• Quejarse

Mona Chollet - Brujas

Aquí puedes leer online Mona Chollet - Brujas texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2019, Editor: Lectulandia, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Mona Chollet Brujas
  • Libro:
    Brujas
  • Autor:
  • Editor:
    Lectulandia
  • Genre:
  • Año:
    2019
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Brujas: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Brujas" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Brujas es un libro cautivador e indispensable, en el que la autora hace de la brujería una grandiosa metáfora feminista.

Mona Chollet reflexiona, en este brillante ensayo, sobre la herencia patriarcal en el pensamiento europeo, desde la caza de brujas hasta la actualidad.

Este libro explora tres estereotipos de mujer y el proceso que condujo a su estigmatización, así como lo que queda en la actualidad de esa visión, tanto en nuestros prejuicios como en nuestras representaciones: la mujer independiente, puesto que viudas y solteras fueron especial mente perseguidas; la mujer sin hijos, puesto que la época de las persecuciones señaló el fin de la tolerancia hacia las que pretendían controlar su fertilidad; y la mujer mayor, convertida desde entonces en objeto de aversión.

Mona Chollet: otros libros del autor


¿Quién escribió Brujas? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Brujas — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Brujas " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Agradecimientos

AGRADECIMIENTOS

Gracias por los consejos de lectura, los enlaces y los recortes de prensa, las discusiones y los ánimos a Guillaume Barou, Akram Belkaïd, Otto Bruun, Irina Cotseli, Thomas Deltombe, Eleonora Faletti, Sébastien Fontenelle, Alain Gresh, Madmeg, Emmanuelle Maupetit, Daria Michel Scotti, Joyce A. Nashawati, Geneviève Sellier, Maïté Simoncini, Sylvie Tissot y Laélia Véron. Evidentemente, la responsabilidad del resultado es enteramente mía.

Gracias a Serge Halimi, que me concedió un tiempo sabático para trabajar en este libro.

Toda mi gratitud para Katia Berger, Dominique Brancher y Frédéric Le Van por sus valiosas relecturas y la precisión de sus comentarios.

Gracias a mi editor, Grégoire Chamayou.

Y un agradecimiento especial, una vez más, a Thomas Lemahieu.

1. Una vida propia. La plaga de la independencia femenina

1. UNA VIDA PROPIA.

LA PLAGA DE LA INDEPENDENCIA

FEMENINA

«Buenos días, Gloria, me alegro muchísimo de tener por fin la ocasión de hablar con usted…».

Ese día de marzo de 1990, en la CNN, Larry King recibe a Gloria Steinem, respetada figura del feminismo en Estados Unidos. Una telespectadora llama desde Cleveland, Ohio. La voz es suave y se supone que se trata de una admiradora. Pero rápidamente comprenden que se equivocan. «Creo que su movimiento ha sido un fracaso total —acusa la voz suave—. Creo que son una de las causas principales de la decadencia de nuestra bella familia y de nuestra bella sociedad americanas. Quisiera hacerle algunas preguntas: me gustaría saber si está casada, si tiene hijos…». En ambos casos, la invitada, muy serena, responde tranquilamente que no. Interrumpida por el presentador, que diplomáticamente intenta reanudar su entrevista, la vengadora anónima concluye exclamando: «¡Creo que Gloria Steinem debería arder en el infierno!».

Periodista que se implicó muy activamente en la defensa de los derechos de las mujeres a principios de la década de los setenta, Gloria Steinem (nacida en 1934) siempre ha dado muchos quebraderos de cabeza a sus enemigos. Para empezar, su belleza y sus numerosos amantes invalidan la alegación clásica según la cual las reivindicaciones feministas no hacen más que disimular la amargura y la frustración de mujeres feas a las que ningún hombre había hecho el honor de poner su atención en ellas. Además, la vida plena e intensa que ha llevado y sigue llevando, torbellino de viajes y de descubrimientos, de militancia y de escritura, de amores y de amistades, complica seriamente la tarea a aquellos para quienes la existencia de una mujer no tendría sentido sin la pareja y sin la maternidad. A un periodista que le preguntaba por qué no se casaba, le dio esta respuesta que se ha hecho célebre: «No consigo aparearme en cautividad».

Renunció a esta línea de conducta a la edad de sesenta y seis años, para que su compañero de entonces, que era sudafricano, pudiera obtener la tarjeta de residencia y quedarse en Estados Unidos. Se casó con él en Oklahoma, en casa de su amiga, la líder nativoamericana Wilma Mankiller, mediante una ceremonia cherokee seguida de un «fantástico desayuno»; para la ocasión, se puso sus «tejanos más bonitos». Su marido murió de cáncer tres años después. «Como nos casamos legalmente, algunas personas piensan que él fue el amor de mi vida, y que yo fui el suyo», reveló Steinem años más tarde a la periodista Rebecca Traister, que realizaba una investigación sobre la historia del celibato femenino en Estados Unidos. «Eso es realmente no comprender nada de la singularidad humana. Él había estado casado dos veces antes y tenía unos maravillosos hijos ya adultos. Yo había vivido varias relaciones felices con hombres que siguen siendo amigos míos y que constituyen una familia elegida. Algunas personas tienen un solo compañero a lo largo de su vida, pero no es el caso de la mayoría de nosotros. Y cada uno de nuestros amores es esencial y único».

Hasta finales de la década de los sesenta, recuerda Rebecca Traister, el feminismo americano estaba dominado por la tendencia Betty Friedan —autora en 1963 de La mística de la feminidad, crítica decisiva sobre el ideal del ama de casa—. Friedan defendía a «las que querían la igualdad, pero sin dejar de amar a su marido y a sus hijos». La crítica del matrimonio como tal no apareció en el movimiento hasta el nacimiento de la lucha por los derechos de los homosexuales y el aumento de la visibilidad de las lesbianas. Pero, incluso entonces, a muchas militantes les parecía impensable que se pudiera ser heterosexual y no desear casarse.

Gorronas, defraudadoras y electrones libres

De todas formas, es necesario precisar que, una vez más, las feministas blancas estadounidenses reinventaron la rueda. Por una parte, las mujeres negras, descendientes de esclavas, no habían estado jamás sometidas a la idea de domesticidad censurada por Betty Friedan. Ellas reivindicaban con valentía su condición de trabajadoras, como teorizaba desde 1930 la abogada Sadie Alexander, primera afroamericana en obtener —en 192— un doctorado en Economía.

A partir de la presidencia de Ronald Reagan, en la década de los ochenta, el discurso conservador creó la figura deshonrosa de la welfare queen, la «reina gorrona (de la beneficencia)», que puede ser negra o blanca, aunque en el primer caso se le añade al insulto una connotación racista. El propio presidente difundió durante más de diez años la historia —falaz— de una de esas «reinas» que, según afirmaba él sin vergüenza alguna, utilizaba «ochenta nombres, treinta direcciones y doce números de la seguridad social», gracias a los cuales sus ingresos netos eran «superiores a los 150 000 dólares». Una mujer ha de tener dueño, aunque se trate del hombre que la secuestró y la retuvo cuando tenía doce años.

Uno de los artífices de la desastrosa reforma de la asistencia social que llevó a cabo Bill Clinton en 1996, por la que se destrozó una red de seguridad creando agujeros ya demasiado grandes? Pero a la idea de que las mujeres son individuos soberanos y no simples apéndices, enganches a la espera de un caballo de tiro, le cuesta abrirse paso en las mentes… y no solamente de los políticos conservadores.

En 1971, Gloria Steinem cofundó la publicación mensual feminista Ms. Magazine. Ni «Miss» (que designa a una soltera), ni «Mrs.» (que designa a una mujer casada). «Ms.» (que se pronuncia «Mis» con la ese sonora) es el equivalente femenino exacto de «Mr.» (señor): un título que no dice nada del estado civil de la persona a la que designa. Fue inventado en 1961 por una militante de los derechos civiles, Sheila Michaels. La idea se le ocurrió al ver una errata en una carta dirigida a su compañera de piso. Personalmente, ella no había sido nunca «propiedad de un padre», puesto que sus padres no estaban casados; no quería convertirse en propiedad de un marido y buscaba un término que lo explicara. A la sazón, muchas jóvenes se casaban con dieciocho años, y Michaels tenía veintidós: ser una «miss» significaba ser un «accesorio abandonado en un estante». Durante diez años, se presentó como «Ms.», soportando las risas y las pullas. Después, una amiga de Gloria Steinem que había oído hablar de su idea se la transmitió a las fundadoras de la revista, que buscaban un título. Al adoptar el de «Ms.», popularizaron por fin el término, que obtuvo un gran éxito. Ese mismo año, Bella Abzug, representante de la cámara baja por el Estado de Nueva York, consiguió que se aprobara una ley que autorizaba su uso en los formularios federales. Interrogado al respecto en la televisión en 1972, Richard Nixon, pillado por sorpresa, respondió con una risita incómoda que él era «sin duda un poco anticuado» y prefería seguir con «Miss» o «Mrs.». En una grabación secreta de la Casa Blanca, se le oye rezongar junto a su asesor, Henry Kissinger, después de la emisión. «Pero joder, ¿cuánta gente ha leído realmente a Gloria Steinem y les importa una mierda?».

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Brujas»

Mira libros similares a Brujas. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Brujas»

Discusión, reseñas del libro Brujas y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.