Agradecimientos
El estado de Texas ha recibido mucha atención de periodistas que piden cuentas a nuestros líderes políticos y empresariales. Se trata de un hecho particularmente destacable en una época en la que la prensa es objeto de todo tipo de ataques y los periodistas son a menudo víctima de agresiones personales por parte de las personas más poderosas de nuestro estado y de nuestro país. Tengo la suerte de contar con muchos amigos en la prensa, algunos de los cuales han desempeñado un papel fundamental en la preparación de este libro. Mimi Swartz, de Texas Monthly y The New York Times, ha sido una sabia y optimista consejera, no solo en este proyecto, sino a lo largo de toda mi carrera profesional. Hizo un valiosísimo trabajo como guía en su ciudad adoptiva, Houston. Robert Bryce, escritor y uno de los principales miembros del Manhattan Institute, me dio una utilísima introducción a la industria del petróleo y el gas. Robert Wilonsky, columnista de The Dallas Morning News, me permitió ver con otros ojos la ciudad en la que viví mucho tiempo, Dallas. Mónica Ortiz Uribe, periodista en una emisora de radio independiente, me descubrió las dos ciudades de su vida, El Paso y Ciudad Juárez. El historiador Lonn Taylor me aportó una muy interesante visión general del oeste de Texas. Manny Fernández, corresponsal jefe de The New York Times en Houston, tuvo la amabilidad de recibirme en mitad de la vorágine de trabajo que había llevado a la redacción el huracán Harvey. Y, por supuesto, he de dar las gracias a mi buen amigo Stephen Harrigan, que lleva casi cuarenta años echándome un cable tras otro.
Steve y yo somos dos de los integrantes del grupo de cuatro que se reúne para desayunar y conversar todos los lunes; mantenemos una perenne conversación que me ha procurado gran deleite intelectual y me ha enseñado muchas cosas. No pocas de las ideas que examino en este libro salieron al tapete por primera vez junto a Steve, Gregory Curtis, antiguo redactor de Texas Monthly, y el historiador H. W. Brands.
En 2009, apareció en Texas una nueva publicación periódica, la cual ha hecho más que ninguna otra plataforma u organización por mantener a los texanos informados sobre la política de este estado. John Thornton, inversor de Austin, junto con Evan Smith, entonces redactor jefe de Texas Monthly, y Ross Ramsey, antiguo redactor y propietario de Texas Weekly, aunaron fuerzas para crear una plataforma totalmente digital que llamaron The Texas Tribune. Hoy en día, no conozco ningún otro estado cuya actualidad política esté tan minuciosamente cubierta como Texas, y esto es gracias a The Texas Tribune. Y, sin lugar a dudas, en ningún otro estado es más necesaria esta labor informativa.
Las ilustraciones de David Danz retratan a las mil maravillas el espíritu de Texas y su diversidad. Una vez más, Jan McInroy hizo una escrupulosa lectura del manuscrito. Cuando me devuelve mi texto repleto de rojo, siempre me avergüenzo un poco por los numerosos errores y erratas que es capaz de acorralar y poner bajo arresto gramatical. También debo dar gracias a quienes se han ocupado de verificar datos; en The New Yorker, Tammy Kim, Fergus McIntosh y Rozina Ali revisaron el artículo «America’s Future Is Texas», que apareció en dos partes los días 10 y 17 de julio de 2017 y fue la génesis del libro que el lector tiene entre las manos. David Kortova y Elizabeth Barber revisaron «Historia de tres pozos», que se había publicado el 1 de enero de 2018 en The New Yorker con el título de «La economía de la gula». Emily Gogolak, una profesional formada en Nueva York, se trasladó a Austin justo a tiempo para revisar el resto del manuscrito. Bienvenida a Texas, Emily.
Algunas partes del libro, principalmente del capítulo «Cultura de Texas para principiantes», aparecieron en Texas Monthly, en ese caso con el título de «Remembrance of Things Primitive», en febrero de 1993.
Las siguientes personas me han ofrecido una extraordinaria ayuda que es motivo de envidias: Ann Close, mi editora en Knopf desde hace mucho; Andrew Wylie, el mejor agente del mundo, y Daniel Zalewski, que es mi editor y colaborador en The New Yorker desde hace muchos años (y espero que lo sea muchos más). Fue uno de los redactores de esa maravillosa revista, David Remnick, quien me pidió «explicar Texas», porque creo que no entendía muy bien por qué vivo en este estado. Espero que este libro responda a tu pregunta, David.
Para Steve, que estaba al comienzo
y seguirá estando al final del viaje
We’re oilmen and philosophers
Astronauts and ranchers
Fishermen and roughnecks
And college professors.
We’re carpenters and preachers
And artists and physicians
High-tech geeks
And redneck musicians.
We’re Church of Christ and Baptist
(Evangelical and Southern).
We’re straight and gay and what the hey
We come in every color.
We’re Czech and Greek and Mexican,
Vietnamese and Cajun
We sprawl a quarter million miles
We have no common language.
God save Texas
From the well-intentioned masses!
God save Texas
From the posers and jackasses!
God save Texas
He’s the only one who can!
Canción inédita de MARCIA BALL
y LAWRENCE WRIGHT
Título original: God Save Texas
Lawrence Wright, 2018
Traducción: Miguel Marqués Muñoz
Agradecemos encarecidamente a Hal Leonard LLC por permitirnos citar un fragmento de «Mammas Don’t Let Your Babies Grow Up to Be Cowboys», letra y música de Ed Bruce y Patsy Bruce, © 1975, Sony/ATV Music Publishing LLC. Todos los derechos administrados por Sony/ATV Music Publishing LLC. International. Todos los derechos reservados
Fragmentos de este libro aparecieron por primera vez en The New Yorker bajo los títulos de «America’s Future Is Texas» (10 de julio del 2017) y «The Glut Economy» (1 de enero del 2018); y en Texas Monthly bajo el título de «Remembrance of Things Primitive» (febrero de 1993)