Adeline Rucquoi - La mujer medieval
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- Libro:La mujer medieval
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1985
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La mujer medieval: resumen, descripción y anotación
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Algunas definiciones | M UGER: Mulier que es muger toma nombre de molleza o blandeza assi como vir es varón tomo nombre de virtud: esto por diferenciar el sexo: ca ombre es vocablo que abraça assi al varon como a la muger. Fembra: Femina la que se iunta al masculo assi dicha de las partes çagueras de los muslos donde el un sexo feminil parece ser distinguido del viril. Otros piensan que femina se diga de la ethomologia griega de fos por encendida natura: porque las fembras mas ganosamente cobdicien y se encienden en el coito. Femina en el prural numero viene de femen… que son las partes de los muslos traseros que se llegan al cavallo quando cavalgamos: y son las partes de los muslos çagueras en que mas abonda la sangre que en otra parte de las piernas. Madre: Mater… se dize madre porque della se faze algo quasi materia… Madre es la que pare qualquier animal y los antiguos quisieron que se llamase madre el ama que cria… Virgen: Virgo se dize virgen que no es corrompida y es guardada con mucha diligencia del padre y de la madre. Viuda: Vidua que es biuda se dize por ser apartada de la compaña del varón… o se dize vidua porque aya estado con su marido y despues de la muerte de su primero varon nunca se aya llegado a otro varon. Ramera: Meretrix tiene esta diferencia de prostibula: que meretrix que es ramera no estan publica y gana mas ocultamente. La prostibula que es mundaria esta de dia y de noche ante su botica presta a todos. Prostibula: Prosedas… las mundarias que estan sentadas ante sus boticas… dizense prostibulas o prostitutas. Fornicaria: Fornix… fornices son edificios arqueados y dende se dizen fornicarias las mundarias que yazen publicamente en los logares publicos y arqueados para esto establecidos. (ALFONSO DE PALENCIA, «Universal vocabulario», Sevilla, 1490, ed. por John M. Hill, Madrid, Real Academia Española, 1957). |
Mujer y moda | E N usar de vestiduras muy preçiosas de diversas fechuras, algunas veses es pecado e otras non. Por lo qual es de saber que, o la muger quiere usar vestiduras muy fermosas allende de su estado, o tanto como su estado fuere. Ca la primera sienpre es pecado por que todas las cosas que se fasen contra ley e contra rason son pecado; e esto puede ser en dos maneras: la primera essi alguna muger quiera traer vestiduras mucho mas que puede sofrir su fasienda, la segunda si quiere traer vestiduras mayores que su estado aun que non sean mayores que sus riquesas. Ca asi como alguna mujer de baxo linaje, aun que sea muy rica, en tal manera que ella segunt su fasienda podra traer vestiduras como traen las reynas, non se amenguara por eso su fasienda. Enpero, pecado sera que esta muger quiera traer vestiduras mayores que su estado, como una reyna o grant dueña, e asi de los otros estados. La desonestidad de las vestiduras non esta prinçipal mente en ser de buenos paños, mas esta en diversas figuras e trajes de ropas e diversos apostamientos de oro e de plata, los quales a veses demuestran ufania e desonestidad (…). Ca si la muger es de pequeño linaje e casada con varon de pequeño estado, aun que sea muy rica, non deve traer vestiduras de muy grande preçio, nin diversidades de grandes fechuras, asi como de reynas o grandes señoras. Eso mismo, si la muger es de muy grande linaje, enpero es pobre, si quiere traer vestiduras mayores que basta su fasienda, aun que fuesen convinientes segunt su linaje, pecado es. Pues entonçes diremos que trae alguna muger vestiduras segunt su estado quando su fasienda e su linaje o dignidad las requieren o las pueden sofrir, e poniendo esto en cada muger. (ALFONSO DE MADRIGAL, «el Tostado», «Confesional» [hacia 1440], B. N. Madrid, Ms. 4183). |
F RAY Tolomeo dise que en el año del Señor de nueveçientos e ochenta e quatro fue elegido en papa Juan, deste nombre octavo, çiento e ocho desde sant Pedro. Et dise que este a la Yglesia engaño, ca era muger. La estoria de la qual, por que cosa es singular, brevemente pasare. Dise que era esta una moça ynglesa que, mudado el abito feminil, en el estudio de Atenas aprendio, e tanto de las çiençias alcanço que su ygual non ser podia alcançar nin fallar. Esta, viniente en Roma, leyo por espaçio de tres años, en tanto famosa que grandes maestros tenia por deçipulos. E por causa de la su grand çiençia e singular vida, los cardenales, muerto el papa Benedito, deste nombre terçio, eligieron a ésta en papa, e pusieronle nombre Juan en concordia, nemine discrepante. E la dinidat papal non le pudo los apetitos naturales estinguir, asy que de un su cubiculario el santo padre se ovo de empreñar. E como un dia fuese desde Sant Pedro a Sant Juan de Letran, vinole la ora del parto, e non pudo al faser que non pariese en camino, conviene a saber entre la yglesia de sant Clemeynte e Coliseo. E como fue parida, murio e fino. E alli fue sepultada. (ALFONSO DE TOLEDO, «Invencionario», 1467, «Historia de la papisa Juana». B. N. París, Mss. Esp. 204). Rechazada por su tía a la que había pedido cobijo para una noche, María, sobrina de un párroco, sale de la ciudad al anochecer y se encuentra con el Diablo, disfrazado de hombre). El Diablo: (…) Niña bonita, ¿por qué estás aquí sentada tan desesperada? ¿Te ha hecho daño alguien, con o sin razón? Yo te vengaré, como lo haría cualquier hombre decente. No puedo creer que hayas cometido nada malo, y por lo tanto me ofrezco a ti para consolarte. María: ¡Dios, ayúdame! ¿Por qué estaré yo tan espantada? ¿Qué me pasa? No puedo explicármelo, pero desde que puse los ojos en este hombre, cuán débilmente está latiendo mi corazón. El Diablo: Niña bonita, no temas ningún mal o pena. No te haré daño ni te molestaré. Pero te prometo que si quieres seguir mis consejos e ir conmigo, pueden estar segura de que, en poco tiempo, haré de ti una señora de señoras. María: Amigo, estoy aquí sentada casi fuera de mí, tan turbada y tan deshecha por las palabras de represión que tuve que oír, sin ninguna culpa por mi parte —puta, furcia, ramera— que me entregaría felizmente al Diablo como a Dios, porque estoy aquí medio loca. El Diablo: Por Lucifer, ¡no puedo fallar! Se le ha pasado ya la ira, y ahora está sentada como si fuera a convertirse en piedra por desesperación. No me puedo quejar, porque lo mismo puedo esperar ganar. Niña bonita, ¿déjame preguntarte si quieres ser mi amiga? María: ¿Quién eres, amigo? El Diablo: Un Maestro en Artes, y no fallo nunca en lo que emprendo. María: Me da igual con quien vaya yo: iría lo mismo con lo peor que con lo mejor. El Diablo: Si me quieres dar tu amor te enseñaré las artes como nadie más podría hacerlo: las siete artes liberales, retórica, música, lógica, gramática, geometría, aritmética y alquimia, que son todas de las más importantes. No hay mujer en el mundo tan entendida en ellas como yo te haré a ti. María: Pareces efectivamente ser un hombre lleno de artes. ¿Quién eres pues? El Diablo: ¿Qué importa? Sería mejor para ti no preguntarme quién soy. No soy el mejor de mi familia, pero nadie te querrá tanto como yo. (…) María: Está bien dicho, pero ya que estamos hablando, antes de que nos unamos en amistad, enséñame las siete artes liberales, porque me deleito mucho en esas cosas. Me las enseñarás, ¿verdad? El Diablo: ¡Puedes confiar en mí para ello! Te enseñaré todo lo que necesites saber. María: Nigromancia, este es arte hermoso (…). Es un arte que quisiera saber. El Diablo: Bonita inocente, todo cuanto conozco está a tu disposición, para hacerte feliz; pero no estudié nunca la nigromancia, que es arte muy complicado y difícil, que encierra muchos peligros (…). |
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