Prefacio
En el corazón de todos los seres humanos, sin distinción de raza o posición social, hay un indecible anhelo de algo que ahora no poseen. Ese anhelo, implantado en la misma constitución del hombre por un Dios misericordioso, está ahí para que el hombre no se sienta satisfecho con sus condiciones o sus logros presentes, ya sean malos, buenos o muy buenos. Dios desea que el ser humano busque lo mejor, y lo halle para el bien eterno de su alma.
Satanás, por medio de ardides y tretas astutas, ha pervertido esos anhelos del corazón humano. Él hace que los hombres crean que esos deseos pueden ser satisfechos por medio de los placeres, las riquezas, la vida cómoda, la fama o el poder; pero quienes han sido engañados por él (y se cuentan por miríadas en número), descubren que todas esas cosas hartan los sentidos, y dejan al alma tan vacía e insatisfecha como antes.
Es el designio de Dios que ese anhelo del corazón humano guíe hacia el único que es capaz de satisfacerlo. Es el deseo de ese Ser el que puede guiarnos a él, la plenitud y el cumplimiento de ese deseo. Esa plenitud se halla en Jesucristo, el Hijo del Dios eterno. “Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud”, “porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad”. Y es también verdad que podemos estar “completos en él” con respecto a todo deseo divinamente implantado y normalmente seguido.
El profeta Hageo llama a Cristo “el Deseado de todas las gentes”, y bien podemos llamarlo “el Deseado de todas las edades”, incluso “el Rey de todas las épocas”.
Es el propósito de este libro presentar a Jesucristo como quien puede satisfacerse todo anhelo. Se han escrito muchos libros titulados “La vida de Cristo”; libros excelentes, grandes acopios de información, elaborados ensayos sobre cronología, historia, costumbres y eventos contemporáneos, con abundante enseñanza y muchas vislumbres de la vida multiforme de Jesús de Nazaret. Sin embargo puede decirse con certeza: “No se ha contado ni siquiera la mitad”.
Por tanto, no el propósito de esta obra exponer una armonía de los Evangelios, o presentar en orden estrictamente cronológico los importantes sucesos y las maravillosas lecciones de la vida de Cristo. Su propósito es presentar el amor de Dios como ha sido revelado en su Hijo, la divina hermosura de la vida de Cristo, de la cual todos pueden participar, y no simplemente satisfacer los deseos de la mera curiosidad o los cuestionamientos de los críticos. Para ver cómo, por el encanto de su propia belleza de carácter, Jesús atrajo a sus discípulos a sí mismo, y que por su toque y sentimiento de simpatía en todas sus dolencias y necesidades, y por su constante asociación con ellos, transformó sus caracteres de terrenales en celestiales, de egoístas en abnegados, y trocó la mezquina ignorancia y el prejuicio en el conocimiento generoso y el amor profundo por las almas de todas las naciones y razas. Por todo esto, es el propósito de este libro presentar al bendito Redentor de modo que ayude al lector a encontrase con él cara a cara, corazón a corazón, y hallar en él, como los discípulos de la antigüedad, al poderoso Jesús, quien “salva hasta lo sumo” y transforma, de acuerdo con su propia imagen divina, a los que acuden a Dios por su intermedio. Sin embargo, ¡cuán imposible es revelar su vida! Es como intentar investigar en un laboratorio el arco iris; o poner en caracteres blancos y negros la música más dulce.
Rogamos que la bendición del Altísimo acompañe a esta obra, y que el Espíritu Santo haga de las palabras de este libro palabras de vida para muchas almas cuyos anhelos y deseos no están aun satisfechos; para que puedan “conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos”, y finalmente, en una eternidad bienaventurada, compartir a su diestra la plenitud de su gozo y la dicha inconmensurable que disfrutarán todos los que hayan hallado en él el todo en todo, al “señalado entre diez mil”, al “todo él codiciable”.