John Eckhardt - Oraciones que mueven montañas: Poderosas oraciones que traen respuestas desde el cielo

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¡Quítate!

Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.

Marcos 11:23-24

¿ A qué montaña se está enfrentando en esta época de su vida? ¿El desempleo? ¿Problemas económicos? ¿Un matrimonio difícil? ¿Enfermedad? ¿Ejecución hipotecaria? ¿Un pecado al que no puede derrotar? Sea lo que sea, la solución está en que se dirija a esa montaña y le diga: “¡Quítate!”.

Nos han sido devueltas las claves para la liberación, la libertad y la vida abundante. Jesús vino para devolvernos nuestra autoridad en la tierra a fin de poder ejercitar la oración y la fe para traer la voluntad de Dios del ámbito celestial a la esfera terrenal, afectando a nuestra vida aquí y ahora.

La Biblia dice que usted puede decretar y declarar cosas con su boca, y sucederán (Romanos 4:17). Según Josué 1:8, usted tiene el poder para hacer prosperar su camino, para allanar las montañas que haya en su camino. Al meditar y obedecer la Palabra de Dios, se sitúa en un lugar de vida y bendición. La decisión es donde radica su poder. Lo que usted decida decir y declarar debe coincidir con su forma de vivir y con aquello en que medita.

La característica de una persona justa es la fe en Dios. Usted debe conocer a Dios para tener fe en Él. La clave para mover montañas es realmente conocer a Dios y habitar en su presencia. El justo vive por la fe en Dios y no confía en sus propias capacidades o lo que otras personas puedan hacer por él. Jesús lo dijo: “Tened fe en Dios” (Marcos 11:22).

No eleve sus problemas hasta un nivel en el que se conviertan en su ídolo. Usted sirve a un gran Dios que es fiel para liberar a su pueblo de todos sus problemas (Salmos 34:17, 19). Camine en fe. La oración puede cambiar las cosas. La adoración puede cambiar las cosas. Su fe puede mover montañas. Usted prosperará aun en los tiempos malos. Su prosperidad no depende del mercado de valores, del NASDAQ o de los índices hipotecarios. Su prosperidad depende de Dios. Sea un dador. Sea un adorador. Sea obediente. Viva de forma transparente. Dios le prosperará y bendecirá.

Cuando Él mandó todas las plagas sobre los egipcios en la tierra de Gosén, ninguna recayó sobre los judíos. Ellos fueron protegidos de la langosta, de las plagas y del juicio. Pídale a Dios que ponga una unción Gosén sobre usted. Puede que caiga sobre esta persona o sobre aquella. Puede que haya oscuridad por ahí, pero usted tendrá sol. Quizá la langosta se coma la cosecha de otras personas, pero usted tendrá lluvia sobre sus cosechas, porque está bajo la protección de Dios. “El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente… Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará” (Salmos 91:1, 7), porque usted camina por fe y no por vista.

Ponga su confianza en Dios. Tenga fe en Dios para poder decir a su montaña: “Quítate y échate en el mar”, y si no duda en su corazón, sino cree que lo que diga sucederá, recibirá cualquier cosa que diga.

En este libro voy a enseñarle cómo hablar a las montañas y a cualquier cosa que se interponga en su camino. Aprenderá usted a decir: “¡Quítate!”. Su fe en un Dios grande es la clave para esto. Si usted habla en fe, su fe puede mover montañas. Cuando algo se interponga en su camino, háblele. No hay ningún programa del gobierno que pueda mover su montaña, ni ninguna página como quitamimontaña.com. ¡No! Hable, aprenda a caminar y a vivir por fe. No se desanime ni se enrede en montañas económicas y en otros problemas que le desgastan. Usted tiene el poder para mover montañas.

Dios siempre está sentado en el trono. La salvación no se trata solamente de ir al cielo, sino también de gobernar y reinar en su autoridad en la tierra. Se trata de vivir en el Reino de Dios. Estamos viviendo en la era del Reino ahora: la era de salvación, liberación, gracia, gloria, poder y prosperidad. Su fe es la clave para que todo esto suceda.

Gracias a Cristo soy libre, y a quien el Hijo liberta es verdaderamente libre.

No pongo mi confianza en el hombre. No pongo mi confianza en la carne. Pongo mi confianza en Dios.

Vivo por fe. Camino por fe y no por vista.

Soy responsable de mis decisiones y elecciones. Tomo una decisión. Escojo la vida. Escojo las bendiciones. Escojo la Palabra de Dios. Escojo la sabiduría.

Gracias, Señor, porque soy responsable de hacer mi camino próspero y tener éxito.

Tengo fe para hablar a los montes, y me obedecerán.

Mi corazón nunca se apartará de ti, Señor. Siempre serviré a Dios.

Gracias, Señor, por la prosperidad. Floreceré porque vivo en los días del Mesías.

Prosperaré y tendré éxito por la gracia de Dios, en el nombre de Jesús.

[De John Eckhardt, Oraciones que derrotan a los demonios (Casa Creación, ©2009), pp. 50-51.]

Hablo a cada monte de mi vida y le ordeno que sea quitado y echado al mar (Marcos 11:23).

Ordeno a todo monte económico que sea quitado de mi vida, en el nombre de Jesús.

Que todo monte maligno escuche la voz del Señor y sea quitado (Miqueas 6:2).

Profetizo a los montes y les ordeno escuchar la Palabra de Dios y ser quitados (Ezequiel 36:4).

Que las montañas tiemblen ante la presencia de Dios (Habacuc 3:10).

Contiendo contra todo monte y le ordeno escuchar mi voz (Miqueas 6:1).

Convierto en desolación los montes de Esaú (la carne) (Malaquías 1:3).

Levanta tu mano, oh Señor y trastorna de raíz los montes (Job 28:9).

Ordeno a todo monte de deuda que sea quitado y echado al mar.

Señor, tú estás en contra de todo monte de destrucción (Jeremías 51:25).

Que los montes tiemblen ante tu presencia, oh Dios (Jueces 5:5).

Convierte en soledad todo monte de maldad en mi vida, oh Señor (Isaías 42:15).

Trillo todo monte y lo moleré, y los collados reduciré a tamo (Isaías 41:15).

Cada monte en mi camino se convertirá en llanura (Zacarías 4:7).

Capítulo 1
La oración de fe

Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.

—Santiago 5:15

Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.

—Mateo 21:22

Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.

—Hebreos 11:6

L a oración de fe es valiente y se hace desde un fundamento de fe sólido. La persona que hace esta oración está segura de la voluntad de Dios para la situación o el asunto entre manos. Tiene seguridad y esperanza, sabiendo que es la voluntad de Dios responder a su oración. “La oración de fe tiene poder. La oración de fe tiene confianza. La oración de fe tiene sanidad para el cuerpo y el alma”.