SECCIÓN DE OBRAS DE POLÍTICA Y DERECHO
NORBERT LECHNER: OBRAS I
NORBERT LECHNER
OBRAS
TOMO I
Estado y derecho
Edición de
ILÁN SEMO, FRANCISCO VALDÉS UGALDE
y PAULINA GUTIÉRREZ
Primera edición, 2012
Primera edición electrónica, 2013
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ISBN 978-607-16-1446-9
Hecho en México - Made in Mexico
Norbert Lechner (Karlsruhe, Alemania, 1939-Santiago, Chile, 2004), investigador, politólogo y teórico, fue uno de los científicos sociales más destacados de su generación. Se caracterizó por realizar un trabajo de investigación abocado a la comprensión de la construcción del orden social como un proceso conflictivo y al análisis de la dimensión subjetiva de la política, a fin de dilucidar los condicionamientos cotidianos de un régimen y, en particular, de una sociedad democrática. Chile fue su patria de adopción. Obtuvo el doctorado en ciencias políticas en la Universidad de Friburgo; fue director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Sede Chile, de 1988 a 1994, y en 2003 fue galardonado con el Premio Municipal de Santiago en la categoría ensayo, gracias a su obra Las sombras del mañana. Se incorporó al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde contribuyó a la preparación de los informes chilenos sobre desarrollo humano, que tuvieron resonancia en el debate público y reconocimiento internacional.
SUMARIO
INTRODUCCIÓN
ILÁN SEMO, FRANCISCO VALDÉS UGALDE
PAULINA GUTIÉRREZ
La filosofía política de Norbert Lechner comienza, como la de Simmel, como la de Bauman, en el umbral que vincula los órdenes de la experiencia con el mundo de lo sensible. Si la reflexión sobre lo político se vuelve disponible al pensamiento en la esfera de los conceptos y las categorías, en las cartografías de las nomenclaturas y sus signos, es en el subsuelo de las miradas confiscadas, en los súbitos movimientos de la subjetivación, en el plano de inmanencia de sus sentidos donde afecta a la vida cotidiana. Habría así dos estrategias de aproximación, tan legítima la una como la otra, para descifrar los objetos que codifican el entramado de la subjetividad social. “Una —afirma Lechner en la que sería su última entrevista— se guía por los temas y los problemas derivados del desarrollo de la disciplina; los mismos avances de la ciencia política o la sociología suscitan nuevas preguntas. La otra se nutre de los retos que plantea la realidad social; la originalidad de un estudio reside en la capacidad de ‘escuchar’, nombrar e interpretar los fenómenos sociales emergentes”.ha figurado un nuevo mapa de la subjetividad social o, en palabras de Adorno, a la del crítico: una labor dedicada a descifrar los conceptos, las representaciones y las prácticas en las que la sociedad se produce a sí misma.
Desde su primer libro, La democracia en Chile (1970), se trata de un esfuerzo que lo define y singulariza en el pensamiento político de América Latina. La escritura crítica de la política parte de una observación de sí misma: el referente es la referencia. En la medida en que interpretar significa volver a la tradición, es decir, situar el lugar desde el cual habla el sociólogo o el politólogo, Lechner es ante todo un intérprete. Una mirada que recurre a la teoría como una “caja de herramientas” y a la historia como un horizonte de sentidos para develar la singularidad del acontecimiento, para situarnos en su apertura y en sus límites. Sólo quien escucha se asombra. La política emplaza al concepto como el tímpano al pensador: en estado de alerta. El mismo estado en el que la operación de nombrar implica la de figurar, y ésta, la de acotar las huellas de la multiplicidad, las huellas del concepto.
Acaso una de las contribuciones más singulares de la obra de Lechner sea su producción conceptual: ¿cómo encontrar en el caos de lo que acontece no sólo la trama del significado sino la forma en que nos significa? Esa forma es vaga y huidiza: sus complejos senderos no están en los códigos en los que se asienta el orden; tampoco en los axiomas de los espectáculos en los que se representa. Están en los patios interiores de la subjetividad social. El escepticismo frente a los grandes relatos (positivistas) del conocimiento se inicia en los años veinte del siglo pasado y llega a su auge en la década de los sesenta. Ahí se traduce en una geografía de incidencias. En la teoría crítica se trata de urdir un mapa del pensamiento del afuera como posibilidad de fijar los límites del pensamiento mismo. Si hay un “método” en Lechner es acaso la perseverancia en esta búsqueda.
Este primer tomo de sus Obras reúne los textos que elaboró entre 1970 y 1980. Representan, en su mayoría, “respuestas al mundo” que lo rodea y lo inscribe. Respuestas filosóficas y sociológicas de altísima complejidad. Sus ensayos son tratados. De ahí la secuencia estrictamente cronológica en que se compilan en los cuatro tomos de estas Obras. Ese mundo fue intelectual, político y, sobre todo, vivencial. Hay una manera de vivir en la que pensar es una forma de existir. Una disposición que encierra sentidos incalculables y colapsos del sentido mismo. Su historia intelectual parte del oficio de la crítica y se explica en la labor de la escritura. Un punto de partida al que nunca dejó de retornar.
Norbert Lechner nació el 10 de junio de 1939 en Karlsruhe, dos meses antes del estallido de la segunda Guerra Mundial. Situada en la cercanía de la frontera con Francia, forma parte de esa franja de ciudades del sudoeste alemán en la que, hasta 1933, el dominio de la política liberal se conjugó con una expansión de la vida y la cultura universitarias. Hijo único de una familia de clase media, creció en la intimidad de un hogar que conjugaba sin sobresaltos el rigor de los valores de la educación católica y la mentalidad liberal de los padres. Sus abuelos, que provenían de ese universo que emigró del campo hacia fines del siglo XIX, ya se habían asentado en una ciudad cada vez más industrial. Uno fue funcionario de ferrocarriles; el otro, mantuvo un negocio de venta de carnes. El padre de Norbert fue el primero en la familia en ingresar a la universidad. Estudió física y matemáticas, y más tarde se dedicó a la enseñanza en la educación secundaria. Lechner recordará su infancia en vivencias contrastadas. Una figura paterna formada en la “rigidez normativa” de la época, que si bien vindicaba la supremacía de la cultura y del mundo intelectual nunca intervino en sus decisiones personales. Y una excepcional calidez de su madre, que murió cuando él tenía tan sólo 12 años.
La otra memoria, desgarradora, aparece entrecruzada por imágenes de movilizaciones militares, bombardeos, refugios antiaéreos, muerte y desolación. Ese trauma nunca lo abandonará. (El 11 de septiembre de 1973 en Santiago, cuando los militares chilenos bombardearon el Palacio de La Moneda, las escenas de su niñez lo asediarán de nuevo.) Como tampoco lo abandonará la preocupación por el dilema de ser alemán en los años que siguieron a la caída del nazismo.
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