[El pacto es] probablemente el concepto menos entendido y al mismo tiempo el más importante de toda la Biblia. Es a su vez el corazón y el fundamento de la relación de la humanidad con Dios.
—J. E. LEONARD
L A IDEA DE vivir una buena vida de éxito, bendición y favor puede ser controversial entre el pueblo de Dios. Algunos quieren ser bendecidos y vivir en abundancia, pero se sienten culpables por ello. Otros creen que los creyentes no deben desear tener riquezas. Ellos creen que cuando somos salvos debemos hacer un voto de pobreza. El otro extremo ve a Dios como una máquina de juegos de azar. Ellos piensan: “Si desarrollo la fórmula perfecta para la oración, la adoración, la fe y la declaración, obtendré mi bendición”.
El vivir una vida exitosa es más que obtener dinero. Tenemos que expandir nuestro entendimiento de lo que significa la prosperidad. Según la Strong’s Complete Concordance of the Bible, una palabra hebrea para prosperidad es shalom, que es la palabra para “paz”. Shalom también significa “plenitud, sanidad, bienestar y paz”. Representa plenitud en número y seguridad y sanidad del cuerpo físico. El término shalom también se refiere a nuestra relación con Dios y con las personas.
La prosperidad es tranquilidad, reposo, abundancia y paz. Las palabras asociadas con reposo son bondad, agradable, beneficio, bienestar, prosperidad y felicidad.
La paz tiene una naturaleza capaz de cubrir todas las áreas de nuestras vidas. Si nos hallamos en angustia financiera, no podemos mantener un empleo, observamos dificultades recurrentes en nuestras relaciones y nunca somos capaces de realizar nuestros sueños, no estamos en paz.
Cristo trae paz a nuestras vidas a través de un pacto. El pacto de Dios con nosotros es un pacto de paz. Vivir una vida buena y próspera tiene que ver con habitar en el pacto de paz o shalom con Dios. La religión nos ha condicionado a creer que la vida debe ser una llena de problemas y que un día iremos al cielo y entonces tendremos paz. La paz no solamente es para experimentarse en el cielo, sino también aquí y ahora en la tierra. Sus días no deben estar llenos de problemas. Eso no significa que no van a surgir problemas, pero usted se puede parar firme y decirle al problema que huya. Usted no tiene que vivir una vida de preocupaciones y ansiedad. La paz es de usted. La prosperidad es de usted. Aun cuando los problemas llegan, no pueden robarle su paz.
Todo el mundo busca la paz. Sin embargo, solamente hay un camino hacia la paz y es a través de Jesús. Él dice: “Yo soy el camino... ” (Juan 14:6). En Jueces 6:24, Él es llamado Jehová shalom: “El Señor es paz”. Jesús es parte de la Trinidad. Con quien quiera que ellos sean identificados, Jesús también lo es. Tener a Jesús en nuestro corazón es el camino hacia la paz. Sin Jesús, no hay paz. Es aquí cuando la prosperidad llega; cuando la bendición llega. La paz es lo que usted posee como santo de Dios.
Usted también es un pacificador y según Mateo 5:9, usted es bienaventurado. Usted lleva shalom adondequiera que va, porque Jesús está en su interior. Usted puede cambiar completamente la atmósfera de un lugar porque el Príncipe de paz habita en su interior. Este es su pacto.
¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
—ROMANOS 10:15
El Evangelio consiste en que Jesucristo vino y murió para que pudiéramos experimentar el shalom de Dios. El castigo—el precio—de nuestra paz fue sobre Él. Él fue azotado y crucificado para que pudiéramos tener paz. Todo aquel que cree en el Mesías y se somete a Él, puede tener paz.
Usted puede tener prosperidad y vivir seguro y todas las bestias feroces tendrán que huir de su vida. Usted no será atormentado por demonios. Usted tendrá la bendición de Dios.
Es la garantía de su pacto de paz. Les pertenece a los santos de Dios. Así que no importa cuán difícil sea la noticia, no permita que el enemigo le robe su paz y su shalom.
No importa lo que suceda, diga: “Jehová Shalom, tú eres mi paz. Tú eres mi prosperidad. Tú eres quien me da shalom. Me niego a ser atormentado por el enemigo, a ser irritado, agobiado, oprimido, pobre o arruinado. Me niego a no tener la paz de Dios, porque Jesús fue castigado por mi paz. Soy un santo de Dios. Estoy bajo el pacto. Tengo el derecho a la paz. Puedo caminar en ese pacto. Podrán caer mil a mi lado y diez mil a mi diestra, pero a mí no llegarán, porque tengo un pacto de shalom”.
Entienda que esto no es algo que vendrá un día. Está aquí y es suyo. Jesús es el Príncipe de paz. ¿Tiene a Jesús en su interior? Su paz es sobrenatural. Ya está hecho. Todo lo que usted tiene que hacer es caminar en fe y será suyo. Esta es la razón por la que vino Jesús.
Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
—ROMANOS 14:17
La paz es el reino de Dios. Si usted no está en el reino, entonces no tiene shalom. Si se considera hijo de Dios, pero mantiene mucha confusión, algo anda mal. Un hijo de Dios está en paz con todos (Romanos 12:18; Hebreos 12:14). ¿Es usted una persona pacífica? ¿Le gusta el desorden? La intención de Dios con la iglesia es que sea un modelo de shalom para el mundo.
Cuando el mundo lucha por encontrar la paz, ¿a dónde puede ir? ¿A quién puede acudir? ¿Dónde está el modelo de la paz? ¿Quién puede ser un modelo de paz para el mundo? ¿A quién puede acudir un grupo de personas de diferentes contextos, blancos o de color, judíos o gentiles, que estén unidos en paz por el Príncipe de paz? Solamente hay un lugar en donde esto sucede: la iglesia, donde el lobo mora con el cordero (Isaías 11:6; 65:25).
Esta es una imagen que representa la llegada del Príncipe de paz al corazón de la gente, a través de lo cual las personas pueden amar a quienes una vez odiaban. No podemos ser hijos de Dios si odiamos a la gente. La iglesia es un lugar donde podemos mostrarle al mundo cómo vivir en paz. Este es nuestro llamado, y por ello seremos bendecidos. ¡Bienaventurados son los hacedores de shalom!
A veces nos encontramos tan involucrados en contiendas que comenzamos a pensar que es normal tener problemas. Pero no lo es. Encomiende los días de su vida a que sean de paz y llenos de bendición y prosperidad. Declare bendición y prosperidad sobre su vecino, su familiar atribulado y sus compañeros de trabajo.
Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala.
—1 PEDRO 3:10-11
Algunos no sienten que están vivos a menos que enfrenten dificultades. Pero Jesús no murió para que usted viviera así. Podemos tener una vida plena, especialmente cuando refrena su lengua del mal. Cuide su boca. No chismee, discuta, pelee o provoque confusión. Y no ande con quienes se comportan así. Busque la paz. La paz es prosperidad. No podemos ser prosperados si no controlamos nuestra lengua. Una persona bendecida es alguien que sabe cuándo callar.
El reino de Dios es una comunidad de paz. Los salvos son personas pacíficas. Podemos no estar de acuerdo con alguien y aún ser pacíficos. Las disputas no pertenecen a la casa de Dios, o a la vida de su pueblo. Santiago 3:17 dice: “Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna (“dispuesto a ceder”, accesible) [paréntesis añadido por el autor], llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía”.
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