Universidad Nacional Autónoma de México
Dr. Enrique Graue Wiechers
Rector
Dr. Leonardo Lomelí Vanegas
Secretario General
Dr. Domingo Alberto Vital Díaz
Coordinador de Humanidades
Dra. Margarita Velázquez Gutiérrez
Directora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias ( crim )
Comité Editorial
crim
Dra. Margarita Velázquez Gutiérrez
Presidenta
Lic. Mercedes Gallardo Gutiérrez
Secretaria Técnica del crim
Secretaria
Dra. Adriana Ortiz Ortega
Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, unam
Dra. Elaine Levine Leiter
Investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, unam
Dra. Elsa María Cross y Anzaldúa
Profesora de la Facultad de Filosofía y Letras, unam
Dr. Carlos Javier Echarri Canovas
Profesor e investigador del Centro de Estudios Demográficos,
Urbanos y Ambientales, El Colegio de México
Dra. Maribel Ríos Everardo
Secretaria Académica del crim
Invitada permanente
Mtra. Yuriria Sánchez Castañeda
Jefa del Departamento de Publicaciones del crim
Invitada permanente
Introducción
A las víctimas del modelo salvaje y a quienes luchan por erradicarlo
+ Ayotzinapa (Guerrero)
Tlatlaya (Estado de México)
María Lucero Jiménez Guzmán
Investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias,
crim / unam
E l presente libro es producto de la investigación internacional que hemos realizado durante 3 años, una red académica multidisciplinaria integrada por investigadores de México, Argentina, España y Chile. En ella participan especialistas en sociología, antropología, economía, psicología y psicoanálisis. Este libro surgió de la inquietud compartida por sus autores y autoras, derivada de las condiciones políticas, sociales, económicas y de empleo que están padeciendo los y las jóvenes de diversos sectores sociales en muchos países del mundo. Constituye también, una continuación a los esfuerzos realizados por esta red luego de las publicaciones previas sobre la situación prevaleciente de la juventud en el mundo (Jiménez y Boso, 2012).
Para la elaboración de este libro llevamos a cabo diversos seminarios de investigación en México, Argentina y España. Las actividades que hemos realizado han tenido el apoyo de la Universidad Nacional Autónoma de México, particularmente del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias ( crim ) y del Programa de Apoyo a la Investigación y la Innovación Tecnológica ( papiit ).
Hay cada vez mayor consenso en que estamos viviendo una época de incertidumbre y precarización generalizada, que no es nueva, pero que se está ahondando, sobre todo en países de América Latina y también en muchos de los europeos. La supuesta estabilidad macroeconómica y la “bonanza” se han traducido en pérdida de poder adquisitivo y en la disminución en los indicadores de bienestar y de la calidad de vida de la mayoría de los seres humanos, generándose además, un proceso acelerado de intensificación de la desigualdad social y la consiguiente concentración de capitales, en cada vez menos manos, así como insuficiente crecimiento y ganancias exorbitantes por parte de los dueños del capital (Piketty, 2014).
Crece el desempleo, se reemplaza el Estado de Bienestar por el Estado de Seguridad (Hirsch, 1996), se impone la “dictadura del mercado”; se segmentan los mercados laborales, se flexibilizan las leyes laborales, se cancelan derechos conquistados por el movimiento obrero y se da una permanente precarización del salario; estas transformaciones tienen claras consecuencias en las relaciones sociales. En el caso de la Unión Europea, aunque no sólo ahí, se da la afectación del tradicional Estado de Bienestar y proliferan las ideologías de mercado y nuevas políticas. En primer lugar, se imponen medidas que afectan la renta, se subsume la producción humana a la ganancia, se reduce la fuerza de trabajo, se da lugar a soluciones de nuevas tecnologías, se promueve la descentralización de políticas, se deslocalizan las áreas productivas, se flexibilizan las legislaciones laborales y ambientales con el propósito de contribuir a alcanzar mayores márgenes de ganancia (Fonseca, 2014, pp. 216-217). Todos estos procesos están afectando de manera decisiva la vida de los jóvenes y sus expectativas, y dan lugar a la acción colectiva, a los movimientos sociales.
En el mundo surgen nuevos actores colectivos, de diversas características y trascendencia. Muchas de sus formas de acción se distancian de dinámicas institucionales. La constitución de estos movimientos se da en un contexto de profundos cambios que dan cuenta de las dificultades de las sociedades para adaptarse a los actuales procesos de la “modernización” y globalización.
El actor colectivo crece en un específico contexto de la llamada “sociedad de la austeridad”, que se ha definido como un proceso de implementación de medidas económicas y políticas, tendentes a una disciplina, a una restricción económica, social y cultural. La aplicación de este concepto es inseparable de la idea de “inevitabilidad”. La austeridad es el reconocimiento y aceptación de la idea de que a través de la privación objetiva y subjetiva de los individuos, se puede solucionar la crisis, dejando de lado que estos procesos se derivan del funcionamiento de los mercados financieros, la deuda pública y los modelos sociales y económicos que se han venido adoptando desde hace varias décadas. La crisis, coincidimos con Fonseca (2014), se ha usado como argumento e instrumento para la subordinación de los trabajadores, los gobiernos y las sociedades enteras. La responsabilidad de pagar los costos de la crisis recae en los individuos y sus familias. Ellos aceptan los sacrificios, ellos son los que ven suprimidos sus derechos laborales y en esta situación se da la reacción de una parte de la sociedad civil en distintos contextos.
Ante todo esto, aún en muchos ámbitos, se siguen ocultando las verdaderas causas de las reiteradas crisis, imponiendo dolorosos paliativos que lejos de solucionarlas, ahondan los problemas sociales y continúan rompiendo el tejido social.
En el campo de las Ciencias Sociales, la crisis se refleja en crisis de paradigmas, asistimos a una falta de legitimidad de las explicaciones y categorías analíticas únicas, en el reconocimiento de los límites propios de cada marco explicativo y el fin del movimiento obrero como referente fundamental de las demandas sociales y el surgimiento de movimientos sociales, de nuevas opciones, la emergencia de lo que se ha llamado sociedad civil y de organizaciones no gubernamentales (Durand, 2002, p. 11). El movimiento obrero no es el único referente fundamental a las demandas sociales, son fundamentales los movimientos identitarios. La categoría de Nuevos Movimientos Sociales surge a mediados del siglo xx y tiene que ver con la identidad y las nuevas formas de lucha. Se trata de luchas de diverso tipo: feminismos, ecologismos, pacificación y más tarde diversidad sexual y comunitarismos.
En los últimos tiempos hemos vivido de manera destacada respuestas institucionales que criminalizan y estereotipan a los y las jóvenes. Se da una desatención a los problemas juveniles. Se ignora el hecho de que más de 515 millones de jóvenes en el mundo viven con menos de 2 dólares al día.
Por supuesto que no se puede generalizar y hay que tomar en cuenta condiciones de género, clase, etnia, pero en general, están viviendo una situación precaria. De 1997 a 2007, 121.7 millones de jóvenes fueron excluidos del mercado de trabajo y este proceso se ha acelerado en los últimos años. La juventud no logra incorporarse al mercado laboral: 40.2% de los desempleados en el mundo son jóvenes y crece el desempleo en más de 8%. En España se hablaba de 27% de desocupación juvenil (Valenzuela, 2013). Hoy uno de cada dos jóvenes carece de trabajo en ese país. Entramados sociales marcados por la incertidumbre, el desempleo, la carencia de prestaciones sociales. Educación que ya no es garantía de éxito y de trabajo como lo fue en el pasado y además falta educación o falta de oportunidades en el acceso a la educación superior, tanto por matrícula como por costos. Políticas públicas que por un lado garantizan privilegios y por otro producen que se pierdan prestaciones en detrimento de los y las jóvenes de las clases medias (Valenzuela, 2013). Se da, eso sí, una política social focalizada, dirigida a sectores en pobreza extrema, que garantizan un electorado seguro (clientelas) para el partido gobernante, al menos en el caso de México, aunque no exclusivamente; políticas que tampoco garantizan acceso y permanencia en los mercados de trabajo por las mismas condiciones de exclusión a las que han estado expuestas estas poblaciones pobres. Se desdibujan las certezas de los sectores medios, que ya no pueden construir un futuro, como lo hicieron sus padres, y en general, se pierden asideros.
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