Valeria Sonna
El presente libro surgió a raíz de una serie de conferencias sobre las mujeres en la Antigüedad que organicé junto a la Dra. Mariana Gardella en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales gracias al invaluable apoyo del Dr. Esteban Bieda, sin cuya gestión este libro no podría haberse materializado. El tema que reúne los escritos de este volumen es el de las representaciones de la maternidad, los partos y los nacimientos en el pensamiento Antiguo.
Recientemente se ha editado una compilación de textos sobre la sexualidad en la Grecia antigua que se titula Bien avant la sexualité sobre la sexualidad en la introducción a dicho tomo, y haciendo un paralelo con el problema que nos convoca en este libro, cabría preguntar si es pertinente interesarse en las sociedades antiguas de Grecia y Roma, siendo que su experiencia de las maternidades, los partos y los nacimientos se da por fuera de los dispositivos que articulan esta experiencia en nuestra sociedad actual.
Volver la mirada sobre el período clásico nos sirve, desde un punto de vista antropológico, porque nos muestra la diversidad de las sociedades humanas y la fluidez de sus conceptos, como arguye Boehringer. Asimismo me permito agregar que, desde un punto de vista genealógico, nos permite reconstruir el contexto de emergencia de los mecanismos mediante los cuales se ejerce la dominación sobre las mujeres en virtud de su capacidad reproductora. Como veremos en cada uno de los ensayos que componen este libro, hay una forma de dominación patriarcal que insiste y subsiste en las sociedades griegas, así como en la romana, y que se manifiesta en su producción cultural, tema que aborda cada uno de los ensayos que componen este libro.
El tema no es menor, la maternidad y el nacimiento están en el centro de las discusiones en torno a dominación patriarcal. En las últimas décadas ha ganado importancia la pregunta acerca del lugar que la sociedad atribuye a la maternidad como función social. Mientras que la función paterna tiene una función clara desde el punto de vista simbólico, político y económico, no es para nada claro cuál es el rol que en consecuencia se le atribuye a la maternidad. Esto ha sido denunciado por Victoria Sau como un vacío que, según la autora, es subsidiario del lugar al que históricamente han quedado relegadas las madres como función del padre.
Muraro denuncia este vacío como un borramiento sistemático de nuestro propio origen y encuentra este borramiento en la historia de la metafísica occidental, cuya pregunta por el origen se remonta siempre a un olvido fundamental, el olvido de la madre. Ninguna deconstrucción del yo es posible, ni psicoanalítica ni metafísica, si no revisamos el lugar que atribuimos a ese origen ante la ley, tanto la del derecho como la de la moral.
Como toda deconstrucción comienza con los griegos, haremos lo propio y nos proponemos dirigir la mirada hacia el modo en que los antiguos concebían y representaban las maternidades, los partos y los nacimientos.
Los primeros tres capítulos del libro están dedicados a la mitología y al orden simbólico que se atribuye a la maternidad y a los nacimientos en la religión griega. El primer capítulo, escrito por María José Binetti, aborda la figura de la Gran Diosa Minoica que representa el momento preolímpico de la religión griega, es decir, un momento en el que el número de deidades femeninas era mayor y estas eran más importantes. El segundo capítulo, de mi autoría, retoma el tópico literario de los partos de Zeus. El texto propone un recorrido por las distintas manifestaciones del deseo masculino de apropiarse de la capacidad reproductora de las mujeres que está presente en Euménides, la tragedia de Esquilo, buscando algunos paralelos en la obra de Hesíodo y en algunas concepciones de la medicina. La obra de Hesíodo es retomada en mayor profundidad en el tercer capítulo. El texto de María Cecilia Colombani traza una cartografía de los nacimientos en Teogonía, recuperando la importancia de la modalidad partenogenética que es exclusividad de las diosas femeninas, así como la relevancia política detrás de las distintas maneras en las que las diosas conciben y dan a luz, la sexuada y la no sexuada.
El cuarto capítulo está dedicado a Nosis de Locri, poetisa del período helenístico. En este texto, Mariana Gardella cuestiona, mediante la sugerente expresión, “el parto de la lengua”, la clásica polarización que asocia a la mujer al ámbito de la naturaleza en virtud de su función reproductora dejando la producción cultural a los varones. En este texto la autora pone de relieve la apropiación de la producción cultural por parte de esta poetisa, en virtud de la metáfora de la maternidad.
Los siguientes capítulos, quinto y sexto, están dedicados a la biología y los tratados ginecológicos. Carolina Terán, en el capítulo quinto, hace una lectura crítica de La generación de los animales, uno de los tratados biológicos de Aristóteles