Coordinación y producción editorial de S.F. Sotillo
Diseño de interior de Jeremy Miller y S.F. Sotillo
Fotografía de Nicanor Parra por Javier Ignacio Acuña Ditzel, via
Flickr, bajo licencia Attribution 2.0 Generic (CC BY 2.0)
AGRADECIMIENTOS
Estoy por siempre agradecido con las siguientes publicaciones en las que aparecieron por primera vez o fueron reimpresos los ensayos, las introducciones de libros y antologías, las traducciones, reseña y entrevista que están incluidos en y que dan vida a esta colección.
«Chile 1965», The Daily Texan, 31 de octubre de 1965; reimpreso en On a High Horse: Views Mostly of Latin American & Texan Poetry (Fort Worth, Texas: Prickly Pear Press, 1983), 1-5.
«Visitas con Nicanor Parra», fragmento de Harbingers of Books to Come: A Texan’s Literary Life (San Antonio, Texas: Wings Press, 2009), 209-214.
«Un tejano descubre la antipoesía de Parra y la trata de traducir», Ciclo Homenaje en torno a la figura y obra de Nicanor Parra (Santiago, Chile: Ministerio de Educación, 2002), 193-197.
«Trilce/Arúspice/Tebaida», Road Apple Review 4, no. 1 (1972): 4-8.
«Guillermo Blest Gana, romántico total», Revista Chilena de literatura, nos. 5/6 (1972): 37-45.
«Introducción» a After-Dinner Declarations de Nicanor Parra (Austin, Texas: Host Publications, 2009), i-vii.
«Huidobro y Parra: dos generaciones de antipoetas», Huidobro’s Futurity: Twenty-First Century Approaches, ed. Luis Correa-Díaz & Scott Weintraub (St. Paul-Minneapolis: University of Minnesota Press, 2009), 136-151; traducido y reimpreso en La futuridad absoluta de Vicente Huidobro, ed. Luis Correa-Díaz & Scott Weintraub (Raleigh, North Carolina: Editorial A Contracorriente, 2018), 190-212
«El antipoema como prédica cervantina», El sol de los talleres: Estudios en homenaje a Stanislav Zimic, ed. María Ángeles Fernández Cifuentes (Newark, Delaware: Juan de la Cuesta, 2014), 189-200.
«Introducción» a Figures of Speech de Enrique Lihn (Austin, Texas: Host Publications, 1999; segunda edición, 2016), i-xiv.
«Enrique Lihn: poeta en Nueva York», The Guadalupe Review, no. 1 (1991): 303-311; reimpreso en Enrique Lihn: Bitácora dedicada a la obra y palabra del poeta chileno Enrique Lihn, 3 de noviembre de 2010: publicación virtual, Santiago.
«Rememorando la historia literaria con Alicia Galaz», Trilce, no. 28 (2010): 10-13.
«Introducción» a Love Hound de Oliver Welden (Austin, Texas: Host Publications, 2006), i-v.
«La poesía y la antipoesía de Chile», The Dirty Goat, no. 10 (1999): 1-3.
«Presentación» de una «Pequeña antología tejana», El Navegante 2, no. 2 (2007): 116-135.
«La nueva poesía chilena y su antipoeta nonagenario», The Dirty Goat, no. 17 (2007): 14-16.
Reseña de Bitácora del emboscado de Francisco Véjar, Mapocho: Revista de humanidades, no. 59 (2006): 433-434.
«Jazz en Chile y en su poesía», Extramuros (enero 2008): publicación virtual, Valparaíso.
«El canto de América», The Texas Observer 85, no. 25 (1993): 18-19; traducido y reimpreso en Re-visiones de Ernesto Cardenal (Managua, Nicaragua: ANE, Centro Nicaragüense de Escritores, 2010), 429-434.
«Para poder traducirlos, amplío mi mundo», entrevista a Dave Oliphant, traductor de Nicanor Parra», por María Inés Zaldívar, Taller de letras, no. 48 (2011): 179-183.
«Imagen y poesía de Dave Oliphant», texto y traducciones de Oliver Welden, Revista Universidad de Chile sede Arica, no. 2 (1974): 53-56.
en memoria de
Dr. Russell Durning (1938-1979)
profesor de literatura comparada
en la Universidad de Illinois del Norte
y director de mi tesis doctoral
sobre la antipoesía
en los EE.UU. y Chile
CHILE, 1965
Una liebre saltaba al borde de la pista donde nuestro avión esperaba autorización de la torre de control, la luz del día pasando por sus largas orejas mientras las levantaba, escuchando las hélices zumbando en el calor de Austin. Sentado junto a Mike Hennen, un compañero que estudiaba la carrera de Asuntos Latinoamericanos, yo ya me daba cuenta de mi limitado conocimiento del español, de modo que la torre, las orejas de la liebre y el rugido ensordecedor del avión me sirvieron para hacerme dramáticamente consciente de cómo todo lo que oiría en Chile bien podría sonar como el balbuceo infame del que habla la Biblia.
Que ese fuera justamente el caso era para mí un pensamiento muy angustiante, ya que, tal como todos los quince de nosotros, tejanos ligados a Chile (y estamos realmente unidos a Chile ahora, por lazos mucho más fuertes que el Departamento de Estado jamás conocerá), yo deseaba comunicarme, ¡no convencer —tú entiendes— sino comunicarme! Quería conocer a la gente del país, especialmente a sus poetas. Y así, durante ese día y esa noche de vuelo, mis esperanzas y miedos se hicieron casi insoportables a través de Houston, Miami, Ciudad de Panamá y Lima, Perú. Finalmente, con la mañana y los Andes cubiertos de nieve, descendimos al valle de Santiago, de repente allí, Cristóbal Colón todos.
Antes de salir de Texas, había leído los poemas de dos poetas y una poetisa chilenos: Nicanor Parra, Pablo Neruda y Gabriela Mistral. En Chile conocí a cada uno de ellos de manera diferente, compartiendo con Parra en su casa en las afueras de Santiago, discutiendo contra la florida poesía de Neruda con estudiantes en Valparaíso, y visitando, en el norte de Chile, la tumba de Mistral en Vicuña, su pequeño pueblo. A pesar de que Parra fue el único poeta con quien entré en contacto directo, pude experimentar a través de los estudiantes chilenos a los tres poetas en términos más íntimos de lo que es normalmente posible, sobre todo cuando los autores ya han fallecido (Mistral) o están fuera del país (Neruda).
Además de los tres poetas, también conocí al cuentista Luis Domínguez, cuyo nombre no conocía. Recientemente Domínguez ha sido publicado por Zig-zag, el equivalente chileno a la casa editorial de vanguardia estadounidense New Directions. Al igual que Parra, Domínguez es profesor en la Universidad de Chile: el primero es profesor de física en el Instituto Pedagógico de la universidad, y el último enseña en la Escuela de Periodismo. Mientras viví en la residencia estudiantil del Instituto Pedagógico, también pude conocer a muchos escritores estudiantes, de hecho, parecía que casi todo el mundo en el campus era un joven poeta aspirante. Junto al «fútbol», la poesía me pareció ser la preocupación nacional entre los universitarios. Este poco común interés en la poesía ha producido un sorprendente número de buenos poetas, especialmente teniendo en cuenta el tamaño del país (8 millones de habitantes).