• Quejarse

María Jimena Duzan - Mi Viaje al Infierno

Aquí puedes leer online María Jimena Duzan - Mi Viaje al Infierno texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Editor: Penguin Random House Grupo Editorial Colombia, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

María Jimena Duzan Mi Viaje al Infierno
  • Libro:
    Mi Viaje al Infierno
  • Autor:
  • Editor:
    Penguin Random House Grupo Editorial Colombia
  • Genre:
  • Año:
    2015
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Mi Viaje al Infierno: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Mi Viaje al Infierno" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Una de las mejores periodistas del país relata uno de los momentos más
duros de su vida


El viernes 26 de febrero de 1990, en un restaurante en Cimitarra,
Santander, asesinaron a Silvia Duzán junto con tres líderes campesi-
nos: Josué Vargas, Saúl Castañeda y Miguel Ángel Barajas. Diecisiete
años después, frente a la ausencia de una explicación por parte del
Estado y ante la impunidad de la que gozaban los asesinos, sus cómplices
y los autores intelectuales, su hermana María Jimena reunió el valor
para emprender un viaje al infierno y hacer una rigurosa investigación
de la masacre. La búsqueda la llevó a develar el proyecto paramilitar
que pretendía adueñarse de las tierras de campesinos indefensos y
hacerse con el poder socioeconómico de la región; reveló además la
complicidad de las Fuerzas Armadas y la Policía con los asesinos, la
injerencia del narcotráfico en las fuerzas paramilitares y los métodos
de entrenamiento, intimidación y tortura de estos grupos ilegales.
Su testimonio es al mismo tiempo una desgarradora historia personal
sobre el proceso de enfrentar el dolor y descubrir la verdad, y
una crónica sobre el desarrollo de la violencia narco-paramilitar que ha
afectado la vida de miles de colombianos. Es, en suma, un esfuerzo por
entender la realidad del país y darles voz, reconocimiento y dignidad a
las víctimas de la guerra.

Una de las mejores periodistas del país relata uno de los momentos más
duros de su vida


El viernes 26 de febrero de 1990, en un restaurante en Cimitarra,
Santander, asesinaron a Silvia Duzán junto con tres líderes campesi-
nos: Josué Vargas, Saúl Castañeda y Miguel Ángel Barajas. Diecisiete
años después, frente a la ausencia de una explicación por parte del
Estado y ante la impunidad de la que gozaban los asesinos, sus cómplices
y los autores intelectuales, su hermana María Jimena reunió el valor
para emprender un viaje al infierno y hacer una rigurosa investigación
de la masacre. La búsqueda la llevó a develar el proyecto paramilitar
que pretendía adueñarse de las tierras de campesinos indefensos y
hacerse con el poder socioeconómico de la región; reveló además la
complicidad de las Fuerzas Armadas y la Policía con los asesinos, la
injerencia del narcotráfico en las fuerzas paramilitares y los métodos
de entrenamiento, intimidación y tortura de estos grupos ilegales.
Su testimonio es al mismo tiempo una desgarradora historia personal
sobre el proceso de enfrentar el dolor y descubrir la verdad, y
una crónica sobre el desarrollo de la violencia narco-paramilitar que ha
afectado la vida de miles de colombianos. Es, en suma, un esfuerzo por
entender la realidad del país y darles voz, reconocimiento y dignidad a
las víctimas de la guerra.

Una de las mejores periodistas del país relata uno de los momentos más
duros de su vida


El viernes 26 de febrero de 1990, en un restaurante en Cimitarra,
Santander, asesinaron a Silvia Duzán junto con tres líderes campesi-
nos: Josué Vargas, Saúl Castañeda y Miguel Ángel Barajas. Diecisiete
años después, frente a la ausencia de una explicación por parte del
Estado y ante la impunidad de la que gozaban los asesinos, sus cómplices
y los autores intelectuales, su hermana María Jimena reunió el valor
para emprender un viaje al infierno y hacer una rigurosa investigación
de la masacre. La búsqueda la llevó a develar el proyecto paramilitar
que pretendía adueñarse de las tierras de campesinos indefensos y
hacerse con el poder socioeconómico de la región; reveló además la
complicidad de las Fuerzas Armadas y la...

María Jimena Duzan: otros libros del autor


¿Quién escribió Mi Viaje al Infierno? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Mi Viaje al Infierno — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Mi Viaje al Infierno " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
2010 María Jimena Duzán De esta edición 2015 Penguin Random House - photo 1
2010 María Jimena Duzán De esta edición 2015 Penguin Random House - photo 2

2010 María Jimena Duzán De esta edición 2015 Penguin Random House - photo 3


© 2010, María Jimena Duzán

© De esta edición:

2015, Penguin Random House Grupo Editorial, SAS

Cra. 5A N.° 34A - 09

Bogotá, Colombia

PBX (57-1) 743 0700

www.megustaleer.com.co


ISBN ebook:978-958-8912-13-4

© Fotografías de interiores: archivo particular de la autora

Conversión ebook: MEEMO (www.meemo.com.co)


Queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares de copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía, el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares de la misma mediante alquiler o préstamo públicos.


Silvia Duzán en Cimitarra Santander durante el rodaje del documental Los - photo 4

Silvia Duzán en Cimitarra Santander durante el rodaje del documental Los - photo 5

Silvia Duzán en Cimitarra Santander
durante el rodaje del documental Los caminos de la coca .

Esta fue la última foto que le tomaron, días antes de su asesinato.

A Julia, a Matilde y a Beatriz.

Contenido

-

“El viaje ”

L a primera vez que oí a alguien hablar de “el viaje” fue en Belfast, a mediados de 2007 . Se trataba de una mujer de unos años, con inmensos ojos azules, céltica, de una belleza traslúcida. Yo había ido a conocer las Casas de Paz, donde víctimas y victimarios se reconocieron tras el proceso de reconciliación integral que le puso fin a la guerra en Irlanda, y ella era una de las personas que contaba su historia.

Claire, así se llamaba, había sido golpeada por la violencia política y religiosa que por centurias asoló a su país hasta dividirlo radicalmente entre católicos y protestantes. Su infancia la pasó viendo atentados, esquivando persecuciones, asistiendo a funerales y visitando en las cárceles a su padre y a sus hermanos, que eran militantes del IRA (I RISH R EPUBLICAN A RMY o Ejército Republicano Irlandés), grupo que para los ingleses era una guerrilla católica de corte nacionalista, comúnmente recordada por sus actos de terror. A mí se me asemeja al M-19 .

Claire fue criada en un ambiente segregacionista. Sus amigos siempre fueron católicos, según la doctrina impartida en su colegio, y durante años, en el ambiente de gueto del barrio en que vivió, nunca se cruzó en la calle con ningún protestante. Más aun, se acostumbró a convivir con esa estética violenta y desoladora que imponen los “muros de paz”, paredes de cemento que se siguen construyendo en algunas zonas de Belfast, incluso después de firmados los Acuerdos del Viernes Santo en 1996 , para separar los barrios católicos de los protestantes.

Cuando Claire comenzó a hablar de “el viaje”, yo no supe a qué se refería. Sin embargo, al cabo de unos minutos entendí que no se trataba de un viaje cualquiera, sino de uno en especial que le cambió la vida: un viaje íntimo hacia los más profundos sótanos de la condición humana; uno que acabó por liberarla de todos esos odios apresados con los que había malvivido y que le permitió acometer un acto de valor insospechado: el de confrontar a su victimario, cara a cara, como siempre lo había deseado. Y sí, pudo mirarlo a los ojos sin el menor reparo y asomo de cobardía.

Si algo le envidiaba yo a esa mujer era su mirada franca, altiva y transparente. Luego de la firma de la paz, ella había vuelto a rehacer su vida. Aunque vivía en un barrio católico y su único hijo —que la acompañaba cuando la conocí— asistía a una escuela católica, se había convertido en trabajadora social y a diario solía atender a personas que habían sido acérrimos militantes del bando opuesto.

—Ese expolicía que viene por el pasillo asesinó a mi hermano, mientras mi padre y mis otros hermanos estaban en la cárcel —dijo.

Pronunció la frase con una tranquilidad y una frialdad que me puso la piel de gallina. Había en sus palabras un tono de entereza que me retaba y que me exponía de manera descarnada ante un desafío ineludible. ¿En qué sentido? No lo sabía.

Mientras ellos dos, protagonistas de una guerra implacable que los había obligado a odiarse sin cuartel, se saludaban cordialmente y se miraban a los ojos, yo me ubiqué en un rincón: quería verlos; saber en qué momento tanta normalidad se iba a romper; indagar si eran capaces de tocarse, de ponerse en la misma orilla. ¿Tendría yo el temple para hacer lo mismo con los verdugos de mi hermana Silvia? ¿Estaría yo lista? ¿Lo estarían ellos? ¿Lo estaría la sociedad en que vivo? ¿Valdría la pena? ¿Sería posible?

Por un instante me sumergí en un letargo, absorta. Por primera vez, en las lejanías de Irlanda, un lugar tan insólito y apartado, no tuve escapatoria de mí misma y recordé a Silvia antes de su asesinato en Cimitarra, departamento de Santander, Colombia, después de diecisiete años de haber intentado sepultar todo vestigio de su recuerdo.

Había olvidado su rostro y sus ademanes: su última palabra, su última sonrisa, su última carcajada. No conocía detalles sobre las circunstancias de su muerte ni me había entrevistado con ninguna persona que hubiera presenciado la matanza. Adrede había borrado de mi memoria los rostros de los dirigentes campesinos que murieron con ella y había sepultado sin contemplación su historia.

Al percibir que podía recordar el rostro de Silvia, así tan de repente, después de haber intentado sepultarlo por tanto tiempo, no sentí alivio sino miedo. Me toqué para ver si era real todo lo que me estaba pasando en aquel instante y vi de nuevo a Claire. Ella estaba sentada en el mismo sitio donde mi sobresalto la había dejado. Se veía tranquila, a pesar de estar conversando con el asesino de su hermano. ¿Cuántos estadios previos habría pasado para condonar las deudas de dolor inferidas por él? ¿Cuánto coraje habría requerido para llegar adonde estaba, para sonreírle amablemente como lo hacía en aquel momento y sin que el recuerdo de su hermano asesinado la paralizara?

Entonces me di cuenta de que ahí, en mis propias narices, como si se tratara de un intempestivo bofetón, me estaban relatando un caso idéntico al mío. Tal vez suene absurdo, pero descubrí que aún sufría, y mucho; un sufrimiento que ahora puedo definir como hermético, añejo, reconcentrado. De improviso, sin racionalizarlo, como un dique que se rompe, sentí necesidad de sacar el dolor, de comprenderlo, de asimilarlo, de curar la herida que yo creía cicatrizada y que, por el contrario, estaba tan fresca como si acabara de abrirse.

Entendí que ella, Claire, había ido hasta el infierno, de donde había renacido, y que “el viaje” le había permitido salir del horror con la dignidad que yo entonces le envidiaba. Solo que ella había hecho la inmersión hacia las profundidades de sí misma de la mano de su inquebrantable convicción religiosa; fe que yo no tenía. Hasta hoy, no recuerdo haberme sentido tan frágil ni tan vulnerable como aquel día.

Sin embargo, a pesar de la agonía del momento, sentí que debía desafiar el horror que yo había escondido en lo más recóndito de mi ser, aunque me doliera hasta los tuétanos. Descubrí que la anestesia que me había formulado durante tantos años para darme una tranquilidad ficticia se había agotado. Me di cuenta de que el asesinato de Silvia y sus consecuencias eran parte fundamental de mi vida, aunque me lo hubiera negado de forma tan pertinaz. Reconocí, finalmente, que yo era diferente por cuenta de lo que me había pasado y que mi lucha por ser una mujer común y corriente, igual a todos mis amigos y vecinos, ya no tenía sentido. Al comprender que había cambiado y que ya solo me afectaban las batallas que ponían en juego la esencia de las cosas, entendí que había llegado la hora de iniciar mi viaje.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Mi Viaje al Infierno»

Mira libros similares a Mi Viaje al Infierno. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Mi Viaje al Infierno»

Discusión, reseñas del libro Mi Viaje al Infierno y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.