MONEYLAND
V.1: noviembre, 2019
Título original: Moneyland. Why the Thieves and Crooks Now Rule the World and How to Take it Back
© Oliver Bullough, 2018, 2019
© de la traducción, Joan Eloi Roca, 2019
© de esta edición, Futurbox Project S.L., 2019
Todos los derechos reservados.
Diseño de cubierta: Pete Dyer
Ilustración de cubierta: Sinem Erkas
Publicado por Principal de los Libros
C/ Aragó, 287, 2º 1ª
08009 Barcelona
info@principaldeloslibros.com
www.principaldeloslibros.com
ISBN: 978-84-17333-74-4
IBIC: JF
Conversión a ebook: Taller de los Libros
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser efectuada con la autorización de los titulares, con excepción prevista por la ley.
MONEYLAND
Por qué los ladrones y los tramposos controlan el mundo y cómo arrebatárselo
Oliver Bullough
Traducción de Joan Eloi Roca
Sobre el autor
O liver Bullough es un conocido periodista autor de dos libros de no ficción sobre la historia y la política de Rusia: The Last Man in Russia, nominado al premio Dolman, y Let Our Fame Be Great, obra por la que Bullough fue nominado al prestigioso premio Orwell y recibió el premio Cornelius Ryan de Estados Unidos. Actualmente, colabora con medios de comunicación como The Guardian, The New York Times y GQ.
@oliverbullough
MONEYLAND
Estos son los hombres que han robado al mundo entero
H ace tiempo, si un funcionario robaba, podía comprarse un coche o construirse una casa nueva, pero eso era todo. Si continuaba robando, el dinero se acumulaba hasta que no quedaba espacio donde ocultarlo o se lo comían los ratones.
Pero, entonces, a un reducido grupo de banqueros londinenses se le ocurrió una gran idea: los paraísos fiscales, lugares imaginarios donde el dinero podía moverse libremente. Esta innovación dio lugar a una ingente cantidad de riquezas ocultas que esquivan las leyes para proteger a sus poderosos dueños.
Oliver Bullough, célebre periodista de investigación, nos acompaña en un viaje por Moneyland, un lugar secreto y sin ley, hogar de los superricos apátridas. Descubre cómo instituciones de Europa y Estados Unidos se han convertido en máquinas de blanqueo de capitales que han debilitado los cimientos de la estabilidad occidental. Identifica a los cleptócratas y conoce a los heroicos activistas que luchan por evitar que estos ladrones controlen el mundo entero.
«Si quieres saber por qué los sinvergüenzas de todo el mundo y sus respetables consejeros financieros caminan con la cabeza bien alta mientras el resto de los mortales pagan impuestos, este es el libro ideal para ti.»
John le Carré
Libro del año según The Times, The Daily Mail y The Economist
Libro del mes en las librerías Waterstones
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CONTENIDOS
1. La cueva de Aladino
C uando los franceses se rebelaron en julio de 1789, capturaron la prisión de la Bastilla, el símbolo de la brutalidad de sus gobernantes. Cuando los ucranianos se rebelaron en 2014, ocuparon el palacio presidencial, Mezhyhirya, que simbolizaba la codicia de sus dirigentes. Los inmensos terrenos del palacio incluían jardines acuáticos, un campo de golf, un templo de estilo griego, un caballo de mármol pintado con un paisaje de la Toscana, una colección de avestruces, un coto de caza con jabalíes salvajes y una cabaña de madera de cinco pisos donde el antiguo presidente del país, Víktor Yanukóvich, daba rienda suelta a su mal gusto y a su tendencia a lo vulgar y estrafalario.
Todo el mundo sabía que Víktor Yanukóvich era un hombre corrupto, pero no habían visto el alcance de su riqueza hasta entonces. En una época en que el nivel de vida de los ucranianos de a pie llevaba años estancado, el presidente había acumulado una fortuna de cientos de millones de dólares, como lo había hecho su círculo de amigos. Tenía más dinero del que necesitaría jamás y no disponía de suficientes salas donde guardar sus tesoros.
Todos los jefes de Estado tienen palacios, pero normalmente estos pertenecen al Gobierno, y no al individuo. En los casos excepcionales en que los palacios son de propiedad privada, como por ejemplo el de Donald Trump, suelen haberlos adquirido antes de ocupar su puesto político. Sin embargo, Yanukóvich había construido su palacio mientras percibía un salario público, y por eso, los manifestantes se agolparon para ver su enorme cabaña de madera. Se quedaron maravillados al contemplar el edificio principal, las fuentes, las cascadas, las estatuas y los exóticos faisanes. Era un templo al mal gusto, una catedral del kitsch, el epítome del exceso. Los habitantes de la localidad alquilaban bicicletas a los visitantes. Era un lugar tan grande que no había otra forma de verlo todo sin agotarse, y a los rebeldes les llevó días explorar todos sus rincones. Los garajes eran como la cueva de Aladino, estaban llenos de objetos dorados, algunos de ellos valiosísimos. Los rebeldes llamaron a los conservadores del Museo Nacional de Arte de Kiev para que se lo llevaran todo antes de que sufriera daños, y preservarlo para la nación y exhibirlo al público.
Había montañas de velas pintadas de oro, paredes enteras con retratos del presidente. Encontraron estatuas de dioses griegos y una intrincada pagoda oriental esculpida en el colmillo de un elefante. Había iconos, docenas de ellos, rifles y espadas antiguos, y también hachas. Hallaron un certificado que declaraba que Yanukóvich era «el cazador del año» y documentos que confirmaban que habían bautizado una estrella en su honor y otra en honor a su esposa. Algunos de los objetos se exhibían junto a las tarjetas de los funcionarios o empresarios que habían hecho los regalos al presidente. Eran un tributo al gobernante: pagos anticipados para asegurarse de que conservaban el favor de Yanukóvich, lo que permitiría que siguieran participando en los tinglados que los hacían ricos.
Ucrania es tal vez el único país de la faz de la Tierra que, después de haber sido saqueado por un matón borracho de codicia, exhibió los frutos del execrable mal gusto de este y de sus amigos en una exposición completa de arte conceptual;