Este libro es esencialmente el mismo que se publicó en 2001 y sin embargo ha sufrido una importante mutación en su estructura. He cambiado el orden de los ensayos y de muchas de sus partes con el propósito de que el texto fluya mejor, desde la apertura teórica hasta la exploración de casos concretos en el Siglo de Oro español. Estos cambios los realicé para las ediciones en inglés (2008) e italiano (2012) del libro. Esta nueva edición en español incorpora esas modificaciones en la estructura. Los cambios incluyeron una inversión de los términos en el título, de manera que ahora la melancolía aparece en primer lugar. La reflexión y el interés por la melancolía han continuado extendiéndose con fuerza. Acaso también se han extendido los humores negros en las sociedades globalizadas. El siglo XXI ha traído tensiones que incrementan la preocupación por un malestar tan antiguo y al mismo tiempo tan moderno. La pandemia de covid-19 que azota al mundo desde 2020 ha agregado una dimensión lúgubre y trágica a esos viejos humores negros que impregnan la vida cotidiana. Creo que este libro puede ser un buen compañero para meditar sobre la enfermedad y la muerte en esta época de cambios sociales y culturales profundos ocasionados por el peligroso virus.
INTRODUCCIÓN
Al comenzar el siglo XXI la melancolía se extiende como tema de reflexión y motivo de preocupación. Ello no es un accidente azaroso de la historia intelectual. Los grandes cambios políticos nos alejan rápidamente de los territorios conocidos de la modernidad y crean un vértigo cultural ante la boca del abismo que se abre frente a nuestros ojos. Por ello, la mirada de muchos es atraída por la melancolía, esa fascinante constelación de antiguos problemas y angustias que a lo largo de siglos la historia de Occidente ha guardado en su memoria. Se dice que la época de ansiedad que sobrevino después de la Segunda Guerra Mundial ha sido seguida por una Edad de la Melancolía, precipitada por el miedo a catástrofes finales, guerras nucleares, colapsos ecológicos, explosiones demográficas o desórdenes propios de la sociedad posindustrial.
Durante esta larga y tensa posguerra que ha sido la segunda mitad del siglo XX se han escrito y divulgado obras muy importantes sobre la melancolía, desde la aparición de Saturno y la melancolía de Klibansky, Panofsky y Saxl, la Historia del tratamiento de la melancolía de Jean Starobinski y la Melancolía de Hubertus Tellenbach, hasta los libros más recientes de Jackson, Kristeva, Lepenies y Screech. Este libro quiere contribuir a llenar este vacío, y demostrar que el tema de la melancolía española del Siglo de Oro es un eslabón indispensable para comprender la eclosión del humor negro en la Europa de los albores de la modernidad.
Hacia fines del siglo XVI y comienzos del XVII empezaron a circular en Europa textos sobre la melancolía dirigidos al público en general, y no solo a los especialistas en enfermedades mentales. Los más conocidos son los de Robert Burton y de Jacques Ferrand, publicados a comienzos del siglo XVII , escritos en inglés y francés, y no en latín como solían hacer los médicos. Pero apenas es conocido el hecho de que el primer libro sobre la melancolía escrito en lengua vernácula haya sido, hasta donde sabemos, preparado por el médico español Andrés Velásquez: el Libro de la melancolía, publicado en 1585, apenas un año antes que el tratado de Timothy Bright, que fue conocido por Shakespeare. La segunda parte de este libro toma como punto de partida el libro del doctor Velásquez para escudriñar el amplio panorama de la melancolía española en el Siglo de Oro. A través de los ojos de este médico andaluz, de lo poco que sabemos de su vida y de su texto, he compuesto una cartografía del humor negro español. El estudio de las extrañas circunvoluciones del cerebro barroco que dibujan los médicos y los escritores del Siglo de Oro me permite afirmar que la melancolía fue uno de los ejes fundamentales de la cultura renacentista.
Es conocida la relevancia del tema melancólico en el Hamlet de Shakespeare o en los Ensayos de Montaigne. Habría que agregar el Quijote de Cervantes, tema al que dedico la última parte. Allí examino el problema de la melancolía religiosa y su relación con la sobrevivencia de antiguos cánones precristianos; me guía la idea de que la tristeza de don Quijote es una pieza clave en la larga historia de la melancolía, y que no ha sido tomada en cuenta suficientemente por quienes se han interesado por el problema. Reflexiono allí sobre la angustia moral que provocaba el extraño y olvidado pecado de la acedia, y discuto los posibles diagnósticos de la misteriosa enfermedad que aquejaba a don Quijote.
La segunda parte de este libro analiza las críticas de Andrés Velásquez al extraordinario e influyente libro del doctor Juan Huarte de San Juan, Examen de ingenios para las ciencias, para plantear algunos problemas teóricos y de interpretación. Como verá el lector, a partir de uno de los más enigmáticos avatares de la historia de la ciencia, me introduzco en los debatidos temas de la influencia de la cultura en la formulación de paradigmas. El examen de las raíces culturales de las concepciones científicas ha alarmado a muchos investigadores, que han reaccionado contra los excesos de aquellos ensayistas que solo ven «construcciones» e «invenciones» en la historia del conocimiento. El tema de la melancolía me sirve, también, para discutir el muy espinoso problema de la inteligencia artificial como posible modelo del funcionamiento de la mente humana, así como para ofrecer una interpretación evolucionista de la función de los mitos en la ciencia.
La melancolía es un fenómeno ligado a una amplia y compleja constelación cultural, que rebasa las consideraciones psiquiátricas y neurológicas que han tratado de confinarla en lo que se denomina «depresión», enfermedad mental definida técnicamente como un desorden afectivo y asociada a déficits en las aminas neurotransmisoras en el cerebro. Por otro lado, no creo que la melancolía sea una enfermedad similar a la amenazadora anarquía que percibía Matthew Arnold, y que debía ser enfrentada por los refinamientos de la cultura.
No creo que la cultura sea el antídoto contra el caos melancólico; no quiero circunscribirme a estudiar una cultura de la melancolía, ni a observar solamente la melancolía en la cultura. Pienso en la melancolía como cultura y, hasta cierto punto, en la cultura como melancolía. Por ello mis reflexiones sobre la melancolía en el Siglo de Oro español quieren acercarse más bien a libros como Saturn and Melancholy, de Klibansky, Panofsky y Saxl, Montaigne and Melancholy, de Screech, y Melancholie und Gesellschaft, de Lepenies, pues estos estudios funden la melancolía con la mitología, la biografía o la sociedad que analizan.
Como se habrá observado, los textos que he citado llevan todos en su título la conjunción copulativa –y– que también uso en este libro. Me gusta emplearla para estrechar irónica, admirativa y metafóricamente mis ligas con dichos textos, y además quiero sugerir literalmente la unión de la melancolía con la cultura, como una conjunción de dos astros que ocupan la misma casa celeste y como una cópula más carnal que lógica, en un trabajo de cultivar el humor negro para ver crecer sus numerosos frutos. Mi punto de vista es el de un antropólogo. Por eso me fascinan las discusiones en torno de un estudio clásico sobre los orígenes sociales de la depresión, donde dos psiquiatras occidentales afirman que en Sri Lanka esta enfermedad mental, como respuesta a la pérdida de una importante fuente de valores positivos, lleva a una sensación general de desesperanza en la vida: esta generalización es, según ellos, el núcleo central del desorden depresivo.