Todo apuntaba hacia 2018
Ernesto Núñez Albarrán
Las elecciones de 2015 dejaron diferentes saldos para el gobierno de Enrique Peña Nieto, para los partidos y para las autoridades electorales.
El PRI mantuvo la primera minoría en la Cámara de Diputados, con 203 curules, apenas 10 menos que las ganadas en 2012. Y a nivel estatal perdió las gubernaturas de Michoacán, donde ganó el PRD, Querétaro, que devolvió al PAN, y Nuevo León a manos del expriista Jaime Rodríguez, El Bronco —postulado como independiente—; recuperó Guerrero y Sonora, mantuvo Campeche y San Luis Potosí, y tuvo que defender Colima en tribunales luego de que el PAN impugnara su triunfo.
Pese a todo, el PRI no resintió un voto de castigo a la administración Peña Nieto, o al menos no como se hubiera previsto después de Ayotzinapa y la Casa Blanca. La votación del tricolor en la elección de diputados federales apenas bajó de 29.8% que había obtenido en 2012, a 29.1% en 2015.
El PAN cayó de 25.8% de la votación nacional a 21%, y perdió cinco diputados, para quedar en 109. Perdió Sonora, pero recuperó Querétaro, y vio cómo dos exmilitantes ganaban por la vía independiente: Alfonso Martínez Alcázar la alcaldía de Morelia y Manel J. Clouthier un distrito de Sinaloa.
El PRD fue el partido más castigado, debido a la aparición de Morena en el escenario político. Su votación total en las elecciones federales cayó del 16.4% obtenido en 2012 a 10.8%, bajando de 8 a 4 millones de votos, y de 103 a 61 diputados. Perdió la gubernatura de Guerrero y recuperó la de Michoacán. Y en la Ciudad de México fue desplazado por Morena como primera fuerza política, al obtener 19.8% de la votación de diputados, frente a 23.6% del partido de López Obrador. En las elecciones locales de la capital del país el PRD sólo ganó seis de las 16 delegaciones, y colocó 17 diputados en la Asamblea Legislativa, tres menos que Morena.
En la que fue su primera elección, Morena obtuvo 3.3 millones de votos a nivel nacional (equivalentes a 8.3%) y se convirtió en la cuarta fuerza política del país, desplazando a partidos de más antigüedad: PVEM (6.9%), MC (6%), Panal (3.7%) y el PT, que con 2.84% no alcanzaba a mantener el registro como partido político nacional.
El PES, de reciente creación, apenas salvó el registro, con 1.3 millones de votos (3.3%), y el Partido Humanista, que también debutaba, obtuvo 856 mil votos (2.1%) y perdió la posibilidad de mantenerse como partido nacional.
Para el INE, el aprendizaje a partir del conocido método de ensayo y error continuó durante algunos meses más.
El 19 de julio Chiapas fue a comicios locales para renovar sus 41 diputados locales y 119 ayuntamientos, en la única elección que no se homologó con las federales del 7 de junio, por determinación del Congreso local. La entidad ya había sido un dolor de cabeza en los comicios federales, tanto para las autoridades electorales como para la Secretaría de Gobernación, por las movilizaciones magisteriales, la quema de material electoral y la toma de instalaciones del INE. Sin embargo, un mes y 12 días después los maestros permitieron que los comicios transcurrieran en paz y, coincidentemente, el PVEM del gobernador Manuel Velasco se llevó los 24 distritos electorales locales y la mitad de los municipios, lo que otorgaba al joven mandatario una cómoda mayoría para la segunda mitad de su sexenio.
Sin embargo, la actuación del OPLE de Chiapas fue tan irregular en ese proceso que el INE investigó a los siete consejeros que integraban el organismo por no garantizar la paridad de género en la integración de las fórmulas de las candidaturas y por irregularidades en la conformación de la lista nominal. Y en febrero de 2016 el INE destituyó a tres consejeros y tres meses después a los otros cuatro que integraban el OPLE.
En agosto de 2015 la elección de diputado federal por el distrito 01 de Aguascalientes fue anulada por la Sala Regional del TEPJF, luego de que el PAN acreditara que la intervención del gobernador priista de la entidad, Carlos Lozano de la Torre, generó inequidad en el proceso. Las elecciones se repitieron el 6 de diciembre y el PAN ganó el distrito al PRI por una diferencia de apenas 65 votos; pero el verdadero ganador fue el PT, que en esa elección extraordinaria obtuvo los votos necesarios para que, en el recuento final, superara 3% de la votación nacional, necesario para salvar su registro.
En octubre la Sala Superior del Tribunal Electoral decidió anular las elecciones de gobernador en Colima, luego de que el PAN presentara pruebas de la interferencia del gobierno estatal a favor del priista Ignacio Peralta. El proceso extraordinario fue asumido en su totalidad por el INE, que determinó que la jornada electoral se efectuara el 17 de enero de 2016, por lo que la actividad electoral no se detuvo ni en las fiestas navideñas. Finalmente, el candidato priista ganó los comicios extraordinarios, superando por más de 10 mil votos al panista Jorge Luis Preciado, quien esta vez reconoció la derrota.
Hasta el 24 de enero de 2016 —cuando Peralta recibió la constancia de mayoría— concluyó el tortuoso proceso electoral 2015, la “prueba del ácido” del nuevo árbitro y del nuevo sistema electoral, que aún vivirían otras sacudidas.
LA CAÍDA DE BELTRONES
En 2016 el priista Manlio Fabio Beltrones era un personaje mitológico de la política mexicana. Sonorense nacido en 1952, priista desde los 16 años y diputado a los 30, en 1988 fue subsecretario de Gobernación al lado de Fernando Gutiérrez Barrios, un ícono de la vieja guardia priista. Cercano a Raúl Salinas, Beltrones era gobernador de Sonora en marzo de 1994, cuando Luis Donaldo Colosio fue asesinado en Lomas Taurinas, Tijuana. La leyenda cuenta que Beltrones fue el primero en interrogar a Mario Aburto, presunto asesino solitario del excandidato presidencial. Los hechos dicen que Beltrones desapareció de la escena pública durante el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000), quien rompió con el salinismo. Fue hasta 2003 que Beltrones reapareció en las ligas mayores de la política, como diputado federal, cercano al entonces líder priista Roberto Madrazo. En 2006 Beltrones se convirtió en senador y coordinador del PRI, y durante el sexenio de Felipe Calderón ocupó varias veces la presidencia del Senado. Junto con Emilio Gamboa, coordinador del PRI en la Cámara de Diputados, se convirtió en pieza clave para las negociaciones legislativas con el gobierno panista de Calderón, quien les debe a ambos la posibilidad de tomar protesta tras su polémica elección. En 2012 Beltrones aspiró a la candidatura presidencial priista, pero fue arrollado por la ola peñista. Sin embargo, se convirtió en coordinador de los diputados del PRI y, junto con Emilio Gamboa, quien se hizo coordinador de los senadores del tricolor, fue pieza clave para que el presidente Enrique Peña sacara adelante las reformas del Pacto por México. Cuando dejó la diputación para convertirse en dirigente nacional del PRI, en agosto de 2015, algunos lo comenzaron a ver como un posible candidato presidencial de cara al 2018.
En enero pocos dudaban que ese “peso completo” de la política tendría un 2016 de ensueño, para él y para su partido, pues de los 12 estados en los que se renovarían las gubernaturas, en nueve había gobernadores priistas: Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Hidalgo, Quintana Roo, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas. En dos de los tres estados gobernados por la oposición el tricolor tenía un fuerte implante y enfrentaba a gobiernos aliancistas (PAN-PRD) que habían fracasado: Sinaloa y Oaxaca. En Puebla la batalla sería contra el panista Rafael Moreno Valle, un expriista que para entonces había construido una sólida estructura electoral en su estado.
Pero las campañas de 2016 se vieron impactadas por un tema que el PRI y el gobierno de Peña Nieto creían haber sacado de la agenda en 2015: la corrupción. A los escándalos de la Casa Blanca de Peña Nieto y la casa de Malinalco de Luis Videgaray —que el gobierno había afrontado con una dudosa investigación a cargo de Virgilio Andrade y con la aprobación de una iniciativa ciudadana para crear el Sistema Nacional Anticorrupción— siguieron los escándalos de los gobernadores priistas Javier Duarte, de Veracruz; César Duarte, de Chihuahua, y Roberto Borge, de Quintana Roo.