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El Rey invisible y su Reino por John Eckhardt
Publicado por Casa Creación
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No se autoriza la reproducción de este libro ni de partes del mismo en forma alguna, ni tampoco que sea archivado en un sistema o transmitido de manera alguna ni por ningún medio –electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otro– sin permiso previo escrito de la casa editora, con excepción de lo previsto por las leyes de derechos de autor en los Estados Unidos de América.
A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, versión Reina-Valera, revisión 1960. Usada con permiso.
Traducido por: Belmonte Traductores
Director de diseño: Bill Johnson
Originally published in the U.S.A. under the title: The Invisible King and His Kingdom;
Published by Charisma House, A Charisma Media Company
Copyright © 2011 John Eckhardt
All rights reserved
Visite la página web del autor: www.impactnetwork.net
Copyright © 2011 John Eckhardt
Todos los derechos reservados
Library of Congress Control Number: 2011929145
ISBN: 978-1-61638-304-6
E-book ISBN: 978-1-61638-508-8
11 12 13 14 15 * 7 6 5 4 3 2 1
Impreso en los Estados Unidos de América
ÍNDICE
H UBO MUCHOS QUE escucharon las palabras del Reino y no las entendieron. El Reino era un misterio que fue revelado a algunos y oculto a otros. Este libro está pensado para ofrecerle un mayor entendimiento del Reino.
Es importante entender el Reino en su contexto del primer siglo. ¿Qué significó el anuncio del Reino para un judío que vivía en la época de Cristo? ¿Cuál es el contexto histórico del mensaje del Reino? ¿Qué fuerzas estaban operando durante la época del anuncio? Este libro le ayudará a entender el contexto, y eso dará como resultado un entendimiento mucho mayor del Reino de los cielos.
El anuncio del Reino no llega en medio de un vacío. Hay un telón histórico en la llegada del Reino. Jesús llegó en la plenitud del tiempo, al final de la era (o la consumación de la era). El tiempo estaba establecido (cumplido). Es imposible entender el Reino sin tener una perspectiva histórica. Uno no puede simplemente agarrar la Biblia, ir al relato de Mateo, leerlo y entender por completo el mensaje del Reino.
El Reino de Dios es el gobierno de Dios sobre Israel y el mundo. La esperanza de Israel era la esperanza de una edad dorada de justicia introducida por el Mesías, el Hijo de David. Ellos esperaban la restauración del reino davídico y la reconstrucción del tabernáculo de David. El Reino sería la era del Mesías.
El Mesías sería un rey victorioso que derrotaría a los enemigos de Israel y gobernaría en justicia. Esa era la esperanza de los profetas. Las profecías se dieron en épocas de gran apostasía y oscuridad. Cuando Israel vivía bajo el yugo de enemigos extranjeros, se aferraba a esas profecías como esperanza para un futuro brillante. Durante los días y años más oscuros de sufrimiento y derrota, esas profecías les daban esperanza.
Los profetas utilizaban lenguaje figurado para describir la era del Reino que llegaría.
• Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán (Isaías 35:5).
• Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad (Isaías 35:6).
• Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad (Isaías 35:8).
• Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría (Isaías 35:10).
• Decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado (Isaías 40:1-2).
• Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado (Isaías 40:5).
• He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará… Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos (Isaías 40:10-11).
El Siervo del Señor traería juicio a las naciones y establecería juicio en la tierra. Sería dado como un pacto para el pueblo y una luz para los gentiles. Él abriría los ojos de los ciegos y sacaría de la cárcel a los prisioneros (Isaías 61:1). La gente declararía su alabanza en las islas. Él convertiría en luz la oscuridad y enderezaría lo torcido (Isaías 42:12, 16).
El Señor derramaría agua sobre los sedientos y torrentes sobre la tierra seca. Derramaría su espíritu sobre la simiente de Israel y su bendición sobre su descendencia. Él borraría sus transgresiones y pecados y los redimiría (Isaías 44).
El Señor levantaría a las tribus de Israel y restauraría a los preservados de Israel. Él sería una Luz para los gentiles y salvación para los confines de la tierra. Él oiría en el tiempo aceptable y ayudaría en el día de salvación. Establecería la tierra y haría que heredase las herencias desoladas. Ya no tendrían hambre o sed jamás; tampoco el sol les golpearía. Él tendría misericordia de ellos y los guiaría junto a corrientes de aguas. Él haría un camino de las montañas, y sus caminos serían exaltados. Los cielos cantarían; la tierra se llenaría de gozo; los montes romperían en canto debido al consuelo y la misericordia del Señor. Los gentiles llevarían a sus hijos en sus brazos y a sus hijas sobre sus hombros. Reyes serían sus padres y reinas sus madres. Toda carne conocería que el Señor era su Salvador y Redentor (Isaías 49).
El Señor consolaría a Sión y consolaría sus lugares desérticos, y haría sus desiertos como el Edén y como el huerto del Señor. Llegarían la justicia y la salvación. Los cielos se desvanecerían como humo y la tierra se desgastaría como ropa, pero la salvación de Él sería para siempre, y salvación de generación a generación (Isaías 51:6, 8).
Llegarían buenas nuevas; se publicaría salvación. Los lugares desérticos de Sión estallarían de gozo y cantarían juntos. El Señor mostraría su brazo santo ante los ojos de las naciones, y los confines de la tierra verían la salvación de Dios. Muchas naciones serían asombradas, y reyes cerrarían su boca ante el Mesías (Isaías 52:15).
La estéril rompería a cantar y necesitaría extender el lugar de su tienda, porque se extendería en la mano izquierda y en la mano derecha. Dios sería llamado “el Dios de la tierra”. El pacto de paz de Dios no sería eliminado. Dios pondría colores a sus piedras y zafiros a sus fundamentos. Los hijos de Israel serían enseñados del Señor y tendrían gran paz (Isaías 54).
Naciones correrían a Israel debido a la gloria de Dios. Saldrían con alegría y serían guiados con paz. Las montañas y los montes romperían a cantar, y los árboles del campo aplaudirían. En lugar de la zarza crecería ciprés, y en lugar de la ortiga crecería arrayán (Isaías 55:12-13).
Dios llevaría a los hijos de la extraña a su monte santo y les llenaría de gozo en la casa de oración. Sus ofrendas serían aceptadas, y la casa de Dios sería una casa de oración para todas las naciones. Dios reuniría a los esparcidos de Israel y a otros a Él (Isaías 56:7-8).
El Señor vendría y daría furia a sus adversarios y recompensa a sus enemigos. El Redentor vendría a Sión y quitarían la transgresión de Jacob. El espíritu y la palabra no se apartarían de su simiente, ni de la simiente de su simiente, para siempre (Isaías 59:21).
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