto e informado. La historia que John Keane nos narra en esta obra confirma que la democracia es mucho más que acudir periódicamente a ejercer lo que ahora es —y no desde hace mucho tiempo— un derecho ciudadano universal: votar de forma libre y secreta por nuestros representantes. La vitalidad de la democracia, en su sentido más amplio, se observa también en una diversidad de espacios sociales: en las relaciones entre los géneros, en el combate a la discriminación, en el respeto a la identidad, entre muchos otros. Dicho en una frase, una sociedad democrática es aquella en la que todas las personas tienen derecho a tener derechos.
Desde otra óptica, el voto también es clave no sólo por la posibilidad de elegir, en libertad, a los gobernantes de una comunidad política. El voto es importante en la medida en que conduce a otros procesos y prácticas que son consustanciales a la democracia y que, en cierta medida, le dan sentido y fuerza al voto mismo. En efecto, los procesos electorales, que culminan con el sufragio ciudadano, permiten al mismo tiempo abrir espacios y oportunidades para la deliberación pública, dar cauce pacífico a las diferencias y divergencias que están presentes en sociedades plurales y son además un instrumento privilegiado, acaso no el único pero sí uno de los más poderosos y efectivos, para la exigencia y el control ciudadano de los gobernantes. Hay que insistir en ello: la democracia no se agota en el ejercicio del voto, pero es impensable si se carece de él, si no se puede ejercer en libertad, con garantías de secrecía, y si los votos no se cuentan bien para hacerlos efectivos. Se trata de una condición necesaria, si bien no suficiente.
Recordar lo anterior no es menor en tiempos en los que cada vez es más insistente la búsqueda de pretendidas soluciones alternativas a la vía electoral para designar a los gobernantes. Ello ocurre en medio de un generalizado menosprecio a las elecciones, olvidando que se trata de un momento privilegiado de la vida democrática que resume la expresión de la autonomía individual de cada una de las y los ciudadanos. La lectura de Keane es un buen antídoto, pues, para las tesis que tienden a reducir el momento electoral a un mecanismo meramente instrumental que puede ser eventualmente sustituido por otros, menos farragosos, más “sencillos” y más prácticos. Estas posturas olvidan que las elecciones son sin duda un procedimiento, pero también son algo más: son un espacio que permite igualar a todos los individuos en el ejercicio de sus derechos políticos —de hecho son el momento más igualador de la vida pública— y logra que la voluntad individual de los ciudadanos incida en la construcción de la voluntad colectiva que anima a las políticas públicas. Se trata justamente de aquello que la larga tradición democrática que viene de Kant y pasa por Kelsen define como autonomía y que constituye el valor que le da fundamento a la democracia.
2. La democracia es un concepto que congrega múltiples significados y expectativas, lo que tiene ventajas y desventajas. En su devenir histórico, nos muestra Keane, la democracia ha adquirido un amplio número de significados. Esto ha facilitado, en ocasiones, la movilización ciudadana en favor de sociedades más plurales, tolerantes y libres. Víctima de su propio éxito como fórmula de convivencia política, en particular a partir de su “triunfo” a finales de la década de 1980 y de su expansión en los pasados 30 años, la democracia también ha llegado a sobrecargarse de expectativas y de la más amplia diversidad de preocupaciones de la vida pública. En el espejo de la democracia vemos reflejada, sólo por mencionar un puñado de preocupaciones, lo mismo la libertad de expresión y la rendición de cuentas que el empoderamiento ciudadano y la transparencia en el ejercicio de los recursos públicos, la participación ciudadana o la división de poderes.