Agradecimientos
Estoy firmemente convencido de que ningún ser humano puede dominar el tema de la Gran Guerra en su totalidad y de que varios historiadores han sido fundamentales a la hora de guiarme por algunas de las áreas en las que no tuve la suerte (o la capacidad) de llevar a cabo una investigación personal. Para mí la serie británica de «Historias oficiales de la guerra» ha sido siempre un punto de partida seguro. No es perfecta, ni mucho menos, pero ofrece, desde luego, unos rudimentos básicos sólidos. Para el Frente Oriental recomiendo a un pequeño grupo de autores entre los que se encuentran Nick Cornish, The Russian Army and the First World War (Stroud: Spellmount, 206), G. Irving Root, Battles East: A History of the Eastern Front of the First World War (Baltimore: Publish America, 2007), John Lee, The War Lords: Hindenburg and Ludendorff (Londres: Weidenfeld & Nicolson, 2005) y Norman Stone, The Eastern Front, 1914-1917 (Londres: Penguin Books, 2.ª ed. revisada, 1998). El lado alemán de los acontecimientos ha sido brillantemente expuesto por Robert T. Foley en su libro German Strategy and the Path to Verdun: Erich von Falkenhayn and the Development of Attrition, 1870-1916 (Cambridge: Cambridge University Press, 2005). Jack Sheldon ha escrito una maravillosa serie de libros, todos los cuales recomiendo sin vacilar, incluidos The German Army at Ypres 1914 (Barnsley: Pen & Sword, 2010), The German Army on Vimy Ridge, 194-1917 (Barnsley: Pen & Sword, 2008), The German Army on the Western Front 1915 (Barnsley: Pen & Sword, 2012), The German Army on the Somme 1914-1916 (Barnsley: Pen & Sword, 2007), The German Army at Passchendaele (Barnsley: Pen & Sword, 2007) y The German Army at Cambrai (Barnsley: Pen & Sword, 2009). Estas son las fuentes de muchos estudios alemanes que nos ofrecen la idea de cómo eran las cosas al otro extremo de la cuerda. Me gustaría dar las gracias especialmente a Jack, que en todo momento me ha ofrecido una generosa ayuda. Aunque no comparto todas sus opiniones, las obras de Terence Zuber dan mucho que pensar. Mientras escribía este libro he llegado a convencerme de la enormidad de la contribución francesa a la guerra y estoy muy agradecido por ello a varios autores. Las fuentes inglesas son lamentablemente escasas, pero he hecho buen uso de Anthony Clayton, Paths of Glory (Londres: Cassell, 2005), Robert Doughty, Pyrrhic Victory: French Strategy and Operations in the Great War (Cambridge, MA: Harvard University Press, 2005) e Ian Sumner, They Shall Not Pass: The French Army on the Western Front, 1914-1918 (Barnsley: Pen & Sword, 2012). Pero como mi habilidad en la lectura del francés han ido mejorando lentamente he encontrado absolutamente valiosísimos los libros de Jean-Claude Delhez. Todos los estudiosos de la historia de la Gran Guerra deben leer La Bataille des Frontières: raccontée para les combattants (Thonne-la-Long: J.-C. Delhez, 2007) y Le jour de deuil de l’Armée française (Thonne-la-Long: J.-C. Delhez, 2011). Vale realmente la pena y una vez realizado el esfuerzo, una cosa está clara: la batalla de Mons no volverá a parecer tan importante tras tener conocimiento de la devastadora matanza sufrida por los franceses. En cuanto a las fuentes americanas estoy sumamente agradecido a la obra de James Hallas, Doughboy War: The American Expeditionary Force in WWI (Mechanicsburg, PA: Stackpole Books, 2009), y a la de Douglas Johnson y Rolfe Hillman, Soissons, 1918 (Texas: Texas A&M University Press, 1999).
Siempre cuesta trabajo encontrar el tono que conviene usar para los agradecimientos personales, pues es muy fácil aburrir con alabanzas falsas o quizá con bromas inoportunas. Por consiguiente me gustaría empezar por dar las gracias a Bryn Hammond y a George Webster por los amables ánimos que me dieron. También estoy en deuda con mi amiguete John Paylor, que, una vez más, me corrigió una primera versión del texto. Por desgracia, esto significa que ahora lo considero enteramente responsable de los errores que puedan haber quedado. Mi viejo amigo de la universidad, Rob Massey, tuvo la amabilidad de repasar mis traducciones del francés, demostrando la constante superioridad de los especialistas en historia medieval sobre sus hermanos de mentalidad militar menos dotados. Gracias también a mi agente, Ian Drury, cuyos denodados esfuerzos hicieron que siguiera trabajando como escritor. Mis colegas del Imperial War Museum han sido maravillosos y me gustaría mencionar especialmente a Tony Richards, Richard McDonough, Richard Hughes y Simon Offord. En Profile, también ha sido muy agradable trabajar con Daniel Crewe y Penny Daniel, mientras que Sally Holloway es una maravilla traduciendo al inglés mi defectuosa prosa. Gracias también a Martin Lubikowski por los mapas.
Por último me gustaría dar las gracias a mi querida esposa, Polly Napper (conocida, al parecer, por todo el mundo como «Polly, la sufridora»), y a nuestras dos adorables niñas, Lily y Ruby Hart, que da la impresión de haber salido a ella en el temperamento y en los rasgos físicos. En conjunto es mucho lo que han tenido que aguantar mientras yo escribía este libro.
Peter Hart
East Finchley, enero de 2003
Créditos de las ilustraciones
Todas las fotos del presente libro proceden de las imponentes colecciones del Imperial War Museum, que cubren todos los aspectos del conflicto en el que se vieron envueltas Gran Bretaña y la Commonwealth desde comienzos del siglo XX. Estos recursos tan abundantes están al alcance de todo el mundo online para investigar, curiosear o comprar en www.iwmcollections.org.uk. Además de las colecciones online, pueden visitarse las «Salas de visitantes», donde pueden analizarse más de once millones de fotografías, miles de diarios y cartas escritas por personas durante la guerra, y una enorme biblioteca de referencia. Para conseguir una cita, llámese al (020) 7416 5320, o enviar un e-mail a mail@iwm.org.uk. Imperial War Museum www.iwm.org.uk
Fotografías
1. El archiduque Francisco Fernando y su esposa Sofía fotografiados poco antes de su asesinato en Sarajevo, 28 de junio de 1914.
2. Gavrilo Princip, el serbobosnio cuyos disparos desencadenaron el comienzo de la Gran Guerra. Murió de tuberculosis en la cárcel el 28 de abril de 1918.