Aina S. Erice - La invención del reino vegetal
Aquí puedes leer online Aina S. Erice - La invención del reino vegetal texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:La invención del reino vegetal
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2015
- Índice:3 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
La invención del reino vegetal: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La invención del reino vegetal" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
La invención del reino vegetal — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La invención del reino vegetal " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Muchos escritores dirán que un libro es como un hijo; en consecuencia, su redacción se convierte en un embarazo-cum-parto literario.
Mienten. Mienten como bellacos. O, mejor dicho, yo mentiría como una bellaca si me adhiriese a sus palabras.
Porque los embarazos+partos duran —y cuestan— menos de lo que ha costado este libro. Y dan menos dolores de cabeza… o, como mínimo, los dan durante sólo nueve meses.
Sin embargo, hay libros que tienen un padre, y en este caso ha sido uno de categoría, el tipo de padre que todo libro querría para sí. José Antonio Marina me propuso la idea, me sugirió y proporcionó bibliografía, me animó en cada etapa del camino. Me mareó cambiándome el índice del proyecto cinco veces. Al final se rindió a la evidencia de que mi tozudez y mis rarezas eran tantas y tan malamente domables que más convenía darme por perdida y dejar que el libro saliese como Dios quisiera. De mis visitas a Madrid, lo que recuerdo con mayor cariño son nuestras comidas «de trabajo», que se alargan durante horas, hasta que la apretada agenda de José Antonio nos obliga a despedirnos. Sin la fe de José Antonio en mí y en mi capacidad de comunicar algo digno de ser leído, este libro no estaría aquí. Nunca podré agradecerle lo suficiente todo lo que ha hecho por mí (aunque ello no me impedirá intentarlo: acuérdate, José Antonio, que ahora que ya tengo carné del club «Escritores publicados», me he ganado el derecho de pagar la comida la próxima vez).
Mis padres han sido los Otros Padrinos del libro. Han soportado malos humores, estrés y frustraciones literarias con gran entereza y dignidad. Salvaron al libro del naufragio cuando estaba a punto de mandarlo todo a freír espárragos. Sin su paciencia, y su insistencia, hoy vosotros no estaríais leyéndome.
En algún lugar leí que no se debe pedir jamás un trabajo de edición/corrección a un miembro de tu familia. Y como nunca me ha gustado acatar normas por sistema, he ignorado tan panchamente tal consejo, y gracias a ello he tenido trabajando conmigo a la mejor editora-correctora que uno pueda imaginar: mi madre. Ella bromea y dice que su nombre debería figurar como coautora del libro (… al menos, espero que fuese broma). Y, en parte, tiene razón: porque tras el abono, siembra, riego y crecimiento de este arbustillo literario, ella cogió las tijeras de podar y se ensañó con el pobre vegetal. Arremetió, de forma despiadadamente profesional, contra toda palabra superflua, expresión rimbombante, párrafo confuso. Hemos discutido, nos hemos peleado, nos hemos gritado por discrepancias sobre si una frase era correcta o no. Incluso ahora tengo miedo de darle el libro «acabado», porque seguro que cogerá las tijeras de podar y me explicará que sigue habiendo cosas que cambiaría, en las páginas 6, 50, 124 y 201 (mentira: la lista de páginas sería mucho más larga…). Y, al final, casi siempre tenía ella razón. Le ha regalado más horas a este proyecto de las que puedo contar. Ha hecho un trabajo maravilloso, poco reconocido y pagado únicamente en besos y abrazos. Si habéis disfrutado leyéndolo, os puedo garantizar que al menos el 40% del disfrute se lo debéis a ella.
Al principio, Ale no estaba muy seguro sobre esta aventura literaria: «¿… No es un poco arriesgado?», me decía, para añadir justo después un «pero me parece muy interesante» que no sonaba demasiado convencido. Con los años, se han invertido las tornas: ahora es él a quien acudo para que me convenza de que estoy escribiendo algo valioso cuando me entran dudas. Aún sigo creyendo que su expresión de grata sorpresa e interés al leer alguno de los capítulos se vería mitigada si aumentase su dominio del castellano. Pero lo cierto es que muchas ideas han madurado y dado fruto gracias a todas esas horas de sofa-ing, de cafés y paseos discutiendo el último artículo que había leído. Tantas conversaciones en las que el pobre se ha interesado sinceramente por temas tan peregrinos como las plantas en sacrificios rituales, o los herbarios ilustrados antiguos (algo que no creo sea sólo el amor; en la batalla Amor vs. Políticas chinas durante la Primera Guerra del Opio, el Amor pierde con frecuencia). Sin su apoyo constante, su fe en mí, y su convicción profunda de que tengo algo interesante que aportar al mundo… bueno, posiblemente habría escrito de todas formas. Pero la experiencia hubiese sido totalmente distinta… y peor.
He tenido fans acérrimas desde antes de que la palabra pasase al castellano. Se llaman abuela y madrina. Han estado pendientes de este proyecto desde su concepción, preguntándome, interesándose, hablando de él a sus conocidos y amigos. De hecho, estoy casi segura de que las primeras veinte copias vendidas las puedo achacar a sus esfuerzos. Cualquiera querría tenerlas como abanderadas de un proyecto así, que han creído sin haber visto.
La mayoría de los escritores de divulgación que he leído tienen una retahíla impresionante de personas con las que han colaborado y a las que tienen algo que agradecer. Bibliotecarios, anfitriones en países distintos, directores de museos, compañeros de trabajo… Yo, eh, no. Será porque soy poco colaborativa y no he pedido ayuda a casi nadie para conseguir acceder a mis fuentes (también es cierto que no he consultado fuentes primarias en vivo y en directo). Pero sí tengo que agradecer encarecidamente a mi padre su ayuda: este libro no tendría la bibliografía que tiene sin su inestimable colaboración.
Los otros dos grandes manantiales bibliográficos de los que he bebido han sido las bibliotecas (y revistas electrónicas) de la Universitat de les Illes Balears, y la biblioteca Ignaziana, gracias a Ale.
En las bibliotecas de la UIB he descubierto joyas interesantísimas que nunca se me hubiese ocurrido buscar siquiera, y sus recursos electrónicos son mi perdición: empiezo buscando un artículo sobre X, y termino yéndome por las ramas y salvando veinte artículos que no tienen mucho que ver, pero que es que parecen tan interesantes, que… Mi bibliografía no existiría sin estos artículos.
La biblioteca de Ignazio es frustrante y estupenda; es endiabladamente complicado encontrar algo cuando lo buscas, pero cuando menos te lo esperas, te tropiezas con un libro fascinante. Gracias a él aprendí cómo hay que hacer el café turco y que existen tejidos hilados a partir de fibras del tallo del loto. La colección entera de la Hakluyt Society me espera…
Como llevo años metida en este berenjenal literario, la cantidad de personas que han sabido de mis cuitas, y se han interesado por el momento del alumbramiento, han sido legión: para todos vosotros, muchas gracias por haberme animado a seguir adelante. Mi más sincero agradecimiento a Xavi Gulíes, a don Pep Miró, a Amalis Riera, a Ana Alemany y Luis Gállego por haber leído con atención algunos pasajes del libro y haberlos comentado conmigo. María Luisa, cuando lo traduzca al italiano te nombraré directora de la campaña publicitaria; Ilaria, tú traducirás conmigo, je je… (las comidas corren de mi cuenta).
Y, last but not least: gracias a ti, que tienes este libro entre las manos, por haber confiado en que su lectura bien valía unas horas de tu tiempo. Esta confianza, que espero no haber defraudado, es lo que da sentido a todo lo que he escrito.
Antes de cerrar el libro, quiero agradecerte el tiempo que has invertido leyendo estas páginas, que espero hayas disfrutado. Muchas gracias, de corazón.
Sin embargo, este libro aún no ha terminado.
Sigue abierto y en expansión, y puedes escoger en qué dirección te gustaría que creciese. ¿Más anécdotas? ¿Críticas botánico-culturales de libros o películas? ¿Recetas de cocina vegetófila, infusiones medicinales? Las posibilidades son infinitas, y mi pluma (y teclado) está(n) al servicio de vuestra curiosidad, si os animáis a compartirla conmigo.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «La invención del reino vegetal»
Mira libros similares a La invención del reino vegetal. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro La invención del reino vegetal y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.