El galeón de Filipinas y la fragata de las Marianas en el Pacífico occidental ( 1680 - 1700 )
387.2209164 C169e Calvo, ThomasEspacios, climas y aventuras : El galeón de Filipinas y la fragata de las Marianas en el Pacífico occidental (1680-1700) / Thomas Calvo. – 1ª edición. – San Luis Potosí, San Luis Potosí : El Colegio de San Luis, 2016 299 páginas : ilustraciones, mapas ; 21 cm. – (Cátedras Institucionales) Incluye bibliografía (páginas 283-291) e índice geográfico ISBN: 978-607- 9401-90-0 1.- Galeones – Registro y transferencia – Océano Pacífico – Siglo XVII 2. Barcos de vela – Registro y transferencia – Océano Pacífico – Siglo XVII 3. – Océano Pacífico – Descripción y viajes – Siglo XVII I. t. II. s. |
Primera edición en formato impreso, 2016
Primera edición en formato digital, 2016
© El Colegio de San Luis
Parque de Macul 155,
Fracc. Colinas del Parque, San Luis Potosí, S.L.P. 78299
www.colsan.edu.mx
ISBN edición impresa: 978-607-9401-90-0
E-ISBN edición digital: 978-607-8500-17-8
Diseño de la portada: Natalia Rojas Nieto Traducción a ePub: Ernesto López Ruiz Hecho en México
Índice
¿Un galeón construido en la cima de una montaña de arroz?
El Santo Niño y Nuestra Señora de G uía ( 1683 - 1684 )
Para José Miguel Romero de Solís,
siempre atento a la mar salobre desde Colima.
Para Paulina, sirena de la Mar del Sur.
Y la nave se fue, “zafa, boyante y marinera”
Y así se fue también el libro, por lo menos en su fábrica. Si el galeón debe mucho a los sacrificios de unos y otros —“indios filipinos”, pilotos, marineros y demás—, el pequeño trabajo aquí presente es deudor de ciertas circunstancias y sobre todo de la amistad, el apoyo y, finalmente, de la empatía.
Hace unos dos años Paulina Machuca me recomendó con el entonces embajador de México en Filipinas, Tomás Calvillo, para colaborar en una publicación colectiva. Se trataba de escribir unas pocas cuartillas sobre un tema filipino. Como en otras encomiendas, fui a la caverna de Alí Babá, es decir, PARES (Portal de Archivos Españoles). Descubrí una palabra que me intrigó, arribada , y escribí entonces algo muy breve sobre la arribada del galeón Santo Cristo de Burgos en 1692 . El lector que tenga la paciencia de leer de proa a popa el libro verá que el episodio me sigue fascinando.
En agosto de 2013 , para celebrar el descubrimiento del Pacífico por los españoles en 1513 , Carmen Yuste y Guadalupe Pinzón organizaron un magnífico coloquio y tuvieron la gentileza de invitarme a participar. Por lo tanto, volví a las arribadas, que esta vez mezclé más íntimamente con una de mis obsesiones históricas: la coyuntura en particular climática de los años 1680 - 1700 . Salió una ponencia algo deshilachada, pero fue el punto de partida de lo aquí presente. El tema me apasionó tanto que me fui mar adentro, abandonando otros proyectos. Todo mi reconocimiento a las dos, y mil disculpas porque en la navegación se hundió el capítulo que debía entregar.
A lo largo del recorrido, Nahui Vázquez y Víctor David Hernández me han apoyado en bibliotecas, hurgando por internet, poniendo en forma la bibliografía, paleografiando algunos textos. Son labores esenciales que me han permitido llegar al puerto en los tiempos de un tornaviaje de entonces: gracias a los dos. Marco Antonio Hernández ( SIG -El Colegio de Michoacán), digno sucesor de los cosmógrafos de antaño, dibujó la estela de los navíos que surcaban los mares entre Filipinas y Nueva España, mejor que un piloto mayor de entonces.
Amigos de tierra adentro, de Zacatecas y de San Luis Potosí (Martín Escobedo, Armando Hernández, Thomas Hillerkuss y otros), me han regalado mucha paciencia, aceptando ser mareados por mis cuentos marineros. Y lo mismo mis alumnos del momento, grumetes involuntarios. A todos pido perdón. Lo mismo a la Cátedra Primo Feliciano Velázquez de El Colegio de San Luis, espacios mediterráneos si los hay, donde un tiempo carené al proyecto. No podría olvidar a quien me da amparo desde hace tiempo, lejos de las tormentas: El Colegio de Michoacán.
Virginia García Acosta tuvo la gran gentileza de leer el manuscrito, de hacer observaciones muy pertinentes que me han ayudado a reflexionar sobre la relación entre sociedad y “desastre natural”, fundamental en este proyecto. Ella ha puesto a mi disposición parte de los libros imprescindibles. Espero que el resultado final esté a la altura de sus comentarios y apoyo.
Por fin, Paulina fue quien abonanzó el viento cuando pasaba de tormenta a huracán, quien dio soltura a las velas. Sobre muchas de estas páginas sopla su confianza, su optimismo y algo de su magia: esto fue primordial para que el viaje se hiciera sin mayor novedad. E la nave va .
Como todo historiador, poniendo un término al compromiso, me queda un último pendiente: saldar mis cuentas con mi objeto, el portentoso galeón y sus gentes. Al cabo de un tiempo de convivencia, me separo de los gobernadores de Filipinas en turno, del piloto Francisco Lazcano, del general Tomás de Endaya y hasta del pirata-escritor y algo botánico William Dampier. Pierdo de vista los bultos deformados de los galeones y demás pataches y fragatas; alargados por el vapor que se extiende a la superficie del mar se van alejando viento en popa hacia su destino. No sé si soy historiador, finalmente, pero sé que soy un romántico: todos volverán en mis sueños. Que Dios les haya dado un buen pasaje al final de sus tribulaciones.
Y queda el transcriptor (más que autor) ahora con las manos vacías, pero con la sensación de terminar su propio tornaviaje por donde lo empiezan jóvenes historiadores, con gozo, entusiasmo, plenitud, con una profunda simpatía por ese objeto, el galeón navegando por los mares del Sur. He vivido mil aventuras por procuración.
Zamora-Colima, julio 2014
Nota sobre transcripción y demás
Como el lector podrá observar, hemos transcrito numerosos textos manuscritos del siglo XVII , a manera de citas en la primera parte y como publicación de documentos en la segunda. Nos planteamos el dilema de hacer una transcripción literal o de modernizar la ortografía. Como el libro no se concibe como una edición de fuentes, aunque éstas tengan una importancia y un lugar destacados en nuestro proyecto, hemos optado por la segunda propuesta. Pero con prudencia: por supuesto, hemos acentuado las palabras para evitar al lector hacerlo con su lápiz, hemos desarrollado las abreviaciones, hemos añadido con discreción la puntuación indispensable para facilitar el entendimiento de los textos. Pero hemos conservado la ortografía de los nombres onomásticos y sobre todo geográficos, aun cuando sea errática.
Como la terminología marítima es compleja, un glosario ha sido necesario: si la primera ocurrencia de un término está acompañada de un asterisco ( * ), significa que éste se encuentra en dicho glosario.
Al lector benévolo Gastaré pocas palabras, y haré gastar poco tiempo. Este ahorro de tan preciosa porción de la vida me negociará perdón, si no me encaminare alabanza F RANCISCO DE Q UEVEDO, M ARCO B RUTO, “ A QUIEN LEYERE”
Le Pacifique, ce Pacifique que l’on voit mieux des Philippines, a été pour nous, d’abord, un problème de conjoncture P IERRE C HAUNU
A veces es bueno curarse en salud. Confesamos que se nos olvidó aquí escribir una historia universal del galeón llamado de Manila, incluso para los pocos años que aparecen en el título. En parte no era necesaria, aunque no sean muchas, ya hay algunas obras de conjunto, citando en los extremos a William L. Schurtz ( 1939 ) y Salvador Bernabéu Albert,